Además-2

 

 

Poema nº 13

 

Lamento

                                               Angustia

No te esperaba tan pronto

                                               Fin: ya llegaste

aún no estoy preparado

                                               Para llevarme al largo viaje de la eternidad

aunque pensándolo bien

                                               ó del no ser

para que más

                                               la duda me invade

Tengo mi cuerpo desnudo para ti

                                               Aparecer

y mi alma está tranquila para el viaje

                                               y

No debo nada a nadie

                                               desaparecer

ni nadie me debe

                                               en un tiempo tan pequeño

El vino y la casa se los dejo a mi mujer

                                               total para qué?

Para que pueda seguir gozando del amor

                                               Para luchar

con mis amigos

                                               para pelear

A mis hijos les doy mis ropas

                                               para sufrir

y unas pocas monedas de oro para que empiecen a vivir

                                               para trabajar

y no me queda nada más, ya podemos irnos

                                               Más hubiese valido no haber nacido

El viaje va a ser largo

                                               Para evitar este lamento de angustia.


 

 

 

Poema nº 14

 

A ti van dedicadas estas palabras

a ti que me ayudaste con una sonrisa

a ti con quien el vivir fue una necesidad

a ti que una noche me dijiste que me querías

y me hiciste sentir como el hombre

más feliz de este mundo,

a ti, a quien incluso llegué a querer

como nunca lo podía haber hecho.

A ti que cuando más te necesitaba

me negaste la mano.

A ti van dedicadas estas palabras de amor y de pena.


 

Poema nº 15

 

Toda la noche había caminado

Los ojos hundidos y la mirada en el horizonte

Los labios amoratados y las palabras olvidadas

El pelo y la barba húmedos por el rocío

Las manos temblorosas extendidas al viento

Los pies continuaban su marcha hasta que

el cuerpo cayó

cayó

            cayó

                        cayó

La sangre aún caliente bañaba

los ojos, los labios, el pelo y la barba,

las manos y los pies.

El sol empezó a brillar,

a lo lejos una mujer calienta el desayuno.


 

 

Poema nº 16

 

No lo entenderéis

no entenderéis que no necesito una botella

ni una novia oficial

ni un traje de etiqueta.

No necesito un trabajo seguro

ni un jefe bueno

ni a ti amigo consejero.

No entenderéis nunca

que no me importa la política,

ni el deporte, ni la economía,

ni vuestros defectos ó

vuestras virtudes.

No entenderéis que mi vida sea mía,

que yo me tenga a mi mismo

y que ando porque me mueven mis pies

no los vuestros.

No entenderéis que quiera estar solo,

sois tan orgullosos que me necesitáis para que os adule

ó para castigarme,

para que me ponga alegre cuando estáis alegres

ó me ponga triste cuando os vea llorar.

No entenderéis que no os necesito

entonces ¿porqué no me dejáis vivir?


 

 

Poema nº 17

 

Es bonito recordar cuando se es feliz

pero hay momentos como el mío ahora que,

recordar es abrirse las entrañas

desgarrarse el corazón y llorar,

llorar tanto que hasta los ojos se secan

para mirar el horizonte,

con la esperanza de morir ó

con la angustia de sentir.

Recuerdos que queman mi alma

recuerdos que explotan mi garganta

recuerdos cuando estoy solo

cuando la humanidad no es más importante

que una gota de agua en un océano,

recuerdos cuando las líneas etéreas de mi espíritu

lo abandonan para no morir con él

cuando es de noche todo el día

ó cuando es una eternidad esta agonía.


 

 

Recuerdo nº 1

 

Aquella muchacha tenía un pañuelo de flores rojas y negras, y siempre rodeaba su cuello. Aquella muchacha tenía los ojos negros y grandes pero su mirada iba dirigida al horizonte, tal vez al horizonte de otra persona. Muchos días me acercaba al puerto solo por verla pasar, después se sentaba en el muro que rodea a la terraza y mirando al mar sus ojos parecían preguntar y debía de existir un diálogo entre ellos y el mar, porque a veces los dos sonreían y otras veces se enfadaban. Aquella muchacha tenía una piel lisa y morena y unos cabellos largos y negros que ondulaban al mismo ritmo que su pañuelo; nunca me saludó y tan solo un día volvió su mirada hacia mí, fue un día que hacía bastante viento y al pasar junto a mí, el pañuelo se le desprendió del cuello y cayó junto a mis pies, lo recogí y al entregárselo, nuestras manos se rozaron tibiamente, ella no dijo nada y yo no tuve fuerzas para hablarle, solo sonreímos; cuantas veces le di las gracias aquel viento, ese día empecé a enamorarme de ella.

Siempre iba sola, incluso una vez que la encontré en el mercado comprando naranjas, y en el pueblo nadie la conocía ni sabían de donde era, su misterio me intrigaba y mi amor fue tan grande que pasaba el día esperando la hora en que pasaba junto a mí para sentarse frente al mar.

Cuando llovía se resguardaba bajo los aleros de la pescadería, ya totalmente vacía y dispuesta para la subasta del día siguiente, allí fumaba lentamente mientras el agua del mar y de la lluvia se unían en una niebla que la envolvía...

Un día hacia el final del verano aquella muchacha que tenía un pañuelo de flores rojas y negras y que siempre rodeaba su cuello desapareció y yo... yo la recuerdo ahora.


 

 

Poema nº 18

 

Hoy no quiero decirte nada

solo mirarte. Mirar tus ojos,

mirar tu boca, mirar tu pelo,

y tu frente y tus manos.

Siento la lluvia golpear mi espalda

y siento mis lagrimas rodar lentamente.

Aún recuerdo cuando nos besamos por primera vez, o cuando nos caímos de la bicicleta, te heriste en las rodillas y yo bajé al río a por un poco de agua, también me acuerdo de aquellas Navidades, en las que habíamos bebido algo de más y nos echaron de la misa de gallo, en tu casa te prohibieron volver a salir conmigo.

Un año más tarde, tuve que marchar a estudiar fuera y aunque nos seguíamos escribiendo y viéndonos en vacaciones, te acostumbraste a estar sin mí. Un día me dijeron que eras novia formal del hijo del director del Banco Central. Todavía siento el nudo que tenía en el corazón cuando te escribí para felicitarte por tu boda. Ahora con tus dos hijos pasas por delante de mí y ni siquiera te diste cuenta de quien era, por eso....

Hoy no quiero decirte nada

solo mirarte, pero mis ojos se nublan

y mi corazón te dice adiós.

 

 

Reflexión

 


Quizás un día pueda encender la luz de mi vida, y me vea a mí mismo en esas cosas que nos definen, y que por estar a oscuras no nos damos cuenta.

 

 

Poema nº 19

 


Aquel día tenía lagrimas en los ojos

sabía que podía ser el último

y mi voz entrecortada no podía expresar

todo lo que me hubiera gustado decirte.

Nos alejamos demasiado deprisa

incluso todavía éramos jóvenes.

Los recuerdos me golpean en la cabeza

estás tan lejos y tan cerca de mí

que puedo hablar contigo en el tiempo.

No sé si fue un error conocernos

y aquellos días, una pesadilla

siempre juntos, siempre unidos,

pero me gustaba, lo necesitaba.

Muchas veces lloré por ti

y otras intenté olvidarte,

te quise y te odié y mi voz entrecortada

no pudo expresar todo lo que tenía dentro

ahora mis palabras se pierden en el viento.


 

 

Poema nº 20

 

La risa helada del diablo se paseó en el aire

mientras que las últimas notas de la quinta sinfonía

levantaban mis brazos al sol.

Moría sintiendo asco y los lagartos le miraban

esperando el trágico final,

y en un ataque de lucidez se notó desnudo

con los ojos hundidos en la más transparente oscuridad,

con las manos crispadas arrancando sexos

de putrefactos cadáveres,

con el pecho abierto y ensangrentado

por el dolor inocuo de la lentitud eterna.

Moría sintiendo asco de su cobardía,

y él que había sembrado su odio

entre los campos de amapolas,

se enfrentaba ahora, desnudo,

a la tenue luz de una vela perdida,

aprisionado por los sólidos muros de la existencia.

Mientras, la risa helada del diablo

se paseaba en el aire y los lagartos

miraban como poco a poco se iba la vida.


 

 

Poema nº 21

 

A  la única persona que me escucha,

Ante  la mirada inerte del vacío que

Bajo  la triste realidad de la impotencia

Cabe  el rencor de la búsqueda.

Con  todas las dudas de mi razón.

Contra  la necesidad de los cuerpos.

De  naturalezas vivas,

Desde  la región del pasado y del futuro y

En  virtud de una verdad que se niega

Entre  llamas blancas que asfixian y van

Hacia  el llanto de los marginados y

Hasta  el amor a la locura,

Para  así romper la brisa del viento

Por  la frágil soledad de los párpados,

Según  miras hacía el océano,

Sin  otros motivos que toda una vida.

Sobre  lo absurdo de los sentimientos que hay

Tras  la mirada inocente de un niño.

 

No tengo tiempo para seguir pensando, luego existo.


 

 

Poema nº 22

 

L  uchando contra el agobio

 

I  nculcando ánimos a la mañana

 

B  uscar el amor entre la gente

 

E  n los lugares de la desesperanza

 

R  enovar las miradas de amor

 

T  otalmente entornadas por el cansancio

 

A  brir la ventana y mostrarme desnudo

 

D  ispuesto a recobrar mi libertad.


 

 

Poema nº 23

 

Bruscamente

se rompe el canto del gorrión

y se rompe el horizonte de mi sueño,

mirando hacía atrás con ira

canto al mar en su ida y venida,

y sufro esperando y espero sufriendo,

y hasta me rompo en pedazos queriendo,

que aparezcas en el simple despertar de cada día,

buscando el sonido de esa campana.

Silencio,

otra vez tinieblas,

sin razón o con ella,

mudo de llanto y canto,

el reloj de la locura

continúa

continúa

continúa

me merezco esto y más,

las dudas y el mar,

la voluptuosidad del remanso

y la lluvia de la soledad,

y en la lucha, sangro,

y en mis ojos, una luz que ciega,

la irónica mancha de la esperanza,

me siento en el suelo desnudo

y noto su frialdad en mi piel,

así

 y solo así

reconozco que es tu presencia

y olvido que mis manos tiemblan

y sueño que me llevas lejos

con alguien que reclama su derecho

a la libertad.


 

Poema nº 24

 

Despacio, dímelo despacio,

que pueda saborear tu voz en mis oídos,

y bajo, dímelo muy bajo,

que sienta el roce de tus labios,

dime que me quieres,

que soy lo mejor de tu vida,

que cuando estamos juntos somos uno,

dime que me necesitas,

que te gustan mis besos y caricias,

que soy lo más importante de tu vida,

dime todas esas cosas, que yo necesito que me digas,

y dímelo despacio y bajíto,

que solo tú y yo podamos saberlo,

nuestras caras se encargaran de publicarlo,

porque tú y yo somos amor,

y cada poro de nuestro cuerpo

se abre para decir te quiero.

Despacio, dímelo despacio,

y bajo, dímelo muy bajo,

que mi corazón no se entere,

que mi cara no se llene de lagrimas,

que mi mente no enloquezca,

dime que te vas.


 

Poema nº 25

 

Amigo:

la vida no es fácil

ni siquiera para las ratas,

caminamos con demasiada velocidad

en un mundo cada vez más cruel,

recorremos los caminos de la dicha

y de la desgracia

tan aprisa que apenas sentimos

su sabor.

 

Amigo:

a veces sueño recordando

y entonces parece que vivo y me siento,

me gusta llorar cuando pienso

y esas lagrimas que corren lentamente por mi cara,

me ensanchan el pecho.

 

Amigo:

pocas veces hablamos de nosotros

y sin embargo notamos en nuestro interior,

las horas vividas entre los dos,

y aquellos momentos quedan para siempre.

 

Amigo:

no sé si pierdo el tiempo

pero la copa que tengo delante

la levanto a tu salud,

y brindo por la amistad, por los recuerdos

y por ti, amigo.


 

 

Poema nº 26

 

Muchas veces he andado el camino de la soledad,

ese camino tortuoso y oscuro, que nunca se acaba,

ese camino a veces tan ancho que me pierdo

y a veces tan estrecho que sus paredes me asfixian.

Cargado voy de pensamientos inútiles e importantes

y de vagas esperanzas en no sé que futuro,

masoquismo del espíritu abandonado o presunción,

soledades negras que asustan y que ríen dentro de mí.

Amargura                   Dolor

                        Llanto              Angustias

Vía crucis de la soledad en su apogeo.

De mis poros brota el sudor frío.

Mi garganta grita.

Pero nadie puede oírme y mi grito se pierde en la sombra.

Mis manos ensangrentadas por falta de cariño,

se agarran a una campana con fuerza.

Quiero que la gente sepa que muero cada día,

quiero que la humanidad entera conozca mi adiós,

quiero que al menos tú, sientas mi partida.

Pero el sonido de la campana se queda en tus oídos,

y no llega a tu corazón, y ...