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REPORTAJE

HIJOS DEL RON GOLD

Somos la generación buena para empinar el codo. Investigamos qué tan cierto es el mito, los responsables y las consecuencias del origen y solución de todos nuestros problemas.

Por Arelis Uribe

 

PA' QUÉ LE DIGO QUE NO, SI SÍ

13 aÑos tenÍamos cuando bebimos por primera vez,  carreteamos dos veces al mes y el trago preferido es la cerveza. Esto, según una encuesta realizada a 100 jóvenes entre 14 y 23 años. Datos que coinciden con otros oficiales. No sé si me conforta calzar con los números, pero al menos sé que mi ritmo de vida es más normal de lo que he pensado.

 

El alcohol es la droga más consumida en el mundo entero y su uso genera graves problemas sociales. En Chile, supera por mucho a cualquier droga ilícita –marihuana, coca o pasta base-. De hecho, un 73,08% de los encuestados en el Cuarto Estudio Nacional sobre Uso de Drogas en la Población General, realizado el año 2000 por el CONACE, declaró haber consumido alcohol; contra un 6,28% que reconoció consumo de cualquier droga ilícita en el último año.

 

Tal vez Ley 19.925 no les suene en lo absoluto, pero si especifico que es la ley que regula la venta de alcoholes a menores se les haga más familiar. Aquí surge nuestro doble estándar. Ese Chavo del 8 que niega con la cabeza mientras asiente por la boca. Los menores de edad en nuestro país, por orden de la Constitución, no deberían acceder al alcohol. Pero lo hacen. Y nadie lo fiscaliza. Entonces, si papá Estado se lava las manos aludiendo que 'protege' a los muchachines con esta ley que vale menos que moneda de peso ¿quién se hace realmente responsable?

 

 

desde enanos 

LOS VALORES SE DAN CON LA MAMADERA

“La familia juega el papel más importante dentro de la formación integral de un individuo”, afirma Sonia Aravena Derpich, periodista (U. de Chile) y Magíster en Psicopedagogía (Pontificia Universidad Católica). La familia media entre el hijo y el resto del mundo. Es ella quien nos enseña cómo enfrentarnos ante la sociedad. Cliché, pero cierto, es eso de que de tal palo tal astilla. La mayoría de las conductas de los seres humanos son aprendidas, inicialmente, en la casa. Y desde ahí en adelante se reiteran hasta que se tiene la razón, o el coraje, suficiente como para juzgarlos.

 

 

PRUEBE NO MÁS MIJITO, SI ES DE UVA

Chile es un país de cultura vinera. Es socialmente aceptable un vinito a la hora del almuerzo, durante un asado o la “copita diaria pal’ corazón”. Ivo Dragojevic Hidalgo (16) recuerda: “la primera vez que consumí alcohol era chico, tenía como nueve años y mi papá me hacía probar vino, onda, para que me acostumbrara”. Pamela Farías (19) narra también “tenía como 7 años y cuando llegaba semana santa y la época de los mariscos, mi vieja me hacía tomar vino para que no me empachara o algo así”. Según Sonia Aravena, “este es el peor error que se comete. Involucrar al infante en un mundo adulto, mostrándoselo como algo ‘normal’”. 

 

¿Ignorancia o desidia?, Gualdo Martínez (48), dedicado a las obras sociales, afirma que “hay familias en donde a los cabros se les da copete en la mamadera. Para que no lloren ni de hinchadotes ni de hambre. Y los cabros ahí siguen. Para ellos se vuelve algo así como respirar, no entienden que les hace mal. Es como si a ti te dijeran que las verduras son malas, pero cómo si he comido toda la vida, pensarías”.

 

 

TÚ SABES LO QUE HACES

Otra situación conflictiva es lo dejado que se han vuelto los padres. Michelle Valenzuela, Trabajadora Social, UTEM, le adjudica esta responsabilidad al acelerado ritmo de vida de estos tiempos. “Hoy trabajan ambos padres, no está la mamá dedicándose todos los días a sus hijos. Se les delega la tarea a las nanas o al colegio. Antes no era así. Y ya ves los resultados”

 

Ester Caro (43) madre de cuatro hijos relata: “cuando yo era chica nunca vi que se tomara en mi casa, de hecho, cuando habían asados o cosas así, se nos mandaba a la cama. Igual eran otros tiempos, mi madre estaba todo el día con nosotros y sabía perfectamente en lo que andábamos. Hoy eso se ha perdido, la mayoría de los padres trabajan y les encargan sus hijos a las nanas o se relajan con los colegios. Yo misma me siento culpable por no poder dedicarme a mis hijos como mi madre lo hizo conmigo”.

 

Similar situación es la de Claudia Ramírez (18) mechona de Ingeniería Industrial en la UTEM, "en mi casa nunca vi que tomaran, tampoco fumaban. De hecho, no empecé a fumar hasta que salí del colegio. Y en cuanto al copete, en mi casa mi mamá siempre me lo inculcó como algo negativo, porque a ella también se lo enseñaron así en su casa, sin embargo, cuando pasé a primero medio y llegaron compañeros nuevos a mi curso, que eran mayores que yo, me dejé influenciar ante la curiosidad. Mi vieja simplemente me decía que tomar no era decente, pero nunca me informó acerca de lo nocivo que es para el organismo. En realidad nadie lo hace”. Y es verdad. Nadie lo hace.

 

acomplejado

¿ALCOHOL? NO ‘LOCE’

El colegio y los padres se chutean la pelota, pero no buscan soluciones. “Nosotros no podemos luchar contra los modales aprendidos. Desde los alumnos que botan papeles al suelo hasta el largo de los jumpers. Eso se enseña en la casa. Nosotros los corregimos en el minuto, pero no sirve de mucho. la crianza ya está hecha”, sentencia José Suazo (43) docente de Informática. Y agrega “cuando uno informa a los apoderados de situaciones riesgosas o sospechosas que notamos en sus hijos, responden con comentarios del tipo ‘no me venga con problemas a mí, para eso estoy pagando'".

 

Patricia Moreno, madre de dos hijos, uno en plena adolescencia y otro ingresando a la educación superior, defiende a los padres: “el colegio es sólo reforzar lo que yo enseño, no porque haya puesto a mis hijos en colegios particulares los dejaré a la deriva. Los padres debemos estar con los jóvenes, sin olvidar que antes de ser trabajadora o dueña de casa, somos madres. Para ellos es importante poder confiar en alguien, el sentir el afecto de los cercanos, porque el colegio, al ser una institución, es frío”

 

care monas

MONITO MAYOR

Durante la adolescencia se juzga todo y a todos. Nos volvemos algo así como unos "Jackass" de la vida, buscando sensaciones extremas. Es una etapa intermedia en la que no se es adulto ni niño. Es como eso de no saber si se es español o mapuche. Ni chicha ni limoná. Ese vacío, que no llenan los padres y mucho menos el establecimiento educacional, lo suplen los amigos. En especial con los que comparten más tiempo: los compañeros de curso. “El segundo factor que más influye en los jóvenes son sus pares. Hay una tendencia a imitar a los amigos, de esta forma se sienten aceptados y parte del grupo. Si acatan iniciativas, tales como ingerir alcohol, prueban su valor. Al rechazar las invitaciones pasan a ser débiles o estúpidos ante los demás. Los jóvenes imaginan que actuando como adultos se acercan a ellos. El problema es que repiten acciones nocivas” asegura Sonía Aravena. Aún así existen jóvenes que discrepan de estas actitudes, como Estefanía Sepúlveda (15): “es una ridiculez que piensen que bebiendo pueden adelantarse de edad o alcanzar cierto grado de madurez o importancia en el núcleo de amistades”.

 

 

LOS VEINTE SEGUNDOS DE GLORIA

Retomemos eso de “cultura vinera”. Chile exporta vinos a varios países del mundo y, obviamente, también se comercializa aquí. Para ello, se utilizan los medios de comunicación como canal de publicidad. Javiera Carmona, periodista, señala: “la idea es que la gente consuma alcohol y esto se presenta claramente a través de los medios de comunicación”. Mostrando gente bella, exitosa y, claro, bebedora. Esto hace que los jóvenes sean seducidos por la promesa de disfrute.

 

Los comerciales que publicitan distintas marcas de cerveza se orientan hacia un público universitario, de hecho, en la parte inferior de la pantalla podemos leer  “producto para mayores de 18 años”.

 

¿TE VENDO PERO PREVENGO?

El bichito en todo esto no es el trago en sí. Lo que sucede es que te pasan y te pasan imágenes con gente feliz bebiendo. Gente reunida bebiendo. Gente en la playa bebiendo. Al final, no es posible separar el trago de las actividades que realizamos. No te enseñan que el exceso es lo nocivo. Sin embargo, existen campañas enfocadas hacia este tema.

 absurdo pó

“Cristal nos gusta con responsabilidad” se lee con letra para hormigas cortas de vista en una publicidad televisiva.. ¿Es esta una advertencia real? Otra de la CCU es la campaña en los vagones del Metro. Se ve un cono sosteniendo algo así como 10 bolas de distintos sabores de helado. Abajo el eslogan “beber en exceso es igual de absurdo”. Le pregunté a algunos chicos que tan persuasivo les resultaba. Marcela Romo (17) cree que “es más absurdo que una empresa que se mantiene viva por el consumo excesivo de alcohol publicite campañas de prevención como una medida políticamente correcta. Es como la cadena McDonald’s, que al ver el incremento de la obesidad infantil vende manzanas junto con la ‘Cajita Feliz’. Esta publicidad es una mierda. Y creo que mucha gente piensa igual”.

 

Daniela García, en cambio, piensa que “está bien lo que hacen, después de todo no les conviene que sus clientes se enfermen y se mueran. Les conviene que beban por tiempos prolongados. Así como ganar lento pero seguro. Sí, pienso que tiene razón, que si me tomo un helado es porque tengo sed y con uno me basta. Cuando tomo no es necesario que tome hasta que me quede botá en el piso como una mopa, se supone que uno bebe para complementar un encuentro social”.

 

 

ESTADO DE EBRIEDAD 

SENAME y CONACE se preocupan de proteger a los jóvenes ante adversidades como el alcohol. Sin embargo, estas lanzan campañas y norman el consumo. Se dedican a atacar el efecto y no la causa de la mayoría de los conflictos que conllevan a los jóvenes a caer y recaer en él.

 

Incluso los chicuelos creen que las medidas están de adorno “es muy fácil conseguir copete aunque seas menor de edad. La prohibición no disminuye el consumo. Deberían existir planes de acción advirtiendo las consecuencias que trae beber, pero desde que los niños entran al colegio. Crear una cultura ‘anticopete’. Por lo menos yo tomo para hueviar, pero ¿qué pasa con los cabros que en serio tienen problemas?” piensa Katiuska Besarez (18) cachorra de medicina en la USACH. “Hacen falta campañas potentes, como la que se lanzó con el cigarro. Yo fumo y me hace sentir re culpable. De hecho, estoy fumando menos, porque la cara del viejo con el hoyo en la garganta en la cajetilla me persigue”, agrega.

 

“Los planes que atacan los efectos y no las causas no son la solución. Es como regalar condones en la calle. La cosa no es tanto que usemos condón, sino que se eduque desde guaguas  a tener conductas responsables y ordenadas ante el sexo. La fidelidad y el respeto a sus parejas y hacia nosotros mismos. Igual debiera ser con el trago” reflexiona Catalina González de 16 años.

 

 

malónMALÓN DE TOQUE A TOQUE

José Suazo recalca las diferencias entre la democracia y la dictadura: “en mi época, te digo años ’80, igual se carreteaba y se iba a fiestas y por mi contacto con alumnos podría decir que es similar a como es ahora. A las fiestas le llamábamos ‘de toque a toque’, o sea, que nadie podía salir desde que se llegaba cerca a la hora del toque, hasta el fin de éste al otro día. Hoy los chicos salen y se pasean por todo Santiago si se les antoja. Pueden ir a una casa, beber, irse de allí a las 4 de la mañana y conducir medios pasados. Lo que es un alto riesgo y podría terminar en un accidente. En ese sentido, de alguna manera, el régimen nos protegía”. A lo que Sonia Aravena acota “no creo que el cambio de la dictadura a la democracia sea un hecho trascendental. Independiente de todos nuestros gobiernos, el alcoholismo ha existido igual. Lo que sí ha sucedido es que hay mayor apertura a aceptar esta tendencia en los jóvenes”.

 

“Me acuerdo de estar en primero medio o algo así, y con mis compañeros nos íbamos a comprar a un negocio cerca del colegio cigarros sueltos y jugo con no recuerdo bien qué trago era. Pero era jugo con algo. Después nos sentábamos en una plaza cercana y hacíamos la hora un rato. Y te estoy hablando de los años 70, plena dictadura y plena luz del día”, cuenta Segundo Salazar, 44 años, Contador Auditor y padre de cuatro hijas.

 

O sea, que esto del carrete mortal, de los jóvenes curagüillas y de las chicas piluchas en cartagua no es nada nuevo. Se vino el destape con nosotros y ahora la sociedad asume y entiende que el copete está más cerca de los jóvenes de lo que parece. El asunto pasó, pasa y seguirá pasando. Y el rollo es que nadie se mueve al respecto. Ni siquiera nosotros, que nos vamos a tomar unas chelitas después de esta nota.

 

Por Arelis Uribe

ojos_de_arroz@hotmail.com

 

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Revista virtual de publicación especial producida por estudiantes de periodismo de la Usach.

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