Chile durante el régimen de Salvador Allende Gossens (1970-1973): Una interpretación  acerca de la responsabilidad histórica del socialismo marxista.

 

El propósito de esta página.

En el último tiempo ha resurgido en Chile y en el mundo el interés por conocer el contexto histórico en el que se produjeron los hechos que llevaron al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973  que derrocó al régimen marxista del Presidente Salvador Allende Gossens (1970-1973).

Específicamente la intromisión de la justicia española en los asuntos internos de Chile y el arresto del General Augusto Pinochet Ugarte en Londres han gatillado nuevamente las viejas pasiones y odios que antecedieron al quiebre de la otrora democracia más estable de América del Sur. El resurgimiento de dichas pasiones involucra esta vez a las nuevas generaciones de chilenos y chilenas que sólo conocieron  los años finales del Régimen Militar y que ignoran en parte, las verdaderas razones que llevaron a las Fuerzas Armadas a intervenir en la política nacional.

Lo mismo se puede aplicar  a la opinión pública extranjera. Se ignoran los fines y el pensamiento que inspiró al régimen de Allende y el por qué del quiebre violento de la democracia en Chile.

Es común que  se condene anticipada y globalmente al Régimen Militar,  especialmente a la figura histórica del General Pinochet. Por el contrario, aquellos que pretendieron establecer un régimen totalitario y que llevaron al país a la ruina y al caos en tan sólo tres años, se erigen hoy como jueces implacables que rinden homenaje al ex Presidente Allende como un mártir de la democracia.

Hoy, junto a las estatuas levantadas frente al Palacio de La Moneda para recordar a ilustres ex Presidentes de la República, se erige la estatua del directo responsable de llevar a Chile a su destrucción y de haber liderado una alianza política que sembró el odio y la violencia como métodos de lucha para instaurar una dictadura marxista en Chile.

La presente página no pretende justificar las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante los 17 años del Gobierno Militar. Tampoco justificar las severas restricciones a las libertades públicas que lo caracterizaron.

Nuestro objetivo es proporcionar elementos de juicio que difieren sustancialmente de la visión histórica que la Izquierda pretende imponer en nuestro país. Consideramos insuficiente que este mismo sector político pretenda hacernos creer en su  tradición democrática, justificando los horrores vividos durante la UP como simples "errores políticos."

Actualmente, distorsionando el contexto internacional de Guerra Fría que se vivía en el mundo a inicios de los años `70, se nos pretende hacer creer que la crisis global de 1973 fue únicamente el producto de la intervención norteamericana, del bloqueo internacional y del boicot opositor. Con ello se reduce a los chilenos y a cuantos fueron opositores a la Unidad Popular a la categoría de simples marionetas del imperialismo yanqui o de la “pérfida” Derecha. 

Si existió intervención foránea en Chile, ella se enmarca en un contexto mundial en que Estados Unidos consideraba como prioritario impedir el avance del marxismo en América Latina.

No obstante, al constatar lo profundos errores y horrores de la Unidad Popular, dicha intervención (expresada fundamentalmente en apoyo económico a medios de comunicación y organizaciones opositoras) no jugó un papel determinante en el desarrollo de los acontecimientos. 

En efecto, las FF.AA actuaron en Chile respondiendo a un clamor popular y a un creciente protagonismo que ellas no buscaron.

 Durante los tres años de la Unidad Popular las FF.AA.  fueron convocadas insistentemente para intervenir en política  por el propio Gobierno. Es así como,tras el Paro de octubre de 1972, Allende conformó el primer Gabinete Cívico Militar, al ingresar como Ministros de Estado, los Comandantes en Jefe de las FF.AA. Durante 1973 dos veces más respondieron al llamado del  Gobierno. No obstante, su autoridad fue permanentemente desconocida y burlada por los propios dirigentes y  partidos de la UP.

El 22 de agosto de 1973 el Congreso Nacional las llamó mediante  Acuerdo de la Cámara, a restablecer la normalidad denocrática y el imperio de la ley en Chile, produciéndose así uno de los fundamentos  jurícos que antecedió al Golpe del  martes 11 de septiembre. Acto seguido, las FF.AA. renunciaron a sus funciones ministeriales, al juzgarse comprometidas en los intentos de la UP por llevar el país a la Guerra Civil.

El Régimen Militar encabezado por el General Augusto Pinochet gozó durante largo tiempo del apoyo mayoritario del pueblo chileno. Este hecho es desconocido por algunos en el presente y ocultado a los ojos de la opinión pública internacional.

Se pueden sostener diferentes visiones, sin  jamás llegar a un acuerdo acerca de estos dramáticos hechos. Es por ello que nos permitimos referirnos a la Iglesia Católica, la cual jugó un papel importantísimo, tanto en la resistencia civil al gobierno de la Unidad Popular, como en la defensa de los Derechos Humanos conculcados por los Organismos de Seguridad durante el Gobierno de las Fuerzas Armadas.

El documento de la Conferencia Episcopal, "Evangelio Y Paz,"de 1975, (vale decir dos años tras el Golpe de Estado, y cuando ya se conocía la faceta negativa del Régimen Militar) para referirnos al significado profundo del 11 de septiembre de 1973 : " ...las Fuerzas Armadas habían interpretado un anhelo mayoritario y apartado un obstáculo para la paz ante la inminencia de una Dictadura que parecía inevitable y que había de ser irreversible, Dictadura que sería impuesta en contra de la mayoría y que luego aplastaría a esa mayoría."

Sin duda, la Iglesia Católica advirtió en lo que fue la Unidad Popular algo más que simples "errores políticos". ¡Juzgue Usted!

Fotografía: portada del diario socialista “Clarín”, reconocido por el uso de la grosería y del insulto para referirse a los otros sectores políticos del país. Este será el estilo de la prensa de la época, hecho que contribuirá a la propagación de un clima de  odio  y de  violencia. Detrás de esta virulenta estrategia se encontraba el español Joan Garcés,  asesor político de Salvador Allende y posterior instigador en Europa de las querellas en contra de Augusto Pinochet.

Una breve reseña histórica del desarrollo de Chile durante el siglo XX.

Chile desde sus inicios como nación independiente en 1810 gozó de una estabilidad política y económica que lo llevaron a distinguirse en el concierto de países latinoamericanos. 

En efecto, a diferencia de sus vecinos, Chile conoció pocas turbulencias políticas y sólo dos Constituciones que rigieron su ordenamiento jurídico. Ellas fueron la de 1833 y la de 1925. Ellas establecieron un régimen republicano de características seculares y la separación de los Poderes del Estado, en donde las Fuerzas Armadas estaban sometidas a la autoridad civil.

La notable estabilidad del país permitió el desarrollo de la agricultura, el comercio y paulatinamente de la industria, surgiendo así una importante clase media, la cual hacia fines del siglo XIX y principios del XX se vio enriquecida por la llegada de inmigrantes de origen principalmente centro europeo.

Chile conoció sólo una Guerra Civil:  la desencadenada en enero de 1891 al enfrentarse el Congreso y el Poder Ejecutivo. Como resultado de ella, tras el triunfo del bando congresista en el año 1892 se impuso un régimen de tipo parlamentario, similar a los dominantes en Europa..

Sin embargo, la confrontación civil de 1891 no supuso el fin del progreso en Chile. Por el contrario, la incorporación de las riquezas salitreras del Norte y de las provincias agrícolas del Sur, colonizadas recientemente por los inmigrantes, significaron  la continuación de un  proceso social dinámico y modernizador.

El régimen parlamentario, principalmente elitista, llegó a su fin en la medida en que los nuevos grupos sociales presionaban por sus derechos políticos. Tal como en Argentina y en Uruguay, en Chile al llegar la década de 1920 el sistema oligárquico parlamentario vinculado a las antiguas familias de origen español o inglés, hizo crisis para dar paso a un  régimen democrático de corte presidencial.

Este hito lo marcó la llegada al poder de Arturo Alessandri Palma, quien logró la aprobación de la Constitución de 1925 que regiría a Chile hasta septiembre de 1973.

Tras algunos meses de turbulencias políticas y sociales producto del impacto de la Gran Depresión económica de 1929, Chile durante los años '30 y '40  fue gobernado por una sucesión de gobiernos radicales, en los cuales participó incluso el Partido Socialista y el Comunista, los cuales no adoptaban aún la ideología totalitaria marxista que más tarde caracterizaría su acción política.

Posteriormente, luego del agotamiento de los gobiernos radicales, hacia 1960 el país fue gobernado por la Centro Derecha representada por Jorge Alessandri Rodríguez, Presidente de la República que fue reconocido por los chilenos como el símbolo viviente de la honestidad y la vocación de servicio público.

Pero los crecientes desafíos sociales de la industrialización, el mantenimiento de ciertas formas arcaicas de régimen de propiedad rural, sumado a la desunión de la Centro Derecha, impidieron que Chile alcanzara los niveles de desarrollo a que muchos aspiraban, creciendo así el descontento entre las clases medias y obreras.

La respuesta a estas inquietudes la proporcionó la naciente Democracia Cristiana, partido de centro que recogiendo la Doctrina Social de la Iglesia, surgió como una alternativa democrática al camino totalitario que comenzó a representar la Izquierda.

El Partido Socialista adoptó hacia 1962 el marxismo leninismo y la lucha armada como métodos para alcanzar los cambios que Chile requería. Su aliado político natural fue el Partido Comunista. El grupo más extremo de esta tendencia fue el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR),  conformado por jóvenes estudiantes que comenzaron a protagonizar numerosos actos de tipo terrorista.

El las elecciones de 1964 triunfó ampliamente la Democracia Cristiana representada por su candidato Eduardo Frei Montalva. Se inició entonces un proceso de cambios destinado a dar cabida a las crecientes demandas sociales. 

Dichos cambios se expresaron en la Reforma Agraria que pondría fin al latifundio, en la promoción de la clase media urbana y del campesinado, en la Reforma Educacional, en la chilenización de las explotaciones de cobre, en el fortalecimiento de las organizaciones sociales y sindicales.

La Democracia Cristiana de entonces representó para Latinoamérica una esperanza para la promoción de reformas en un contexto real de democracia y libertad. Por ello, ante la peligrosa popularidad de los modelos de socialismo cubano y soviético, los EE.UU.  promovieron en Chile las candidaturas y elección de líderes pertenecientes a esta corriente política, apoyando asimismo, sus distintos medios de prensa, tales como radioemisoras o el diario "La Prensa."

La Democracia Cristiana, conciente de que gozaba de la simpatía de la mayoría de los chilenos, cayó pronto en un mesianismo que la llevó a gobernar sola, rechazando la colaboración de la Centro Derecha que había contribuido generosamente al triunfo de Frei en las elecciones de 1964. Si bien el gobierno de Frei Montalva contó con mayoría absoluta al inicio de su gestión y gozó del apoyo de los EE.UU. ( los créditos norteamericanos de la Alianza para el Progreso) , no logró encauzar ordenadamente el proceso de cambios. No obstante, al culminar la administración DC, Chile era un país en marcha, dinámico y progresista.

Por otra parte, el gobierno demócrata cristiano debió enfrentar el violento terrorismo del MIR, el cual con sus atentados, tomas de fundos (haciendas) y asaltos bancarios, contribuía irresponsablemente a generar nuevas tensiones en Chile. A ello se sumó la obstrucción parlamentaria de la Izquierda (Partido Socialista y Comunista) agrupada en el FRAP, la que como ya dijimos, progresivamente adoptó la lucha armada y propuso descaradamente la sustitución de la democracia "burguesa" como única y definitiva solución para los problemas del país. Una sola frase resume la actitud de los socialistas y comunistas durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei: "les negaremos la sal y el agua".

Salvador Allende Gossens Presidente de Chile

En las elecciones presidenciales del 4 de septiembre de 1970 fue electo como Presidente de Chile el candidato de la Unidad Popular (UP), Salvador Allende Gossens.

La Unidad Popular (sucesora de FRAP) era la alianza de partidos políticos conformada por el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista(PC), el Partido Radical (PR) y algunos grupos de origen demócrata cristianos escindidos del Gobierno de Eduardo Frei Montalva que integrarían el MAPU y posteriormente la Izquierda Cristiana (IC). Si bien el MIR, movimiento de carácter terrorista dirigido por Miguel Henríquez no estaba integrado en la UP, el Presidente Allende aceptó gustoso su colaboración en el "proceso," ya que para éste los miristas eran sencillamente "jóvenes idealistas".

Allende alcanzó la primera magistratura de la nación con  un porcentaje de alrededor de un 36,6% de los sufragios contra un 35,3% de los votos obtenidos por el candidato de la Derecha, Jorge Alessandri Rodríguez. en tercer lugar con un 28,1% quedó el candidato de la Democracia Cristiana (DC), Radomiro Tomic.

Fotografía: Salvador Allende asume la Presidencia de Chile, noviembre de 1970. Nótese la expresión de  preocupación del ya ex Primer Mandatario, Eduardo Frei. Dicha expresión no lo abandonaría más durante el régimen de la Unidad Popular.

Salvador Allende fue ratificado como Presidente de la República por el Congreso Pleno de noviembre del mismo año. Previamente  el PDC exigió de éste la firma del denominado Estatuto de Garantías, un documento en que la UP se comprometía a respetar las garantías y libertades consagradas en la Constitución de1925. Ello dado que la naturaleza ideológica de la coalición de partidos de la UP (y de Allende mismo) era el marxismo leninismo, hecho de significación que hacía desconfiar profundamente a los otros partidos políticos acerca de las verdaderas intenciones de Salvador Allende y sus aliados.

Sin embargo, para algunos dirigentes minoritarios del PDC, el trasfondo ideológico de la UP no era un hecho de relevancia, por ello pretendieron en un inicio colaborar, desinteresada pero ingenuamente con el gobierno de Allende. Esta fue la posición de Radomiro Tomic, de Bernardo Leigthon, y de Renán Fuentealba.

Tras el brutal asesinato de Edmundo Pérez Z., connotado ex Ministro del Interior de Frei, por parte de terroristas indultados por la UP, la posición mayoritaria, realista y  anti-marxista logró imponerse al interior de este partido. Será liderada por el freismo y por el senador Patricio Aylwin, entre otros.