Me encuentro en mi "Avioneta 
                                                  del Deportiva del Pasado", mis 
                                                  instrumentos me indican que 
                                                  tengo que hacer una parada en 
                                                  la ciudad de México, la tierra 
                                                  del famoso Pancho Villa. 
                                                  Dentro de toda latinoamerica 
                                                  Mexico es el país más grande 
                                                  que practica el pasatiempo del 
                                                  béisbol actualmente. 
                                                  
                                                  Hablar del "Béisbol Mexicano" 
                                                  es recordar a fíguras como, el 
                                                  lanzador Ramón Araño, el 
                                                  primera base Angel Castro, el 
                                                  jardinero Epitacio Torres, el 
                                                  lanzador Jesús Valenzuela, el 
                                                  tercera base Aurelio 
                                                  Rodríguez, su hermano 
                                                  Francisco Rodríguez y alguien 
                                                  que les quiero presentar, 
                                                  Héctor Espino. 
                                                  
                                                  Héctor Espino, es realmente 
                                                  una estrella mexicana que sonó 
                                                  fuerte en el ámbito del 
                                                  béisbol azteca, curiosamente 
                                                  se mantuvo al margen de sus 
                                                  admiradores los americanos.
                                                  
                                                  
                                                  Entramos al (1964), el amigo 
                                                  Bobby Maduro, de "Havana Sugar 
                                                  Kings", localiza a Héctor 
                                                  Espino y lo contrata para que 
                                                  participara en el fin de 
                                                  temporada de los Dodgers de 
                                                  Los Angeles, quedándose en el 
                                                  Jacksonville Suns. El amiguito 
                                                  Espino no se hizo esperar y 
                                                  conectó tres jonrones y 
                                                  castigó la "pelotita blanca" 
                                                  al son de (300) en (100) veces 
                                                  al bate, sin embargo los 
                                                  réporteros de Estados Unidos 
                                                  no hablaron bien de él, a lo 
                                                  que Maduro ripostó: "Nunca se 
                                                  pudo adaptar a las cosas del 
                                                  Tío Sam, ni a la comida, ni a 
                                                  la manera de vivir, ni a 
                                                  nada". 
                                                  
                                                  Los Cardenales de San Luis 
                                                  compraron su contrato al 
                                                  Monterrey a principios del 
                                                  (1965). Espino exigió un 
                                                  porcentaje del 10% del 
                                                  contrato, por lo cual fue 
                                                  suspendido por no presentarse. 
                                                  Finalmente, Espino se dio por 
                                                  vencido y abordó un avión para 
                                                  ir al campo de entrenamiento 
                                                  de primavera de los 
                                                  Cardenales, en Tampa, Florida. 
                                                  Se alejó lo más que pudo de 
                                                  Dallas, y después regresó a 
                                                  México. Más adelante Espino 
                                                  expresaba: "No me arrepiento". 
                                                  Si hubieran estados dispuestos 
                                                  a gratificarme con algún tipo 
                                                  de bono desde la venta de mi 
                                                  contrato, habría ido, pero 
                                                  bajo esas circunstancias, no 
                                                  podía hacerlo. Si tuviera que 
                                                  hacerlo nuevamente, lo haría 
                                                  de la misma manera. 
                                                  
                                                  La prensa mexicana lo bautizó 
                                                  como el "Rebelde de 
                                                  Chihuahua", dentro de toda la 
                                                  expansión desde el punto de 
                                                  vista de Espino en cierto modo 
                                                  creo que tenía suficiente 
                                                  razón para poner el grito en 
                                                  el cielo como lo hizo. 
                                                  Anteriormente los dueños de 
                                                  equipo hacían lo que le daba 
                                                  la gana con los contratos de 
                                                  los peloteros según su 
                                                  criterio de participación y 
                                                  negocio, Espino no fue la 
                                                  excepcion. Tal vez existían 
                                                  razones por debajo de la mesa 
                                                  de ambas partes en cuanto a la 
                                                  problematica. Según un 
                                                  información que tuve el placer 
                                                  de leer sobre el respecto 
                                                  comentaba que la prensa 
                                                  mexicana le ponía apodos a 
                                                  Espino y lo criticaban por el 
                                                  mero hecho de pelear por sus 
                                                  contratos. Fui pelotero y se 
                                                  claramente el punto de Espino, 
                                                  cuando uno personalmente sabe 
                                                  que uno vale hay que poner en 
                                                  claro la balanza y luchar por 
                                                  su futuro. 
                                                  
                                                  El béisbol de ese tiempo en 
                                                  cierto modo se apoderó de un 
                                                  síntoma adquisitivo donde el 
                                                  pelotero era un obrero más y 
                                                  los mandamás de cuello blanco 
                                                  los jefes. Era una tradición 
                                                  de poder que se venía 
                                                  arrastrando desde la Guerra 
                                                  del Norte contra el Sur en un 
                                                  mismo radio de acción que solo 
                                                  buscaba la verdadera identidad 
                                                  del pueblo anglosajón. 
                                                  
                                                  Los grandes terratenientes de 
                                                  las plantaciones agrícolas de 
                                                  todo Estados Unidos les 
                                                  pasaron a sus hijos y los 
                                                  hijos a sus hijos una 
                                                  secuencia de un "yoismo 
                                                  social" bien severo y 
                                                  fragmentado. 
                                                  
                                                  El latino y el negro que no 
                                                  eran visto con ojos buenos por 
                                                  estos patanes sociales 
                                                  recibieron la carga de la 
                                                  "segregación" en carne propia. 
                                                  La historia es clara y 
                                                  precisa, mucha veces observo a 
                                                  toda esas grandes masas de 
                                                  personas en los estadios de 
                                                  béisbol y me pregunto si 
                                                  sabran la real historia de 
                                                  todo este movimiento. Algunos 
                                                  no tienen ni la más remota 
                                                  idea de que hubieron hombres 
                                                  que lucharon y se sacrificaron 
                                                  para que todas las razas al 
                                                  presente compartan unidos este 
                                                  pasatiempo. 
                                                  
                                                  Siguiendo con el amigo Espino 
                                                  es notable radicar ante 
                                                  ustedes la línea de 
                                                  demarcación que exitía entre 
                                                  él y los grandes empresarios 
                                                  del béisbol. Muchas veces se 
                                                  dan casos similiares al de 
                                                  Espino, particularmente el 
                                                  jugador mexicano no se sintió 
                                                  a gusto con el trato americano 
                                                  y me imagino que no se pudo 
                                                  aclimatar a todas las 
                                                  expectativas del nuevo país.
                                                  
                                                  
                                                  Al fin y al cabo Espino 
                                                  declinó su idea de jugar en 
                                                  Estados Unidos y prefirió irse 
                                                  a su tierra. Participó en cada 
                                                  verano desde (1961), hasta 
                                                  (1985) con los Sultanes de 
                                                  Monterrey. También jugó en la 
                                                  Liga de la Costa del Pacifico 
                                                  de México, con los Naranjeros 
                                                  de Hermosillo. Este caballero 
                                                  conectó más de (760) jonrones 
                                                  en las dos ligas logrando un 
                                                  promedio de (330) con la 
                                                  friolera de nada más y nada 
                                                  menos de (18) títulos de bateo 
                                                  y (11) títulos de jonrones.
                                                  
                                                  
                                                  México considerado gran 
                                                  estuario béisbolistico 
                                                  universal entra a la Serie 
                                                  Mundial del Caribe en (1971). 
                                                  No habían ganado ningún torneo 
                                                  de esta naturaleza hasta el 
                                                  (1976) que los mexicanos se 
                                                  destapan y Hermosillo logra la 
                                                  victoria. Aquí Espino bateó 
                                                  para (321) con siete carreras 
                                                  empujadas y México demarcó su 
                                                  reputación en estas 
                                                  competencias. 
                                                  
                                                  En definitiva Hector Espino 
                                                  fue borrando poco a poco toda 
                                                  la voracidad que una vez la 
                                                  prensa mexicana le puso en su 
                                                  espalda. Sus grandes 
                                                  temporadas en Mexico 
                                                  demostraron que fue un hombre 
                                                  sabio al decir que su trabajo 
                                                  valía y que el no era un 
                                                  amuleto para estar pasando de 
                                                  mano en mano. Sus números 
                                                  demuestran la gran calidad de 
                                                  pelotero que había en dentro 
                                                  de si y la gran humildad y 
                                                  sencillez que lo catalogaba.
                                                  
                                                  
                                                  EDWIN KAKO VAZQUEZ 
                                                  
                                                  ESCRITOR E HISTORIADOR 
                                                  DEPORTIVO