Conmoción por atentado contra Leonidas Iza: No a
la guerra sucia
El atentado
criminal contra el Presidente de la CONAIE, Leonidas Iza, que conmociona a
Ecuador, advierte el peligro de la extensión de los métodos de la guerra sucia del
paramilitarismo colombiano, y es el punto culminante
de una cadena de amenazas y crímenes, ocurridas en lo que va del gobierno de
Gutiérrez, que hasta hoy no han sido esclarecidos y permanecen en la impunidad.
Quito-Ecuador. Adital. Marcelo Larrea*.- Una
banda paramilitar preparó cuidadosamente el asesinato, al ominoso estilo de la
guerra sucia. La víctima escogida fue Leonidas Iza, presidente de la CONAIE, el
número 1 de la organización de las doce nacionalidades originarias del país que
han sobrevivido al martirio de 512 años de colonialismo.
Iza, ha
representado la voluntad de millones de indígenas de oponerse al gobierno de
Lucio Gutiérrez, a quien ayudaron a elegirlo hace solo 14 meses. De oponerse
también al ALCA y al Tratado de Libre Comercio Ecuador-EEUU. De oponerse al
Plan Colombia y a la militarización del país. Ese perfil define con precisión
quiénes lo determinaron como el blanco de una escalada de terror e intimidación
y cual es la dimensión de sus alcances.
Los
asesinos tuvieron información privilegiada. El día, el vuelo y la hora en la
cual arribaría a Quito, luego de asistir al III Encuentro Hemisférico contra el
ALCA, realizado en La Habana, en el cual en representación de los pueblos
originarios del continente dio lectura a la resolución final. Le esperaron en
el aeropuerto, siguieron al taxi que lo condujo al edificio de la CONAIE y le
dijeron expresamente que estaban ahí para matarlo. Cuando ingreso para protegerse
en la construcción, forcejearon en la puerta. Dispararon a mansalva conociendo
que Leonidas y sus acompañantes estaban desarmados. Hirieron gravemente a su
hijo Javier con balas en el hígado, el riñón, el páncreas y el duodeno, y a su
sobrino David con 4 balazos, y a su hermano Rodrigo con un disparo en el pie. A
su esposa que miraba desesperada e indefensa el acontecimiento en la calle con
uno de sus pequeños hijos en sus brazos, los sicarios le golpearon con un revólver
en la cara, para que no quede ninguna duda de su cobardía. Pero no pudieron
cumplir su objetivo, Iza, protegido por sus familiares que expusieron sus vidas
para defenderlo, resulto ileso.
El
acontecimiento que conmociona a Ecuador, es el punto culminante de una cadena de amenazas y crímenes, ocurridas en lo que va
del gobierno de Gutiérrez, que hasta hoy no han sido esclarecidos y permanecen
en la impunidad. Las llamadas anónimas y los mails de
la “Legión Blanca”, anunciando el asesinato de personalidades de la política,
la cultura y el periodismo, de dirigentes sociales y políticos y la burda respuesta
policial, de iniciar la investigación de la organización criminal no por ella
misma, sino a partir de sus víctimas, citándoles para que expliquen por qué les
quieren eliminar. El genocidio de los Taromenanis en
la Amazona, donde se exterminó a más del 30% de su población, privilegiando la
muerte de mujeres y niños. El asesinato de Angel Shingre, defensor de la naturaleza contra la depredación
petrolera. El asesinato de Patricio Campana que investigaba las redes de
corrupción en el robo de combustible a Petroecuador. Los
asesinatos y desapariciones de clientes y presuntos asaltantes en la farmacia Fybeca en Guayaquil, ante los ojos mismos de la policía.
Así comenzó la guerra
sucia en Colombia, cuando asesinaron a Gaitán en 1948
y el país no ha parado de desangrarse hasta hoy. Así comenzó en Argentina
cuando la triple A apareció en escena y murieron y desaparecieron miles y miles
de ciudadanos, artistas, científicos, políticos, jóvenes y niños, hasta que el
inspirador coraje de las madres de la Plaza de Mayo, le puso un pare a tanta
muerte y los generales que ordenaron los crímenes, están presos en el repudio y
odio de la sociedad. Así fueron los métodos de Pinochet,
símbolo contemporáneo de la vergüenza del mundo.
El rostro del paramilitarismo y el sicariato,
amenaza la paz y la democracia en Ecuador, precisamente cuando el Comando Sur
de EEUU amplia sus operaciones militares y policiales y el gobierno de Lucio,
vive una luna de miel con el de Alvaro Uribe, el ideólogo
de la solución final, militar y sangrienta a la guerra civil de profundos
contenidos históricos, políticos, sociales y económicos, que sacude a Colombia,
por décadas.
El atentado a Iza, expone
sangrientamente el peligro de la extensión de los métodos del paramilitarismo colombiano a Ecuador y convoca a todos al
desenmascaramiento pleno de los autores intelectuales y materiales del crimen y
a su enjuiciamiento. Pero, además a
proteger la paz social, a detener la guerra sucia, de la única forma que es
posible, poniendo fin a las operaciones del Comando Sur en territorio
ecuatoriano, empezando por el levantamiento de la cesión de la base de Manta y
terminando la subordinación de las Fuerzas Armadas y la policía al involucramiento en la guerra del Plan Colombia.
* Marcelo
Larrea es corresponsal de Adital en Ecuador y
director de la revista “el Sucre