
Porque
los
hijos
no esperan
Hay un
tiempo para anticipar la llegada del bebé,
un tiempo para consultar al médico.
Un tiempo para hacer dieta y ejercicio,
y un tiempo para preparar el ajuar.
Hay un tiempo para maravillarse
en los caminos de Dios,
sabiendo que este es el destino
para el cual fuí preparada.
Un tiempo para soñar
lo que será este niño cuando crezca.
Un tiempo para pedirle a Dios que me enseñe
a criar al hijo que llevo en mis entrañas.
Un tiempo para preparar mi alma
para alimentar la suya,
pues pronto llega el día en que nacerá,
PORQUE LOS HIJOS NO ESPERAN
Hay un tiempo para alimentarlo durante la noche,
para cólicos y biberones.
Hay un tiempo para mecerlo
y un tiempo para pasearlo por la habitación.
Un tiempo para ejercer la paciencia
y la abnegación.
Un tiempo para demostrarle que su nuevo mundo,
es un mundo de amor, de bondad
y de dependencia.
Hay un tiempo para maravillarse de lo que él es,
ni mascota ni juguete;
sino una persona, un individuo,
un ser creado a la imagen de Dios.
Hay un tiempo para reflexionar
acerca de mi mayordomia
para saber que no puedo poseerelo,
que no es mío;
que he sido elegida para cuidar de él,
para amarlo, disfrutar de él,
edificarlo y responder ante Dios por él.
He resuelto hacer lo máximo a mi alcance,
PORQUE LOS HIJOS NO ESPERAN
Hay un tiempo para tenerlo entre mis brazos
y contarle la historia más hermosa
que jamás haya oído.
Un tiempo para mostrarle a Dios en la tierra,
en el cielo y en la flor,
y enseñarle a maravillarse
y sentir asombro.
Hay un tiempo para dejar a un lado los platos sucios
y llevarlo al parque a columpiarse.
De correr con él una carrera,
hacerle un dibujo, atrapar una mariposa
y darle compañerismo lleno de alegría.
Hay un tiempo para enseñarle el camino
y enseñarle a orar con sus labios de niño.
Enseñarle a amar la Palabra de Dios,
PORQUE LOS HIJOS NO ESPERAN
Hay un tiempo para cantar en vez de renegar,
sonreír en vez de fruncir el ceño,
de secar lágrimas y reírse de los platos rotos.
Un tiempo para compartir con él mis mejores actitudes,
mi amor por la vida, mi amor por Dios,
mi amor por los míos.
Hay un tiempo para contestar a sus preguntas,
a todas sus preguntas,
porque quizá vendrá el momento
en que no querrá escuchar mis respuestas.
Hay un tiempo para enseñarle los juguetes.
Hay un tiempo para enseñarle lo hermoso del deber cumplido,
de adquirir el hábito de leer la Biblia,
de gozarse en la comunión
y adoración enmedio de los suyos,
de conocer la paz que viene de la Oración,
PORQUE LOS HIJOS NO ESPERAN
Hay un tiempo para verlo partir
valientemente a la escuela y extrañar su manera de estar siempre alrededor mío.
De saber que hay otros que atraen su interés,
pero de saber que estaré allí
para responder a su llamado
cuando vuelva de la escuela.
De escuchar con interés sus descripciones
de lo acontecido en ese día.
Hay un tiempo para enseñarle a ser independiente,
a tener responsabilidad, autodiciplina.
De ser firme pero afectuosa,
de saber diciplinarlo con amor;
porque pronto llegará el momento
de dejarlo partir y se soltar
los lazos que lo sujetan a mi falda,
PORQUE LOS HIJOS NO ESPERAN
Hay un tiempo para atesorar
cada instante fugaz de su niñez;
sólo 18 preciosos años para inspirarlo y prepararlo.
No voy a cambiar este derecho natural
por ese plato de lentejas llamado
POSICION SOCIAL o REPUTACION PROFESIONAL
o UN CHEQUE DE SUELDO.
Una hora de dedicación HOY,
podrá salvar años de dolor mañana.
La casa puede esperar,
los platos pueden esperar,
la pieza nueva puede esperar,
PERO LOS HIJOS NO ESPERAN
Llegará el momento en que ya no habrá más puertas que golperar,
ni juguetes en la escalera, ni peleas entre ellos,
ni marcas en las paredes;
entonces podré mirar atrás con gozo
y no con pesar;
será el tiempo de concentrarme en un servicio fuera de mi hogar,
de visitar a los enfermos,
a los que han perdido a sus seres queridos,
a los desanimados,
a los que no tienen instrucción.
Para entonces dar mis servicios a los pequeñitos.
Habrá un tiempo para mirar atrás
y saber que estos años de ser madre,
no se desperdiciaron.
Pido a Dios que llegue el momento
en que pueda ver a mi hijo
hecho un hombre íntegro y recto,
amando a Dios y sirviendo a los demás.
Dios mío, dame sabiduría para saber
que HOY es el día de mis hijos.
No existen los momentos de poca importancia
en sus vidas.
Que sepa comprender que no hay carrera mejor.
Ni trabajo más remunerador.
Ni tarea más urgente.
Que no postergue ni descuide mi labor.
Que pueda aceptarla con gozo
y que con la ayuda del Espíritu,
y por tu gracia me dé cuenta
QUE EL TIEMPO ES BREVE, Y QUE MI TIEMPO ES HOY.


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