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Publicado por Editorial Universitaria, con el
patrocinio del Fondo Editorial Rector Juvenal Hernández
Universidad de Chile
Noviembre 2003

MUJER GENERACION
SIGLO XXI
Reflexiones y Vivencias

Editado por la Universidad de Chile en reconocimiento a 21 mujeres destacada.

 Andrea Andreu Muñoz
"El cantar femenino estudiantil"
(en páginas 108 a 113)
andreaandreu@yahoo.com

 

Mujeres Generación siglo XXI
Universidad de Chile
2003

Prof. Clara Luz Cárdenas
Prof. Marcela Kohn
Prof. Gloria Riquelme
Sra. Mafalda Ramírez
Sra. Teresa Iriate
Prof. Ana María Estévez
Prof. Macarena Valdés
Prof. Victoria Castro
Prof. Ruby Valdivia
Prof. Raquel Burrows
Prof. María Teresa Ruíz
Srta. Anilei Hoare
Prof. Dra. Dulia Ortega
Lic. Andrea Andreu
Sra. Yasmir Fariña
Prof. María Antonieta Valenzuela
Prof. Dra. Texia Gorman
Prof. Dra. Adela Herrera
Prof. Faridae Zerán
Prof. María Eugenia Horvitz
Prof. María Isabel Flisfisch
Prof. Cecilia Sepúlveda
Srta. Ruth Tapia

 

 

Lic. Andrea Paz Andreu Muñoz
Al recibir la distinción...

Nací y crecí en el seno de una familia de raíces italianas y españolas, donde la música era un elemento cotidiano
.

Desde muy pequeña mis padres me incentivaron a participar en diferentes grupos artísticos, es así, como mis primeros pasos fueron en el grupo folklórico “Los Parralitos”, dirigido por la maestra Lucy Casanova. Más tarde en los talleres de exploración artística de la Corporación Arrau, luego con el compositor Jorge Springinsfeld. También participé cuatro años en la Estudiantina La Aurora de San Bernardo, donde aprendí mucho del quehacer estudiantil.

Me gusta hacer mas de una cosa a la vez, hoy, cuando ya estoy finalizando la carrera de Licenciatura en Arte con mención en Teoría de la Música, complemento mi quehacer diario estudiando danzas españolas con la maestra Josefina Bruna, toco en un grupo de funk, pop, disco, salsa…bueno tiene una mezcla de todo…es “Corte en Trámite”, y dirijo la muy noble Estudiantina de Señoritas de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, a quienes dedico este ensayo, por darme la incondicional chispa y vitalidad, entregándome la posibilidad de cumplir el sueño de transitar por el mundo aportando nuestra esperanzadora alegría juvenil. Hago extensiva esta dedicatoria a mis hermanas tuniñas repartidas por el continente humano.

               Un abrazo para mis padres Silvia y Ramón, mi hermana Silvi,  al querido Coté … a Luna y Wladimir, nuestros gatitos…a Santa y Cabezón nuestros perritos.
 

 


"El cantar femenino estudiantil"
Andrea A
ndreu Muñoz 

            En este texto hablaré de la mujer inserta en un ámbito que fuera en su inicio  netamente masculino.

            Quisiera referirme a roles marcados e impuestos por una sociedad con fe en la masculinidad.

            La idea de este ensayo es hablar de la mujer dentro de un ámbito en el cual yo estoy activamente involucrada: en la vida universitaria, específicamente en un movimiento estudiantil de longeva y musical hermandad: las Estudiantinas o Tunas.

            La tradición de estas agrupaciones le exige a la persona perteneciente a este movimiento una actitud y una especial forma de ser frente a la sociedad. Digamos que se expresa a través de alegres rasgos picarescos, románticos, bohemios, musicales y andariegos.

             Desde el pensamiento masculino surge naturalmente la pregunta: ¿Por qué a la mujer le nace la inquietud, o “se le mete en la cabeza”, introducirse en un ámbito netamente varonil?

            Si analizamos esta pregunta podemos pensar que ya pasa a ser un tópico frecuente de esta sociedad. Si bien es una pregunta que una recibe en este movimiento, es en general un cuestionamiento que a la mujer se le ha hecho a lo largo de todas las actividades que ésta ha querido ejercer fuera de la casa, como por ejemplo: el estudio, el voto, manejar vehículos, la política, etc. En este caso, se cuestiona la necesaria expresión de un espíritu aventurero, llevado por el alegre romanticismo del canto en cofradía. 

            Entones, el punto de partida de esta pequeña introducción es: ¿Puede la mujer estar en todas las actividades sociales sin perder sus cualidades propias?

ESTUDIANTINAS DE SEÑORITAS

           Al establecerse las primeras casas de estudios en España surge el movimiento estudiantil ligado a la inseparable idiosincrasia juvenil pícara y andariega del siglo XIII. También nace la necesidad de supervivencia, donde al estar en las aulas intelectualmente activos surge la solución: Salir a rondar por la sopa boba, enamorar mujeres y recaudar algún dinerillo.        

Este longevo movimiento de ya más de ocho siglos que ha sido tradición conservada mediante transmisión oral, existe hasta el día de hoy, ya que las necesidades de un joven estudiante siempre serán el desarrollo de su intelecto, el cultivo de su espíritu lúdico y el satisfacer sus necesidades básicas de manutención.

¿Quién ha dicho que la mujer no tiene las mismas necesidades? En Chile, con el decreto Amunátegui de 1877 se consideró que la mujer intelectualmente “estaba apta” para desarrollarse en un medio propio de los hombres; fue así que diez años después egresaron las primeras profesionales chilenas, doctoras en medicina, explicitando a una sociedad conservadora que el género femenino podía desarrollarse perfectamente en igualdad plena.

             Lo mismo ha ocurrido con las estudiantinas. Este alegre movimiento ha logrado cautivar a féminas del mundo entero, tanto por las varoniles serenatas cantadas a sus balcones, como por la alegre juventud de sus integrantes universitarios; es decir, nos estamos refiriendo a una expresión lúdico-amatoria, con alegre picardía, en que los jóvenes estudiantes desarrollan sus capacidades en comunidad y cultivan sus talentos musicales en un espacio de fraterna libertad. 

            El emergente protagonismo social de la mujer de finales del siglo XIX hizo que no estuviera ausente de participar en este género recién llegado por esos años a nuestro país.  Así fue que en el Santiago de 1889 la mujer se introdujo en el ámbito de “las estudiantinas chilenas”. 

A partir del año 1893 se empieza la labor docente gracias al decreto de enseñanza obligatoria de música y danza en los colegios. En consecuencia, las señoritas y señores de la época llevan la música y danza de fusión transcultural europea a los salones, dándole importancia a instrumentos de pulso y púa como la bandurria y el mandolino napolitano, con un realce tal que ya en 1894 en Chile se comienzan a  fabricar bandurrias.

Fruto de este nuevo conocimiento musical, la mujer consecuentemente empieza a fomentar dentro de los recintos educacionales la formación de las llamadas “Estudiantinas de Señoritas”, las que, tomando el vestuario español y un variado repertorio musical especialmente “arreglado para estudiantinas”, hacen una especie de fusión hispano-chilena, dándole un carácter propio de lo femenino y una impronta local.

            En la sociedad decimonónica, de grandes limitaciones conductuales en lo social, la mujer con su estudiantina pasa a tener una activa expresión escénica presente en toda la sociedad chilena, desde los salones aristocráticos hasta los sencillos salones filarmónicos de las humildes familias obreras. Es así que, desde hace más de un siglo, la mujer participa activa y reflexivamente en estas agrupaciones, llegando actualmente a tener entusiasta vigencia incluso en las universidades del país, haciendo uso de su femenil espacio.

           Esta hermandad universal de musicales estudiantes se hace presente en la actualidad en países tales como España, Portugal, México, Perú, Colombia, Puerto Rico, Bolivia y Argentina, e incluso en naciones con otras lenguas, como Francia, Holanda y Japón, además de nuestro Chile, en donde ya se constata la existencia de una veintena de agrupaciones femeninas.

La Estudiantina de Señoritas de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, fundada en 1999, retoma el nombre de las primeras agrupaciones femeninas de nuestro país dándole un carácter contemporáneo, y ha llegado a ocupar una respetada presencia activa entre sus iguales.

            El adecuado desarrollo de estas comunidades juveniles requiere de la existencia de un ambiente propicio para el aprecio y cultivo del arte. Es decir, se necesita que haya políticas que estimulen el rescate, cultivo, difusión y valoración del arte en general y del arte musical en particular, ámbito donde están insertas estas tan singulares agrupaciones, que si bien han tenido sus inicios en el medioevo español han ido tomado carta de ciudadanía en los países de América, y particularmente en Chile, perfilándose como un importante instrumento de desarrollo humano donde los jóvenes pueden volcar sus talentos, construir sus sueños, cantar al amor y a la paz.

CONCLUSIÓN

            Hoy, con un creciente protagonismo de la mujer en todos los aspectos de la vida social, es casi imposible pensar que ella no pueda participar en un ámbito del cultivo musical del romanticismo juvenil universitario, y más aún, cuando esto está comprobado con ya más de un siglo de existencia de estudiantinas integradas por señoritas.

            Si bien la historia nos refleja que inicialmente la vida de la mujer ha sido más bien pasiva y contemplativa, hoy se puede sentir más concretamente que el trabajo perseverante y el aporte consciente de la mujer ha ido paulatinamente dando frutos, conquistando así la totalidad de los espacios gracias a su perseverancia, a su desarrollo intelectual y a su gran capacidad de amar.

            La tarea continúa, y hoy es necesario consolidar los espacios ya conquistados, para  seguir construyendo la historia con una presencia activa de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.

Andrea Andreu Muñoz

(en páginas 108 a 113 )

 

Señoritas con el maestro Emilio de la Cruz Aguilar "Aemillius", vicedano de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, España.

Con el Lic. Luis Ramirez, creador del programa Rondando con La Tuna, de televisión mexicana, México.
 

Con Diego Callejón, Armando Rodriguez y los maestros de Ars Tunae, de la Asociación de Antiguos Tunos de la Universidades de Catalunya, España.

 


Con los maestros Miguel Angel Vega "Miake" y Enrique Pérez "Lapicito", de la Universidad de Alicante, España.