"El
cantar femenino estudiantil"
Andrea A ndreu
Muñoz
En
este texto hablaré de la mujer inserta en un ámbito que fuera en
su inicio netamente masculino.
Quisiera referirme a roles marcados e impuestos por
una sociedad con fe en la masculinidad.
La idea de este ensayo es hablar de la mujer dentro
de un ámbito en el cual yo estoy activamente involucrada: en la
vida universitaria, específicamente en un movimiento estudiantil
de longeva y musical hermandad: las Estudiantinas o Tunas.
La
tradición de estas agrupaciones le exige a la persona
perteneciente a este movimiento una actitud y una especial forma
de ser frente a la sociedad. Digamos que se expresa a través de
alegres rasgos picarescos, románticos, bohemios, musicales y
andariegos.
Desde el pensamiento masculino surge naturalmente
la pregunta: ¿Por qué a la mujer le nace la inquietud, o “se le
mete en la cabeza”, introducirse en un ámbito netamente varonil?
Si
analizamos esta pregunta podemos pensar que ya pasa a ser un
tópico frecuente de esta sociedad. Si bien es una pregunta que
una recibe en este movimiento, es
en general
un cuestionamiento que a la mujer se le ha hecho a lo largo de
todas las actividades que ésta ha querido ejercer fuera de la
casa, como por ejemplo: el estudio, el voto, manejar vehículos,
la política, etc. En este caso, se cuestiona la necesaria
expresión de un espíritu aventurero, llevado por el alegre
romanticismo del canto en cofradía.
Entones, el
punto de partida
de esta pequeña introducción es: ¿Puede la mujer estar en todas
las actividades sociales sin perder sus cualidades propias?
ESTUDIANTINAS DE SEÑORITAS
Al establecerse las primeras casas de estudios en
España surge el movimiento estudiantil ligado a la inseparable
idiosincrasia juvenil pícara y andariega del siglo XIII. También
nace la necesidad de supervivencia, donde al estar en las aulas
intelectualmente activos surge la solución: Salir a rondar por
la sopa boba, enamorar mujeres y recaudar algún
dinerillo.
Este
longevo movimiento de ya más de ocho siglos que ha sido
tradición conservada mediante transmisión oral, existe hasta el
día de hoy, ya que las necesidades de un joven estudiante
siempre serán el desarrollo de su intelecto, el cultivo de su
espíritu lúdico y el satisfacer sus necesidades básicas de
manutención.
¿Quién ha dicho que la mujer no tiene las mismas necesidades? En
Chile, con el decreto Amunátegui de 1877 se consideró que la
mujer intelectualmente “estaba apta” para desarrollarse en un
medio propio de los hombres; fue así que diez
años después egresaron las primeras
profesionales chilenas, doctoras en medicina, explicitando a una
sociedad conservadora que el género
femenino podía desarrollarse perfectamente en igualdad plena.
Lo
mismo ha ocurrido con las estudiantinas. Este alegre movimiento
ha logrado cautivar a féminas del mundo entero, tanto por las
varoniles serenatas cantadas a sus balcones, como por la alegre
juventud de sus integrantes universitarios; es decir, nos
estamos refiriendo a una expresión lúdico-amatoria, con alegre
picardía, en que los jóvenes estudiantes desarrollan sus
capacidades en comunidad y cultivan sus talentos musicales en un
espacio de fraterna libertad.
El emergente
protagonismo social de la mujer de finales del siglo XIX hizo
que no estuviera ausente de participar en este género recién
llegado por esos años a nuestro país.
Así fue que en el
Santiago de 1889 la mujer se introdujo
en el ámbito de “las
estudiantinas chilenas”.
A partir
del año 1893 se empieza la labor docente gracias al decreto de
enseñanza obligatoria de música y danza en los colegios. En
consecuencia, las señoritas y señores de la época llevan la
música y danza de fusión transcultural europea a los salones,
dándole importancia a instrumentos de pulso y púa como la
bandurria y el mandolino napolitano, con un realce tal que ya en
1894 en Chile se comienzan a fabricar bandurrias.
Fruto
de este nuevo conocimiento musical, la mujer consecuentemente
empieza a fomentar dentro de los recintos educacionales la
formación de las llamadas “Estudiantinas de Señoritas”,
las que, tomando el vestuario español y un variado repertorio
musical especialmente “arreglado para estudiantinas”, hacen una
especie de fusión hispano-chilena, dándole un carácter propio de
lo femenino y una impronta local.
En la sociedad decimonónica, de grandes
limitaciones conductuales en lo social, la
mujer con su estudiantina pasa a
tener una activa expresión escénica presente en toda la sociedad
chilena, desde los salones aristocráticos hasta los sencillos
salones filarmónicos de las humildes familias obreras. Es así
que, desde hace más de un siglo, la mujer participa activa y
reflexivamente en estas agrupaciones, llegando actualmente a
tener entusiasta vigencia incluso en las universidades del país,
haciendo uso de su femenil espacio.
Esta
hermandad universal de musicales estudiantes se hace presente en
la actualidad en países tales como España, Portugal, México,
Perú, Colombia, Puerto Rico, Bolivia y Argentina, e incluso en
naciones con otras lenguas, como Francia, Holanda y Japón,
además de nuestro Chile, en donde ya se constata la existencia
de una veintena de agrupaciones femeninas.
La
Estudiantina de Señoritas de la Facultad de Artes de la
Universidad de Chile, fundada en 1999, retoma
el nombre de las primeras agrupaciones femeninas de nuestro país
dándole un carácter contemporáneo, y ha llegado a ocupar una
respetada presencia activa entre sus iguales.
El
adecuado desarrollo de estas comunidades juveniles requiere de
la existencia de un ambiente propicio para el aprecio y cultivo
del arte. Es decir, se necesita que haya políticas que estimulen
el rescate, cultivo, difusión y valoración del arte en general y
del arte musical en particular, ámbito donde están insertas
estas tan singulares agrupaciones, que si bien han tenido sus
inicios en el medioevo español han ido tomado carta de
ciudadanía en los países de América, y particularmente en Chile,
perfilándose como un importante instrumento de desarrollo humano
donde los jóvenes pueden volcar sus talentos, construir sus
sueños, cantar al amor y a la paz.
CONCLUSIÓN
Hoy, con un creciente
protagonismo de la mujer en todos los aspectos de la vida
social, es casi imposible pensar que ella no pueda participar en
un ámbito del cultivo musical del romanticismo juvenil
universitario, y más aún, cuando esto está comprobado con ya más
de un siglo de existencia de estudiantinas integradas por
señoritas.
Si bien la
historia nos refleja que inicialmente la vida de la mujer ha
sido más bien pasiva y contemplativa, hoy se puede sentir más
concretamente que el trabajo perseverante y el aporte consciente
de la mujer ha ido paulatinamente dando frutos, conquistando así
la totalidad de los espacios gracias a su perseverancia, a su
desarrollo intelectual y a su gran capacidad de amar.
La tarea continúa, y hoy es necesario consolidar los
espacios ya conquistados, para seguir construyendo la historia
con una presencia activa de la mujer en todos los ámbitos de la
sociedad.
Andrea
Andreu Muñoz
(en páginas 108 a 113 )
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Señoritas con el maestro Emilio de la Cruz Aguilar "Aemillius",
vicedano de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense de Madrid, España. |
Con el Lic. Luis Ramirez, creador del programa Rondando con
La Tuna, de televisión mexicana, México.
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Con Diego
Callejón, Armando Rodriguez y los maestros de Ars Tunae, de
la Asociación de Antiguos Tunos de la Universidades de
Catalunya, España. |
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Con los
maestros Miguel Angel Vega "Miake" y Enrique Pérez
"Lapicito", de la Universidad de Alicante, España. |
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