Cruza callada y son sus movimientos silenciosa armonía;
suenan sus pasos, y al sonar recuerdan del himno alado la candencia rítmica.
Los ojos entreabre, aquellos ojos tan claros como el día;
y la tierra y el cielo, cuanto abarcan abre con nueva luz en sus pupilas.
Ríe, y su carcajada tiene notas del agua fugitiva;
llora, y es cada lágrima un poema de ternura infinita.
Ella tiene luz, el perfume, el color y la línea, la forma engendradora de deseos, la expresión, fuente de eterna poesía.
Mientras callando guarde su oscuro enigma siempre valdrá lo que yo crea que calle más que cualquiera otra que me diga.
Rima de Gustavo Adolfo Bécquer.
Cortesía de Eternal_Galaxia
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