El punto cero

Redacción factortierra factortierra@yahoo.es

En Piura, un medio de comunicación ha descrito la situación financiera departamental como el "efecto Zaraí", aludiendo a la niña de 13 años que dice ser hija de Alejandro Toledo en una una relación extramatrimonial con Lucrecia Orozco. Ahora ella y su madre están exigiendo el reconocimiento de su paternidad, a través de una prueba de ADN.

El gobierno no ha destinado la cantidad de dinero suficiente para que la región camine el año entrante, teniendo en cuenta que algunos estudiosos asiáticos han previsto un nuevo periodo de lluvias fuertes.

El Niño, que terminó por modificar el paisaje local, vegetándolo, se presentará este verano con precipitaciones que, sin alcanzar los registros de 1983 ó 1998, preocupa debido a que la infraestructura para soportarlo no está en condiciones.

A ello se agrega la actitud gubernamental de concentrarse en el castigado sur –el terremoto de julio último afectó a Arequipa, Moquegua y Tacna—dejando al norte sin mayor amparo que su suerte, quizás, como dicen los comentaristas locales, porque Piura no le dio la mayoría en las últimas elecciones.

De hecho, de todos los votos válidos, el 70% favorecieron al candidato aprista Alan García, y la otra parte al actual presidente. El sur tuvo un escenario más favorable a Toledo.

Ni siquiera las autoridades locales saben cuánto se va a necesitar para recibir la embestida de El Niño. Si bien es cierto la prevención y la construcción de infraestructura adecuada permitieron soportar su embate hace tres años y medio, el paso del tiempo y la negligencia de autoridades y ciudadanos han echado a perder buena parte de las construcciones.

El diario El Tiempo publicó esta semana una serie de reportes en los que demostraba que la misma ciudad de Piura resultaría inundada porque su sistema de drenaje pluvial no tiene mantenimiento adecuado.

En otros lugares del departamento, obras civiles destinadas al regadío están inconclusas, inexistentes o deterioradas; las que permiten el transporte parecen estar preparadas, pero algunos puentes y badenes no ofrecen garantía a los conductores de vehículos y transeúntes, pues la erosión ha dejado cimientos al descubierto, o simplemente ha corroído el ingenio en sí.

Toda la costa y la zona cisandina del departamento son áreas críticas: aislamientos, inundaciones... buenas intenciones que no podrán concretarse pues a los pocos recursos existentes, Lima aportó casi nada.

La ausencia de fondos gubernamentales es una puerta abierta a la destrucción debido a la acción de la naturaleza, y de uno de sus más destructivos hijos: el ser humano.

Por paradójico que parezca, todo ese escenario significa buenas noticias para la gente del campo. Según el biólogo Fidel Torres, las personas mejor preparadas para soportar lo que caiga del cielo son los campesinos, quienes han creado espacios para una agricultura pre-Niño y post-Niño, con éxitos a escala comunal.

Hace un año y medio, Torres publicó el fundamento científico de la incompatibilidad de la explotación minera en el valle de San Lorenzo, basada en una mecánica de vientos que acarrearía partículas contaminantes a lo largo de la costa del departamento.

En los siguientes meses, el científico fue completando la información y ahondando en su hipótesis. Por ejemplo, recientemente ha dado a conocer que el área de impacto de la contaminación por un posible tajo abierto en Tambogrande sería mayor: 40 km a la redonda con dispersión radial hasta el 1,5 km de altura.

Los efectos ahora, dice, serían peores, debido a que el valle de San Lorenzo es la matriz pluvial del departamento.

San Lorenzo, al ser zona de baja presión, es proclive a registrar lluvias de mayor intensidad que en otros lugares del departamento. Un cuadrado imaginario en la zona de confluencia de la quebrada de San Francisco con el río Piura (sector Malingas) es, por así llamarlo, el punto cero.

En marzo de este año, mientras la ciudad de Tambogrande llegó a registrar hasta 100 litros por metro cuadrado, el punto cero llegaba hasta 350 litros por metro cuadrado, incrementando el caudal de San Francisco, que contribuía a cargar aún más el Piura, que, a su vez, generaba todo un desmadre para el transporte y los habitantes de la cuenca baja del río Piura.

Según Torres, la proporción 3 a 1 es una constante, por lo que, irremediablemente, aunque llueva poco en Piura, Sullana o el mismo Tambogrande, problemas de inundaciones, erosión (en esta zona, el suelo varía de arenoso a franco-arcilloso), y hasta modificación del curso ribereño, es posible. Pero permite la producción alimenticia (de lo que el transporte, es otro cantar).

Si hubiera un tajo abierto, dice Torres, la inundación sería inevitable, sin contar que las filtraciones de la napa freática previamente ya habrían causado problemas.

Por eso, varios piuranos prefieren prevenir, y están pidiendo audiencia con el presidente Alejandro Toledo para que dé marcha atrás en su posición de dar puerta abierta a Manhattan o Buenaventura.

Ambas empresas siguen avanzando en silencio. Funcionarios de Manhattan se reúnen con algunos tambograndinos en un local gremial, donde antes hubo un congreso anti-minero, en la ciudad de Piura. Buenaventura sigue acosando a dirigentes campesinos para ingresar, como denunció Francisco Ojeda a NPC factortierra.

Según el presidente del Frente de Defensa de San Lorenzo y Tambogrande, el teniente gobernador del caserío de Monteverde Alto está cansado de que los mineros lleguen a su casa para que convoque a una reunión con el fin de ingresar a la comunidad, a lo que esta persona se opone. No hay quejas formales al respecto.

Por su parte, Ojeda está buscando pedir la aplicación de la consulta popular para pedir la intagibilidad del valle de San Lorenzo para usos mineros. A mitad de semana, el mismo Ojeda declaró que la Oficina Nacional de Procesos Electorales no había objetado el pedido.

Sin embargo, no quiso dar más detalles, pues teme que los activistas mineros se aprovechen de esto para extender la consulta al departamento (que poco o nada está enterado del asunto), y no limitarlo al valle, donde al fin y al cabo se sentirán los primeros y últimos efectos. La diferencia entre más vida y muerte segura, ambas a largo plazo.