El sórdido
juego de la Manhattan
Martha
Meier Miró Quesada
Ecologiaaldia.com
Reza
el refrán popular que "el pez por la boca muere".
Parece que la boca del pez Manhattan es la página web donde
difunden información de interés para sus inversionistas.
Una
y otra vez las mentiras de Obradovich (a la sazón
hijo político del dictador militar Francisco Morales Bermúdez), y
las de otros representantes de la minera canadiense, han
quedado patéticamente descubiertas por la información que
emana de la propia Manhattan Minerals Corporation.
Hay
que agradecer también a la torpeza de su estrategia de
comunicación institucional el hecho de que a estas alturas ya
no quede duda que Manhattan está dispuesta a todo para
entrar y explotar, a tajo abierto, la veta polimetálica
que se encuentra bajo la ciudad de Tambogrande, Piura, y
que se extiende por el valle frutícola de la Irrigación San
Lorenzo, uno de los rincones de la costa más importantes para
la agricultura de exportanción y donde se da no sólo una
variedad única de limón, sino mangos que gozan de gran
demanda en el mercado internacional. La calidad de las aguas de
la zona, además, han llevado a que la transnacioal Pepsi Cola
establezca allí su planta embotelladora.
Una
ciudad, un importante valle frutícola, fuentes de agua dulce de
gran calidad y una formación vegetal única como son los
bosques secos del norte, están amenazadas por una inconsciente empresa
minera para quien la mentira y --hasta donde se ha
conocido--- la "persuación" económica a un puñado
de inescrupulosos líderes agrícolas son la única herramienta
con que cuentan, a falta de argumentos coherentes a favor de un
proyecto minero a todas luces perjudicial para el ambiente y la
población de la zona.
Se
ha sabido que en días recientes la Manhattan-Sechura habría
contratado los servicios del estratega en imagen, Hugo Otero.
Como se sabe Otero está vinculado a las campañas del doctor
Alan García (a la sazón, compañerísimo de Remigio Morales,
cuñado de Obradovich). Pero esto son pinceladas que tan sólo
nos distreen del tema que nos ocupa: el sórdido juego de la
minera canadiense para confundir a la opinión pública y
descalificar a quiénes apuestan por la defensa de los derechos
que asisten a la población tambograndina a decidir su destino,
y su inalienable derecho a la propiedad privada y, de ser el
caso, a venderla a precios que reflejen su real valor
al contener oro, plato, zinc y otros minerales, y la enorme
inversión económica de las últimas décadas de convertir esta
porción de desierto irrigado, en un productivo y rentable rincón agrícola.
En
días recientes los más importantes diarios de circulación
nacional publicaron un comunicado de la Manhattan cuya
única y principal finalidad era cuestionar las campañas de
defensa del lugar que sacan adelante, tanto el Colectivo
Tambogrande, como el Frente de Defensa, entre otros.
Se
pretendía descalificar estas iniciativas proagrícolas y ecológicas
sembrado la duda sobre unos supuestos fondos que financian la
"millonaria" (¿?) campaña contra la minera.
Se
acusaba, además, a quienes apuestan por el desarrollo
sostenible, la conservación ambiental y el progreso agrícola
de nuestro país, de "ahuyentar la inversión
extranjera".
En
definitiva la Manhattan, a través de su "comunicado",
sólo trató de satanizar a los activistas proagrícolas
con argumentos deleznables y manoseados:
1.-
Que controversia agrícola-minera que se ha desatado es es
interesada porque supuestamente y según se les ha ocurrido a
ellos, alguien la estaría financiando.
2.-
Que quienes batallan por defender los derechos de las
comunidades (incluido sus derechos de propiedad) son prácticamente
enemigos del Perú que buscan el atraso de la población.
En
el burdo "comunicado", Manhattan se presenta como
una empresa responsable que no hará nada hasta que los Estudios
de Impacto Ambiental (EIA) estén listos, y se realice una
consulta entre la población.
Hasta
allí todo muy lindo, pero a estas alturas esa historia se
la pueden creer sólo los débiles mentales. El descaro de la
minera candiense es grande.
La
Manhattan, por ejemplo, obvia mencionar que en el Perú los
EIA son una de las muchas aberraciones "ecológicas" legisladas
durante el Fujimorato. Basta saber que es la empresa interesada
(para el caso la minera) la que financia tales estudios. Más
claro ni el agua: si uno va a un sastre y le encarga un traje...¿a
la medida de quién lo hará, de quién lo pagó o de un
parroquiano cualquiera?
Soslaya
también la Manhattan que es bastante cuestionable el
mecanismo que se sigue en las consultas populares porque
facilita, entre otras cosas, que la población no se entere de
la convocatoria a consulta y que su opinión, a final de
cuentas, no sea tomada en cuenta debido al engorroso camino
legal que ha de seguirse.
Si
las cosas fueran de otra manera en el Perú se conocería algún EIA
que haya recomendado, a la empresa que lo contrató, no
realizar las actividades pretendidas. Habrían, también, muchas
otras empresas que tras la consulta popular hubiesen sido
desterradas de los lugares dónde pretendían operar. Pero la
realidad es otra y demuestra que el EIA no garantiza nada y que
las decisiones de las comunidades no logran tener el peso
suficiente para frenar las pretensiones de las grandes
empresas, porque todo el aparato estatal y la legislación favorece a
los inversionistas sobre la población, aunque para ello haya
que pisotear y torcer el espíritu de la Constitución.
Y
bien, al comenzar estas líneas decíamos que "el pez por
la boca muere" y en el caso de la Manhattan sus malas
intenciones con respecto al Estudio de Impacto Ambiental están
descaradamente expuesta en su página web.
Informan
con desparpajo:
"Según
lo dispuesto por la ley peruana, el EIA será sometido a un
proceso de revisión que incluye una consulta pública. La
entidad responsable por la aprobación del concepto minero
propuesto antes de que se llegue a desarrollar actividad minera
es el Ministerio de Energía y Minas".
Hasta
allí todo aparentemente correcto, pero prestemos especial
atención a las siguientes frases de la minera candiense:
"Es
importante indicar también con casi toda seguridad que
cualquier explotación minera requerirá del financiamiento de
instituciones de crédito internacionales. Por lo tanto,
Manhattan está preparando el EIA para cumplir con las normas
establecidas no sólo por el Perú, sino también por Canadá y
el Banco Mundial".
Perdón...¿cómo
dijo? ¿Manhattan está preparando el EIA para cumplir con las
normas establecidas no sólo por el Perú, sino también por
Canadá y el Banco Mundial? ¿O sea debemos entender que el EIA
se está elaborando no para analizar si el proyecto es ambiental
y socialmente viable, sino para cumplir con las normas
establecidas por Canadá y el Banco Mundial para la elaboración
de tal tipo de estudios?
A
buen entendedor, pocas palabras. La consultora ambiental que
realiza el EIA está, pues, haciendo un traje a la medida de...¡Manhattan,
la empresa que está pagando por ese encarguito!
©2002
Martha Meier Miró Quesada
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