El Tao es eterno, no obra
y nada deja sin hacer.
Si príncipes y reyes lo entendieran así,
se formarían las cosas por si solas.
Si al formarse, se despertaran deseos en ellas,
las reprimiría con la simpleza del SER sin nombre.
En el ser sin nombre no hay deseos.
La ausencia de deseos trae quietud
y el mundo se corrige por si mismo.
Conquistar el mundo y quererlo manejar,
no se puede conseguir,
el mundo es algo material
que no se puede manejar.
Quien lo maneja lo ensucia.
Quien lo pretende retener, lo pierde.
 
 

 
  Las cosas són relativas,
tan pronto emanan calor, como se vuelven frías.
Tan pronto son fuertes, como se vuelven dèbiles.
Tan pronto andan por arriba, como se estrellan.
Por eso evita el sabio el exceso,
la progialidad y la magnificiencia.
 
     
  La percepción errónea conduce a la muerte espiritual.
Sólo el discernimiento purificado abre una via hacia el despertar definitivo.
No quieras encontrar fuera de tí mismo
lo que sólo dentro de tí puede ser hallado.
 
     
  La paz en el mundo sólo serà possible
cuando todos los seres humanos hayan
conquistado su propia paz interior.
 
     
 
Hay un paraiso por descubrir en nuestro interior...
La perfección puede parecer inalcanzable,
así interminable en su efecto.
La plenitud aparece inagotable,
así lo es en su efecto.
La rectitud aparece torcida.
La habilidad parece ineptitud.
El movimiento vence al frío.
La calma vence al calor.
Pureza y calma son las normas del mundo.
 
     
   
     
  Sé tu mismo!
Buscate
y atrevete a encontrarte!