La niña enferma, 1885-86
Óleo sobre lienzo, 119,5 x 118,5 cm.
Nasjonalgalleriet,Oslo
Christian Krohg:
Niña enferma, 1880-1881
Óleo sobre lienzo, 102 x 58
Christian Krohg: Niña enferma, 1880-1881
Óleo sobre lienzo, 102 x 58
La niña enferma es un cuadro que Munch va a retocar en los años noventa: Como sucede con otras obras importantes, existen varias versiones de este cuadro , y una de las más famosas es la de la Galería de Dresde, que data de 1907 y que en 1939 llegó vía Oslo a porder de la Tate Gallery de Londres. Hoy en día cuesta entender el enojo y la insignación que provocóel cuadro cuando en octubre de 1886 fue exhibido por primera vez durante la Exposición de otoño en cristianía. El motivo es más bien convencional: la niña enferma-Betzy Nielson, a quien también retrataría, le sirvió de modelo- está sentada en la cama, enderezada pro una gran almohada rellena de plumas que le sirve de sostén. Vuelve su rostro hacia un lado, donde, casi a sus pies, hay una mujer sentada o arrodillada.La mujer tiene la cabeza inclinada, de modo que no podemos reconocer su rostro. Una cómoda sobre la que se ve una botella delimita a la izquierda el estrecho espacio, al fondo vemos una pared en tonos claros que parece confundirse con la almohada, y a la derecha una superficie verdosa que puede interpretarse como una cortina cerrada. En primer plano a la derecha, vemos sobre una pequeña mesa un vaso medio lleno. No pueden, por tanto, ni el tema ni la composición del cuadro haber sido la razón del escándalo. Lo que causó indignación - sobre todo en los círculos de artistas - fue la impertinencia de exponer un cuadro cuyos elementos principales son sólo esbozos escarbados en el que las huellas de retoques sucesivos son bien visibles. Colores diluidos, de los que Munch se servirá sólo después de 1900 aparecen ya en este trabajo, que, como Arne Eggum ha acreditado, Munch mismo había llamado "estudio". Numerosos surcos rasguñan, penetran todas las capas de pintura y ponen de manifiesto la intensa agitación nerviosa en que se ejecutaron los retoques. En vez de una reproducción naturalista de unos cuerpos trazados cuidadosamente según la anatomía y modelados con ayuda de luz y sombra, nos encontramos aquí con un a pintura cuya fuerza proviene de su interior, una pintura en la que la luz no incide desde fuera sobre los objetos, sino que emana del interior de la almohada y del rostro que aparece transparente de la niña enferma. El reproche tan frecuente de que el cuadro no es más que garabateo, lo expresaron los críticos de entonces describiendo por ejemplo la mano izquierda de la niña: "Pero no puede en manera alguna representar una mano humana: ¡se trata de papilla de pescado en salsa de langosta!", cita del diario de anuncios noruego del 25 octubre de 1886.