La amistad
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Publicado en El Telégrafo, el sábado 31 de enero del 2004 Ecuador 2020: Una visión diferente La amistad, por José Fernando Gómez Rosales Mucho se ha hablado de la amistad, principalmente destacando lo rara que es la verdadera amistad y la falta que hace. Se dice que los amigos son como los taxis: difíciles de encontrar cuando el tiempo se pone malo. El autor de Verdades amargas en forma muy dura dice: ¿Amigos? Es mentira, no hay amigos la amistad verdadera es ilusión ella cambia, se va y desaparece con los giros que da la situación. Amigos verdaderos sólo tienen los que disfrutan de ventura y calma pero aquellos que abate el infortunio sólo tienen tristezas en el alma. Es indudable que hay que diferenciar los términos. El problema es que extendemos la palabra "amigo" como si fuera una camisa de 11 varas y queremos usarla para "Sansón y los que no son". Amigo no es ni cómplice ni encubridor; amigo no es sinónimo de "conocido" ; amigo no es un Banco para prestar dinero, ni multiservicio absurdo; amigo no es tampoco el que me solapa o me tapa mis pillerías, sean del tipo que sean; amigo no es el que se quiere aprovechar de mí, ni tampoco la persona de quien me aprovecho. La amistad es un nexo de amor y como tal, requiere de respeto, sinceridad, confidencia basada en el respeto, afinidad, y deseo de servir. No existe amistad para fines ilícitos; por ejemplo, el dejar que copies o el ocultar a tu esposa una salida con otra, no se llama amistad; lo primero es compañerismo mal entendido y lo segundo es falsa amistad. La verdadera amistad no admite resentimientos. Podemos diferir de opiniones o pensar en forma diferente, pero esto no invalida nuestra amistad. La verdadera amistad siempre busca el bien desde el punto de vista moral y ético para los dos amigos. La amistad debe ayudarte a mejorar, no tapar tu acto ilícito, ni buscar tu impunidad. ¿Puede existir amistad entre un hombre y una mujer? Muchos opinan que no, que este tipo de amistad no puede existir. Como firme creyente en el amor, creo en la verdadera amistad y por supuesto que la creo posible entre personas de sexo opuesto. Creo así mismo, que la amistad verdadera tiene varios requisitos. Un requisito indispensable es el respeto. Respeto a las creencias, a la forma de ser y proceder, respeto a la intimidad y muy importante también, respeto a uno mismo. Una amistad verdadera, no coexiste ni con la chabacanería ni con la vulgaridad, puesto que son faltas de respeto. Otro factor indispensable es el tacto y aunque habemos algunos atropellados que imprudente, pero inocentemente nos podemos pasar de la raya, si el arrepentimiento es sincero y el propósito de enmienda existe, no debe dañar la amistad. Toda amistad lleva también algo de admiración por las virtudes que presenta nuestro amigo y un deseo sincero de emularlo en esos aspectos buenos. Otro punto importante en una verdadera amistad, es la sinceridad, principalmente en los sentimientos y la decencia en la forma de expresarlos. La amistad es una comunión de almas y algunas personas pueden dejarse llevar por esa agradable sensación y pasar a otro tipo de relación. Por eso es muy importante conocer en que terreno piso y respetarnos tanto a nosotros mismos, como a nuestro amigo o amiga, así como a nuestra amistad. Puedo asegurar que una relación de amistad verdadera, es mucho más agradable y rentable que una relación pecaminosa de amor físico. El amor de la amistad es mucho más elevado. Por eso, la excelencia del amor en el matrimonio se logra cuando alcanzamos la madurez, cuando el sexo pasa a ocupar un lugar secundario y la amistad empieza a entronizarse en nuestra relación. La verdadera amistad es como el buen vino, mientras más añeja es, mejor y más cuerpo tiene. Un amigo no tiene porqué estar siempre presente en todos los actos de mi vida, pero siempre puedo estar seguro de contar con él, cuando necesito su ayuda. Defendamos la amistad. Valoremos a nuestros amigos, recordemos que el amor (y la amistad es una manifestación del amor), es como una planta, necesita ser abonada y regada. Esto no indica que tenemos que estar siempre presentes. Las más hermosas flores crecen en la floresta, regadas por la lluvia que manda nuestro Creador. No dejemos de rezar por nuestros amigos, así como nunca dejemos de rezar por nuestros enemigos. Recordemos a Margareth Thatcher, cuando dijo que: "Vale la pena conocer a nuestro enemigo... entre otras cosas, por la posibilidad de que un día se convierta en un amigo". |