Carta de un sacerdote jesuita en Nairobi

Antes de irme quería mandarles la carta de un sacerdote jesuita, que es
amigo de mi familia y que vive en África. Llegó hace poco a nuestra casa, y
la verdad es que nos impactó mucho...es una carta de navidad. Si pueden y
tienen tiempo, leánla, en serio vale la pena.
Un gran abrazo para todos ¡Buena Caza!
Jose
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Josefina Lería
Stgo. - Chile

Nairobi, 24 de Diciembre de 2000
Estimados familiares y amigos:
Les escribo desde Nairobi y les envio mis afectuosos saludos de Navidad y mis deseos de un año nuevo lleno de bendiciones de Dios.
No se donde estaran concentradas sus mayores preocupaciones y esperanzas durante esta navidad: si en el trabajo, la vida familiar, en los cambios importantes que estan sufriendo las diferentes sociedades que viven en Chile, ...o ,quizas, en todos ellos.
Yo quisiera, brevemente, compartir mis preocupaciones y esperanzas en el Africa Oriental, donde el Señor y me ha enviado para "en todo mas amar y servir",y donde la Iglesia y la Compa ñía me han dado la mision de vivir y predicar un mensaje de esperanza.
Quisiera comenzar por compartir con ustedes mis preocupaciones:
Estoy preocupado por la salud de nuestros pueblos, que sigue deteriorandose. En Kangemi, la poblacion callampa donde vivo y donde los jesuitas tenemos nuestra parroquia, mueren diariamente de SIDA entre 25 y 30 personas. Ya se me ha hecho habitual el escuchar todas las noches los tambores que acompañan el duelo de familiares y vecinos de alguien que ha muerto en esos dias. En Kenya, el 80% de las camas de hospital estan ocupadas con pacientes de SIDA y mueren a causa del SIDA unas 500 personas diariamente.
Estas son cifras oficiales que, obviamente, no corresponden a las verdaderas, que son ciertamente mayores. Las consecuencias se muestran devastadoras en los niveles familiares y socio-economicos. Es cada vez mas frecuente ver que, al morir de SIDA los padres de familia, los abuelos, ya cansados por una vida de trabajo y sacrificio, o los hijos mayores, todos entre los 13 y 17 años de edad, se convierten en los jefes de hogar. Estos ultimos deben dejar de estudiar, buscar un trabajo no calificado y emprender la responsabilidad de criar, educar y alimentar a sus hermanos menores.
Me pregunto que puede significar la Navidad en este contexto, donde es la muerte, y no la vida, la que parece tener la ultima palabra. Tambien me preocupa la creciente pobreza de nuestros pueblos. El 40% de la poblacion de Nairobi, Keña, y el 60% de la poblacion de Addis Abeba, Etiopia, estan sin trabajo. Este año, como en la decada anterior, solo el 2 % de la inversion mundial se ha hecho en Africa! Junto a la pobreza han aumentado drasticamente la frustracion y la violencia. A esto se suma una corrupcion generalisada que envuelve personas e instituciones. Mientras Ministros de Gobierno e inversionistas locales y extranjeros (la corrupcion siempre requiere de dos: el que da y el que recibe) quedan impunes, los que sufren son los pobres, mis vecinos, como de costumbre.
Que puedo predicar para navidad que no sea "opio del pueblo" sino voz de autentica esperanza fundada en la paz de Jesus, rey de la paz, con justicia para todos?
Veo con frustracion, amargura y hasta impotencia como nuestro continente va muriendo de a poco. Nuestros paises no pueden pagar las deudas millonarias contraidas hace decadas con el FMI y el Banco Mundial. Veo como gastamos mas en "pagar la deuda" que la inversion en educacion y salud. Keña paga USD 23 de deuda per capita/año, invierte lo mismo en educacion y destina solo USD 6 a la salud.
Y es el pais que mejor esta en la region! Nuestros hombres mueren jovenes (40 años promedio de vida), nuestras mujeres llevan la vida enfermas y envejecen rapido, y nuestros niños crecen mal nutridos, comprometiendo asi su desarollo normal. Esta generacion sera ciertamente menos inteligente que la anterior. Me pregunto como hacer de mi vida un mensaje de esperanza para esta Navidad?
Me preocupan los refugiados y desplazados. Africa Oriental tiene la poblacion de refugiados y desplazados mas grande del mundo: 30 millones (de 50 millones en todo el planeta), hombres, mujeres y niños que han debido abandonar lo poco que tenian (su campito y su choza), para establecerse "temporalmente" "al otro lado del limite", hasta que las cosas se tranquilicen. Me pregunto, que pensaran y sentiran estos refugiados, casi todos cristianos, cuando ven que la navidad se acerca? Que se puede celebrar en estas circumstancias?
Pero nos definimos como el continente de la esperanza. Etiopia y Eritrea firmaron un tratado de paz la semana pasada. Esto es a la vez una gran gracia y responsabilidad que debemos agradecer y cultivar. Aunque todavia nos quedan algunas guerras que terminar: las guerras civiles en Sudan y Uganda y la que tiene Uganda con la Republica del Congo. Pero, vamos avanzando, al menos por ahora.
Veo diariamente la esperanza de nuestros hombres caminando 20 kmts. al dia para ir y volver del trabajo y ahorrarse unos pesitos para poder "terminar el mes". Tambien veo la esperanza de nuestras mujeres trabajando duro desde el alba hasta el ocaso, con crios a cuesta, para ayudar a pagar la olla. En Kangemi, donde ahora transito por el barro porque es epoca de lluvias, los veo organizandose en pequeñas cooperativas, porque "la union hace la fuerza" y asi "cunde mas".
Veo a la vecina haciendose cargo de los hijos de la vecina, porque aquella encontro, aunque sea mal pagado, un trabajito. Veo como "hacen una vaca" para conseguir fondos para "mejorar el vecindario", compuesto por "casitas pareadas" de una pieza hechas con planchas de zink, con una llave de agua para 50 familias y letrinas communes en el patio. Los veo "ponerle el hombro juntos", solidarios, y hacer cercas, canales, letrinas.
Los veo celebrar juntos los nacimientos y velar juntos a sus muertos. Veo el sudor y la sonrisa a flor de piel, la de los adultos y la de los niños, que parecen alegrarse de que uno viva con ellos. Si esto no es esperanza, que "chupalla es"?
Y mañana domingo 24 en la noche concelebraremos la Eucaristia en nuestra parroquia repleta de vecinos, mis vecinos, que vienen a proclamar y confesar entre danzas y cantos que, a pesar de todo, el Señor vino, se hizo uno de nosotros y nos ha dado una esperanza contra toda esperanza. Y todos nuestros pobres vendran a la "misa del Gallo" con sendos regalos de comida. Los ofreceran al Señor en el ofertorio, como lo hacen cada cuarto domingo de mes. Son donaciones para que la comunidad cristiana de la parroquia los distribuya "entre los pobres", porque en Kangemi los hay aun mas pobres: los ancianos, las madres solteras y los huerfanos del SIDA. Es como el ejemplo del evangelio de la viuda que da al templo de lo poco que tiene, y el Señor ve su generosidad, porque "ha dado de lo que necesitaba para vivir".
Tambien veo a diario nuestros cristianos laicos, curas y monjas africanos sacandose la mugre por ayudar a su pueblo, organizando proyectos de ayuda y desarrollo, enseñando a los niños en las escuelas, reuniendo a las mujeres, los hombres y la juventud, para darles esperanza en la vida y en un futuro mejor. Es la esperanza misma transformada visiblemente en solidaridad.
Y el lunes 25 voy a pasarme el dia saludando a cantidad gente que querra desearme una "Merry Christmas and a Happy New year, Father". Son mi familia africana de Kangemi que vendra a darme un saludo afectuoso y honesto, para que el "gringo" (yo), que ha dejado su familia y clan para vivir y trabajar con ellos, se sienta acogido por su familia extendida en Africa.
En la noche nos reuniremos para acompartir una cena navideña los 9 jesuitas que vivimos en Kangemi. Nos acaba de llegar de regalo inesperado literalmente "del cielo" un pavo para que celebremos nuestra navidad en familia. Hace un par de dias nos llamaron de un supermercado para pedirnos que lo fueramos a buscar, que alguien lo habia comprado en Estados Unidos por la Internet! No hemos podido averiguar quien lo mando.
En la misa del Gallo me acordare especialmente de ustedes, mi familia y amigos en Chile, y rezare por ustedes, junto a mi familia y amigos de Kangemi, para que el Señor los llene de esperanza y de bendiciones, como lo ha hecho con nosotros. De regalo no les mando el pavo, pero si les ofrezco lo que he recibido de mis vecinos en abundancia: la esperanza y la solidaridad.
Miguel Angel García, SJ
Nairobi


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