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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Medios

 

Air America: Ayer porras, hoy silencio

 

Apenas un año atrás, la prensa norteamericana aplaudía a este programa de radio que prometía "dar la puntilla" a los comentaristas de tendencia conservadora. Pero la táctica ha fallado terriblemente, y no sólo eso, se avizora un escándalo en el horizonte.

 

Aunque es poco conocido en América Latina, Rush Limbaugh es un personaje al cual 15 millones de norteamericanos sintonizan por radio diariamente, cifra por arriba de Howard Stern, de quien incluso se ha filmado una película, y de otros más.

 

Sin embargo la popularidad de Limbaugh ha molestado desde hace tiempo a quienes consideran que la "radio conservadora" se ha adueñado de las ondas radiales con impunidad absoluta, queja que contrasta al ver que tanto el cine como la prensa y la televisión norteamericanas gozan de un monopolio liberal de la información (1) con medios como CBS, ABC, NBC, CNN, el New York Times, el Washington Post, el TIME y el Newsweek.

 

Con excepción de Fox Network, todos estos medios comulgan abiertamente con el Partido Demócrata y mantienen una línea editorial de centro-izquierda. La irritación contra Limbaugh, entonces, es que se trata de un comentarista conservador a quien se ha tratado de combatir en ocasiones anteriores, siempre con resultados que terminaron en fracaso, desde emisiones conducidas por el exgobernador de Nueva York Mario Cuomo hasta un proyecto radial del excandidato presidencial Al Gore que nunca despegó, aunque el ex senador ahora prepara su propio canal televisivo.

 

Durante un tiempo Limbaugh fue comentarista invitado del canal deportivo ESPN donde cometió la imprudencia de decir que al jugador de futbol americano Jim McNabb se le sobreestimaba y se le consentía en las narraciones de los partidos por ser de raza negra. "De no ser por ese detalle", dijo Limbaugh al aire, "sería visto como un jugador bueno, y nada más".

 

Desde la mañana siguiente la prensa tachó a Laimbaugh por haber hecho "comentarios racistas altamente ofensivos" y se le exigió que se disculpara, algo que ya no pudo hacer en ESPN pues simplemente dejaron de invitarlo al estudio. A todo ello McNabb, poseedor de más sentido del humor que los activistas antiLimbaugh, comentó "¿Cómo voy a estar molesto por esos comentarios si por ello ha recibido mucha más publicidad de la que alguna vez imaginé? Se lo agradezco, y me gustaría verlo otra vez en ESPN, donde con frecuencia los programas de discusión son sumamente aburridos sin él".

 

A las pocas semanas Limbaugh reconoció padecer una adicción a los calmantes y las aspirinas de modo que anunció su salida temporal del aire para someterse a una rehabilitación, hecho que la prensa llamó "la caída libre de Rush Limbaugh"; un editorial del Washington Post publicaba "Ya era hora que los radioescuhas vieran lo que se esconde detrás de alguien que se considera limpio y con derecho a criticar a los demás y de no mentir al aire. Pues bien, Rush Limbaugh ha mentido a sus fans, a quienes lo llevaron al primer sitio de ratings en la radio. Es difícil que logre recuperarse de este golpe".

 

Pese al bombardeo noticioso que ubicaba a Limbaugh como un adicto a las drogas --caso curioso, pues cuando se trató de Robert Downey Jr., estos mismos medios medios pedían que el público comprendiera los motivos del actor--, el rating del programa bajó dos puntos porcentuales. Pero la razón no fue el descrédito sino otra más obvia, esto es, si Limbaugh iba a estar fuera del aire por un tiempo sus fans dejaron de escuchar el programa mientras regresaba, factor que quedó refrendado cuando el rating volvió a subir no uno sino cuatro puntos una vez que el comentarista volvió a tomar el micrófono.

 

Desde hace tiempo varios empresarios liberales habían buscado, "ahora sí" tumbar a Limbaugh de la cima en ratings mediante el mismo fuego. Un magnate de Chicago decidió jugársela e invirtió cinco millones de dólares en lo que llamó una "radio alternativa que contrarrestara la información tendenciosa de la radio conservadora", como si el New York Times hubiera publicado solamente notas objetivas en su larga trayectoria.

 

El proyecto llevaría el nombre de Air America y tendría como objetivo inmediato "evitar que George W. Bush permanezca otros cuatro años en la Casa Blanca". Los inversionistas de Air America reconocían que los proyectos alternativos para solidificar una radio liberal habían fracasado por ser demasiado académicos y formales. Como conductor se invitó al comediante Al Franken, de la emisión Saturday Night Live y a quien revistas como Entertainment Weekly ubicaron como uno de los hombres más graciosos de Estados Unidos y autor del libro Rush Limbaugh es un hombre gordo y estúpido --lo políticamente correcto no parece aplicar cuando no se es liberal, por lo visto-- y que estuvo algunas semanas en la lista de los más vendidos del New Tork Times.

 

"Vamos a demostrar cómo Rush Limbaugh puede ser derrotado si bombardeamos al público con la verdad, no con su verdad", afirmó Franken. "La gente lo escucha por ser informal, no porque sea la mejor opción. Pero demostraremos que una radio liberal es un elemento ideal para contrarrestar al conservadurismo que hoy ataca a Estados Unidos".

 

Las palabras de Franken fueron retomadas por prácticamente todos los medios norteamericanos. El TIME le dedicó un artículo de cuarto de plana, el Newsweek plana y media y el New York Times publicó durante diez días un artículo que abundaba en la preparación de Air America. Incluso en América Latina se dio curso a la nota, entre ellos un periódico usualmente conservador como El Tiempo de Bogotá redactó un texto donde señalaba "las horas finales de la radio conservadora en Estados Unidos" a raíz de la salida al aire de Air America; otros medios mexicanos donde ya se preveían comentarios de alabanza, como La Jornada y El Universal, también aplaudieron a la naciente emisión radial.

 

A Franken se le unieron dos figuras bastante conocidas, una de ellas la actriz Jeanette Garofalo, activista antirepublicana desde los tiempos de Ronald Reagan y al rappero Chuck E., razón para que canales televisivos como E! Entertainment y MTV dieran cobertura extraordinaria a Air America, lo mismo que la revista Rolling Stone, que incluso entrevistó a Franken. Sobraría decir que en los días previos, la prensa norteamericana difundió todos los detalles posibles alrededor del programa; CNN le dedicó mesas redondas y hasta la BBC de Londres le daba a Air America los mejores augurios.

 

Finalmente el programa salió al aire en julio del 2004. Como era de esperarse, durante las primeras semanas el rating hizo mella en la emisión de Limbaugh. Air America comenzó a ser transmitido en ciudades con fuerte tendencia liberal, como Nueva York y Los Angeles, pero luego los ratings ya no subieron más. Y es que contrario al humorismo que han demostrado como comediantes, Franken y Garofalo derramaban pesimismo y poco sentido del humor en sus comentarios, los cuales incluso fueron criticados quienes supuestamente eran aliados de opinión, como los activistas de derechos humanos y las ONGs.

 

Y es que los creadores de Air America habían pasado por alto un detalle importante: Limbaugh podía ser todo lo formal e irónico que quisiera porque sus detractores sólo podían criticarlo y ya. Pero la izquierda norteamericana, como la de buena parte del mundo, no tiene sentido del humor e interpreta cualquier comentario irónico y sarcástico como un ataque a su forma de pensar.

 

Air America tuvo un repunte en las semanas previas a las elecciones de noviembre; no obstante que las tendencias ubicaban a Bush 10 puntos por arriba de su contrincante John Kerry, Franken, Garofalo y Chuck E. pedían a sus escuchas no dejarse intimidar. "Las encuestas a veces pueden esconder una mentira", dijo Garofalo, aunque cuando la distancia se acortó punto y medio entre ambos candidatos, la actriz afirmó confiar totalmente en ellas.

 

Sin embargo dentro de la estructura del programa había problemas pues los empleados llegaron a tener mes y medio de sueldo atrasado, ante lo cual los inversionistas adujeron que se debía "a los trámites necesarios cuando surge algo nuevo".

 

El atraso en el pago a los colaboradores de Air America coincidió con el momento cumbre preelectoral. Luego de los debates los índices de audiencia del programa subieron dos puntos porcentuales pero terminaron de hundirse en los días posteriores a la reelección de George Bush. Los ausencias de Garofalo y Chuck E comenzaron a ser más frecuentes mientras Franken no encontraba qué rumbo darle al programa, si uno de comedia o uno serio. Desde entonces Air America ha ido en picada. En Nueva York ha perdido más de la mitad de las preferencias que tenía en octubre y en Chicago, donde nació el proyecto, prácticamente es un fantasma en el dial radiofónico.

 

¿Pero cuál ha sido la cobertura de los medios que alabaron a Franken y a Garofalo hace apenas un año en torno a la suerte de Air America? Casi nula, pues la debacle de Air America parece haber ocurrido en otra galaxia, y ni aun eso, pues la prensa dio amplias notas al descubrimiento de un nuevo planeta mientras que el programa que "daría la batalla a la radio conservadora" se hunde en el fango de la indiferencia por parte de los medios de comunicación.

 

Pero ahora se avizora otro escándalo en torno a Air America pues existen indicios de que recibió financiamiento por parte procedente de unos fondos gubernamentales originalmente destinados a un centro de ayuda a discapacitadosy víctimas del alzheimer, algo que las leyes norteamericanas de comunicación prohíben expresamente. De abundarse más en este caso es casi seguro que Air America se quede sin gas y termine como otro intento, el enésimo, por "derrocar" a la radio conservadora que encabeza Rush limbaugh.

 

Una pregunta obvia aquí es: ¿Estaríamos presenciando el mismo desinterés de la prensa si este manejo ilegal de recursos hubiera ocurrido el el equipo de Limbaugh, Dennis Miller u otro comentarista conservador?

 

Pero en vez de ocuparse del inminente hundimiento de Air America, es seguro que la prensa se enfocará hacia otra ilusión, y esta es, el nuevo canal de televisión financiado por Al Gore. Para allá se irán las porras dentro de poco. Y luego, seguramente, el silencio, como hoy sucede con Air America.

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(1) Conviene aclarar que en Estados Unidos el término liberal se aplica al espectro de centro-izquierda mientras que el de conservador lo es para la centro-derecha, al contrario de como se utiliza en América Latina.