| 
                         
                              | 
  
     
   Medios   Gastar y gastar, gastar y
  gastar...   Telesur es el nuevo juguete electrónico de Hugo Chávez, financiado
  además por gobiernos prosperísimos como el cubano, el argentino y el uruguayo
  que no encuentran otra manera de gastar sus excedentes. Aunque la señal –por
  fortuna— no ha llegado a México, el veredicto es sencillo: será un fracaso.   SEPTIEMBRE, 2005. Gracias a
  la dedicación y empeño de Hugo Chávez, así como su guía y maestro, el
  Comandante Fidel Castro, y con decidido apoyo del mandatario argentino Néstor
  Kirschner (a Lula no lo invitaron: últimamente le ha dado armas al enemigo)
  entró en operaciones Telesur, la opción, de acuerdo a la autorizada voz del
  presidente Chávez, frente al "embate imperialista" de la CNN y
  otras cadenas que "infructuosamente" desean descarrilar a la
  Revolución Bolivariana. "No lo lograrán, pésele a quién le pese", afirmó
  Chávez en su edición sabatina de Aló Presidente.   Verán ustedes, Telesur
  tiene como objetivo unificar a América latina en contra del monstruo
  imperialista del  mismo modo en que
  Radio Habana quiso hacerlo en aquél lejano 1960. Con sede en Caracas, Telesur
  se propone transmitir únicamente "programas de corte revolucionario"
  y "noticias que realmente informen", garantía ésta para atraer
  multitudes de espectadores. No harán falta los anunciantes, por supuesto: el
  canal será financiado por los miles de barriles de petróleo que exporta
  Venezuela, inclusive al Monstruo, de modo que habrá Telesur para rato, así
  como hubo desarrollo en México hasta 1982. Pero eso son nimiedades pues Telesur
  unirá a los oprimidos.   Sin embargo Chávez y su
  gran amigo Fidel Castro esperan ansiosos la reacción yanqui contra Telesur, y
  para su regocijo, ya llegó: un grupo de legisladores republicanos han pedido
  "un antídoto" contra Telesur, ya sea otro canal de televisión o una
  nueva Radio Martí a la que incluso han propuesto llamar Radio Libertad. El
  nombre es lo de menos: lo que emociona a Castro y a Chávez es que, de
  aprobarse, se le dará al primero la oportunidad de proclamarse víctima de
  persecuciones y, con el pretexto de una invasión, restringirá las garantías
  individuales de los venezolanos y elevará la paranoia hasta el paroxismo como
  hoy sucede en Cuba.    Otra reacción (precisamente,
  de la reacción) que emocionó a Chávez fue la del reverendo Pat
  Robertson, quien sugirió que el mandatario venezolano debería ser asesinado.
  ¡Qué divinura! Esta declaración y la iniciativa del Congreso estadounidense
  es  precisamente lo que estaban
  esperando Castro y Chávez.   Sin embargo en Venezuela
  aún existe la molesta prensa libre, esa que Cuba tan esmeradamente ha
  aplastado por más de 40 años. Diarios como El Universal de Caracas, son
  órganos al servicio de las peores causas de la burguesía local, el
  imperialismo y los esbirros de la CIA. Son ellos quienes han propalado la información
  que desde el 2000, cuando Chávez se adueñó del Congreso, el Senado y la
  economía, la pobreza ha crecido en un 10 por ciento, datos que, por cierto, fueron
  difundidos por el mismo gobierno chavista (¿no será que el enemigo ya está
  dentro?) o que el diario haya sido objeto de las más descaradas muestras de terrorismo
  fiscal, modalidad que seguramente Chávez le aprendió a sus colegas del PRI
  mexicano. La única verdad que debe verse en Venezuela es la de Telesur, y nada
  más.   Sin embargo este delirio
  cubano, uruguayo, argentino y venezolano tronará como chinampiña. Así como
  nadie en su sano juicio escucha Radio Habana por gusto en Cuba --así como
  nadie hacía caso a Radio Venceremos, la radio oficial del sandinismo que,
  urgida de recursos, terminó por aceptar publicidad de cabarets y cines XXX--
  la gente prefiere sintonizar los canales de Miami, o bien muchos isleños
  graban en video la señal de los canales vía satélite que ofrecen los hoteles para
  disfrutarlas en casa. De igual modo Telesur difícilmente se convertirá en la
  Sierra Maestra del espectro televisivo en Sudamérica.    Bien trepado en su nube
  bolivariana-socialista --combinación que al Libertador le provocaría úlceras--
  nadie le ha dicho al teniente sublevado que la gente desconfía sistemáticamente
  de todo aquello que propalan sus gobernantes, incluidas las emisiones noticiosas.
  La opinión pública venezonana sabe perfectamente cuál es la realidad del
  "paraíso socialista" cubano y eso no lo podrán borrar ni 20 años
  continuos de transmisiones de Telesur.   Otro factor que obra en
  contra es el asombroso desconocimiento de Chávez respecto a los medios informativos
  norteamericanos, a quienes considera "voceros de Bush", en especial
  CNN, feroz crítico del presidente prácticamente desde que asumió el poder el 20
  de enero del 2001. Y aquí no hay pretexto de que ni Chávez ni sus lambiscones
  desconocen el inglés pues CNN en español maneja la misma línea editorial que
  su similar latinoamericana.   Finalmente no deja de
  sorprender la forma en que gobiernos tan prósperos, que han cumplido todos
  sus objetivos sociales y están forrados en recursos como el cubano, el
  argentino y el uruguayo  sean parte
  del proyecto Telesur, o que en Venezuela, país donde hay 10 por ciento más de
  pobres desde que Chávez llegó al poder, se gasten millones de dólares en un
  canal televisivo ”antiimperialista". La señal, por fortuna, no ha
  llegado a México pero si llega a hacerlo sería buena idea incluirla en el
  paquete History Channel-Jurassic Era.                                  |