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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Internacional

 

No es el dinero, es el sentido común

 

JULIO, 2005. De acuerdo a las recientes declaraciones de Bob Geldof, éste sigue considerando, igual que en 1988, que la pobreza y la hambruna en África se deben a que los países ricos no transfieren suficientes recursos a la región para atenuar este problema. Es curioso cómo, después de haber visto de primera mano al ejército etíope que acaparaba la ayuda y la utilizaba en su propio beneficio, Geldof acuse a los G-8 de "insensibilidad" respecto al continente africano.

 

No pueden ponerse en duda las nobles intenciones de Geldof. Su error radica en la perspectiva que le da al problema, pues si Live Aid recaudó 70 millones de dólares que se entregaron en la región, y 20 años más tarde aún hay hambre ¿no indicaría esto que el dinero per se, difícilmente resulta la solución?

 

Si regar dinero redujera la pobreza del mundo tendríamos burocracias eficientes, universidades públicas de primer nivel y desde hace rato la pobreza hubiera disminuido gracias a los esfuerzos oficiales; es más, si el dinero fuera el remedio, el continente africano sería próspero si tomamos en cuenta que el Plan Marshall costó 24 mil millones de dólares para reconstruir Europa, y que datos del mismo Banco Mundial indican que, desde 1945, el continente ha recibido 500 mil millones de dólares, 476 mil millones más. Gran parte de estos recursos fueron destinados a financiar los procesos independentistas --la independencia de las ex colonias africanas ha sido la más cara de la historia-- y durante los sesenta, para apuntalar las "reformas" que terminaron por traer más pobreza pues, casi sin excepción,  destruyeron la actividad productiva. Antes el caos las ex colonias exigen más recursos a los países ricos para solventar "la grave crisis económica" provocada, según ellos, por las potencias imperialistas, las mismas de donde salió el dinero para financiar innúmeros proyectos faraónicos y aun estúpidos en ese continente

 

Francia, Inglaterra y, sobre todo, los odiados yanquis y el Banco Mundial dejaron llover sobre el África más de 650 mil millones de dólares de 1970 a 1980, cantidad que terminó por empobrecer a países como Namibia, Sierra Leona, Zimbabwe –antiguamente Rhodesia y que, vaya ironías, era mucho más próspera mientras fue colonia africana—Zaire y Botswana, lejos de disminuir los índices de pobreza (que se debían, más que a la sequía, a la insensatez y avaricia humanas) la marejada de dólares sólo sirvió para que déspotas y tiranos se inflaran de dinero y empobrecieran a sus países, desde el neokeynesiano Julius Nyerere en Tanzania, Bokassa en República Centroafricana quien ¿cuál pobreza? Se hizo construir un trono de oro para su coronación donde dilapidó 50 millones de dólares, Idi Amin en Uganda y Mobutu Sese Seko en Zaire; en Etiopía el Rey Selassie fue obligado a abdicar “por colaborar con los imperialistas” y en su lugar quedó una junta militar que hizo trizas a la esconomía y propició una hambruna que Geldof, ingenuamente, achacó a a la sequía en 1985 y hoy culpa a las grandes potencias.

 

La pesadilla persiste en partes como Zimbabwe (recordemos que durante un tiempo abasteció a Sudáfrica) pues ahí un anciano terco llamado Robert Mugabe aplicó en el 2001 una reforma agraria que despojó a los pequeños propietarios de sus granjas, las cuales proporcionaban alimento a tres cuartas partes del mercado interno. Como resultado la producción se desplomó y Mugabe, naturalmente, culpó a los “imperialistas” de su misma estupidez. Lo peor es que Geldof parece creerle pues Zimbabwe está incluida entre los países que “urgentemente” necesitan que el G-8 les envíe recursos para atenuar su pobreza.

 

Es también incomprensible cómo para recibir ayuda, se hubiera obligado a Sudáfrica a modificar su política económica y abolir el apartheid. No porque la ley segregación racial fuera buena (nunca lo fue) sino porque ni Geldof, ni la Unicef, ni la ONU, ni el Banco Mundial exigen a estos países que erijan una política económica que le permita despegar al África. Y lo que es más, el BM y la Casa Blanca acaban de anunciar la cancelación de unos 130 mil millones de dólares en deuda externa. Sin esta carga, que supuestamente impedía prosperar al continente africano

 

 

SOLO VIVIMOS MUCHAS VECES, SEGÚN BRIAN WEISS