FILOSOFÍA MEDIEVAL

TEXTO 1

La Crisis del mundo Helénico.

 

Abarca este período desde la muerte de Alejandro Magno (323), que coincide prácticamente con la muerte de Aristóteles (332), hasta el momento en que los romanos convierten Macedonia en provincia romana (148 a.C.) y el sur de Grecia pasa a ser la provincia de Achea.

La pólis  griega pierde su independencia; y Atenas su hegemonía comercial, política y, al menos en parte, cultural. Las monarquías helenísticas suceden a la pequeña ciudad-estado. Se acentúa la diferencia entre clases sociales. La inestabilidad política es permanente. En consecuencia, el individuo se siente perdido al carecer de un marco de referencia que pueda ser abarcado y comprendido.

Esta nueva situación permite comprender los rasgos de la filosofía de la época helenística:

 

·         Un nuevo concepto de “hombre”: Para Aristóteles el hombre es un “animal cívico” (zoon politikón), ya que sólo la ciudad es autosuficiente y, por tanto,  sólo en ella puede realizarse como tal; con el hundimiento de la pólis el hombre se convierte en “animal social” (zoon koinonikón): su marco de referencia es la humanidad y la naturaleza, y reclama para sí la autosuficiencia y la autonomía que antes se reconocía como privilegio de la ciudad (se trata de un ideal casi inalcanzable que ya habían pretendido los filósofos cínicos).

·         Las vicisitudes de la época hacen que la seguridad personal y la felicidad individual se conviertan en los grandes anhelos del momento.

·         La seguridad se busca en una referencia a las leyes inalterables de la naturaleza, es decir del Cosmos, y en la elaboración de una nueva Física y una nueva Ética de carácter naturalista y cosmopolita (las éticas de Platón y Aristóteles sólo parecían válidas, en efecto, en el antiguo marco de la pólis)

·         Aunque los filósofos estoicos y epicúreos son notablemente sistemáticos en sus elaboraciones doctrinales, la intención de sus reflexiones conduce a una subordinación de la filosofía y la ciencia a los fines prácticos de la existencia; el “sabio” ya no es únicamente el que sabe, sino el sabe vivir.

·         Por esta razón, la filosofía –que en esta época se dividía casi unánimemente en tres disciplinas: lógica, física y ética, es considerada como un saber unitario, unificado por la finalidad moral. Salvo para los peripatéticos, la pura especulación carece de valor, y la física y la ética coinciden prácticamente:

 

“El estudio de la naturaleza no forma jactanciosos artífices de la charlatanería, ni ostentadores de la cultura por la que se afana la masa, sino personas firmes, independientes, orgullosas de sus propios bienes y no de los que surgen de las circunstancias fortuitas.” (Epicuro, Sentencias vaticanas. 45)

 

·         Por fin, las diversas escuelas que florecieron en estos años viven en continua interrelación, lo cual explica que, por un lado sean frecuentes las polémicas, y que, por otro, no puedan escapar a las influencias mutuas (lo cual dará lugar a la aparición del eclecticismo en la época siguiente)

 

B: Historia de la Filosofía en su marco cultural.

César Tejedor Campomanes. Ediciones SM, Madrid, 1991.

 

 

TEXTO 2

Transición de la religión cristiana a la teología.

 

   Antes de entrar en el tema del  cristianismo tenemos que echar un vistazo a la época que sigue al período clásico de la filosofía griega, la época de la filosofía helenístico-romana.

  Con el reinado de Alejandro Magno se termina la época de la ciudad-estado libre e independiente. Durante su reinado y el de sus sucesores (los diadocos), que combatieron entre sí por la soberanía política, la libertad de las ciudades griegas va disminuyendo, al tiempo que la cultura griega se expansiona por todo el Mediterráneo hasta que se diluye cuando Grecia es absorbida como provincia romana.

  Como consecuencia de la pérdida del marco humano de la ciudad independiente aparecen el cosmopolitismo y el individualismo, dos actitudes vinculadas estrechamente. El individuo ya no será parte activa de la ciudad; por eso sólo puede recogerse en sí mismo o en el pequeño círculo de sus amigos (individualismo) o expandirse en la totalidad de la humanidad y del cosmos (cosmopolitismo)(y también en este caso, no pudiendo el individuo proponerse una acción eficiente a la medida de la vastedad del todo al que pertenece, no le queda, para contribuir a la perfección del todo, sino preocuparse de la propia perfección de su círculo).

 En este nuevo marco que produce desorientación y desasosiego en el individuo, la filosofía se va convirtiendo en una guía espiritual para orientación en la vida. Se extiende entonces una idea de la filosofía como sabiduría moral, como búsqueda de una regla para la vida capaz de dar al hombre la seguridad que ha perdido en la política. El interés de los filósofos de la época helenístico-romana será predominantemente ético-práctico y las especulaciones físicas y metafísicas serán relegadas a una segundo plano;  no interesan ya por sí mismas sino sólo en cuanto que proporcionan una base y preparación para la ética. Los nuevos sistemas filosóficos toman prestados, sin más elaboraciones propias, la física y la metafísicas de los antiguos (especialmente de los presocráticos), para concentrar sus esfuerzos en la cuestión moral. (El problema del ser y del conocer, que como hemos visto centraba los esfuerzos de la filosofía clásica no interesa ahora por sí mismo, sino sólo en la medida en que de su solución depende la del problema moral).

Al  cristianismo hay que situarlo por de pronto en este contexto, y considerarlo en primer lugar como una respuesta a la desesperación; y precisamente como una respuesta hebrea a ese estado - con el anhelo de salvación y la religiosidad que caracteriza al pueblo judío.

   En su origen, el cristianismo es un conjunto de creencias religiosas fundadas en una tradición que comporta la revelación de Dios al hombre y la encarnación de Dios en Cristo. Como religión, esencial,  al cristianismo le es esencial, junto a ese conjunto de creencias, el aspecto pastoral: la predicación de amor y de salvación al hombre, una predicación que encuentra su modo de expresión en la parábola, la imagen poética, la reconvención moral, el salmo, etc. Como religión, el cristianismo podía haberse encerrado en el misterio de Dios y en el recuerdo de Cristo, y, por lo mismo, podía haber dejado de lado la filosofía, (por diversidad de objeto y de método). Y así es, de hecho, al principio, cuando era mas desnudamente una religión. San Pablo, por ejemplo, desdeña a la filosofía o sabiduría pagana:

 

“Los judíos exigen pruebas y los griegos buscan la sabiduría; nosotros, en cambio, predicamos un Cristo crucificado , escándalo para los judíos y necedad para los gentiles,

pero para aquellos que han sido llamados, sean judíos o griegos, poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es mas sabia que la sabiduría de los hombres”

 

   En sus orígenes, el cristianismo, si tenía que vérselas con la filosofía (con la tradición racional griega), se sentía superior a ella y la despreciaba.

    Ahora bien, esta actitud debió cambiar muy pronto. A medida que el cristianismo se iba difundiendo (primero entre los desheredados, después entre personas  más cultas) surgía la necesidad de dialogar con los paganos. Con el fin de defender la religión cristiana contra los paganos, había que conocer las doctrinas de estos, y usar sus propias armas intelectuales. Surge entonces la literatura apologética. En el sentido técnico del término, una apología era un alegato jurídico, y las obras de la apologética cristiana eran alegatos para obtener del emperador romano el reconocimiento del derecho legal a existir en un imperio oficialmente pagano. Hubo de asimilarse el vocabulario más familiar a las clases ilustradas del imperio, y este vocabulario coincidía en buena parte con el filosófico de la época helenístico-romana.

Comienza con este episodio un proceso de asimilación o de fusión entre el espíritu cristiano y la tradición filosófica que se extiende a lo largo de toda la Edad Media. Este proceso, que implica los problemas de la relación entre razón y fe, ha sido objeto de una controversia entre los historiadores del cristianismo que podemos resumir en estas tres posturas:

-Unos piensan que la asimilación supone la pérdida del mensaje original de Cristo, aplastado por el peso enorme de la filosofía la griega

-Otros piensan que la filosofía medieval representa un intento legítimo de aclarar con las luces de la razón el misterio cristiano, fin para el que la filosofía griega sirvió de instrumento

-Para otros la filosofía cristiana es un seudo saber que, por un lado tergiversa la filosofía griega, y por otro lado fracasa en su intento de expresar la experiencia religiosa.

 

Aportaciones del pensamiento cristiano:

Las principales novedades doctrinales del judeocristianismo frente al pensamiento griego son las siguientes.

·         La concepción lineal del tiempo, herencia de la mentalidad judía, que ha sólido verse como un antecedente de la conciencia histórica moderna o como una intuición del ser histórico del hombre. Frente a la concepción circular del tiempo griega, que toma por modelo del devenir el tiempo cíclico de la naturaleza observable, la concepción lineal tiene por trasfondo el acontecer histórico del hombre, donde nada se repite. El mundo tiene un punto inicial absoluto (la creación), un trazado, que es el suceder de las generaciones jugándose su destino, y un punto y se acabó, que es el juicio final. Esta concepción se refleja en el papel del Dios cristiano. Mientras que los griegos habían puesto a los dioses en relación con la naturaleza (ya sea como inteligencia ordenadora en Anaxágoras y Platón, o acto puro y motor inmóvil en Aristóteles, ya sea como Razón universal en los estoicos), el cristianismo pone a Dios en relación con el acontecer humano. (La misma naturaleza es reducida, en el cristianismo a escenario donde se desenvuelve el destino escatológico del hombre). Dios se ocupa directamente de los asuntos humanos.

·         La identificación de Dios con la verdad y la sustitución del ideal griego del sabio por el ideal del santo contemplativo. Mientras que el filosofo griego poseía una verdad que había obtenido con el esfuerzo de su inteligencia (una verdad siempre relativa) el hombre cristiano se presentaba en posesión de la verdad definitiva y absoluta, a la que consideraba una gracia de Dios y a la que se adhería por  la fe.

·         El monoteísmo, que no había sido nunca postulado expresamente por la filosofía griega y que es una herencia de la religión judía.

·         La omnipotencia de Dios. Los dioses de la filosofía griega no eran omnipotentes: estaban sujetos al orden necesario del mundo.

·         El creacionismo. La idea judeocristiana de que Dios creó el mundo ex nihilo es extraña a la filosofía griega, la cual pensaba el mundo como eterno.

La idea cristiana del hombre posee las siguientes características

·         Que el hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios.

·         Que el alma es inmortal (doctrina presente ya en Platón y en otros pensadores griegos).

·         Que los cuerpos resucitarán al final de los tiempos.

La concepción cristiana de la vida humana traía también  una importante novedad en el ámbito de la doctrina moral. Como vimos en el tema anterior, la filosofía griega es básicamente intelectualista respecto de la moral. En cambio, la moral cristiana no es intelectualista. En el intelectualismo, el mal moral no es sino ignorancia; en el cristianismo el mal moral no es ignorancia, sino pecado, y el pecado es el resultado de dos factores: la maldad humana que inclina al mismo, y la libertad humana, que cede a tal inclinación.