Sto. Tomás Moro 2/26

(Viene de la página 1)

bien, sufría la existencia de Moro como la supervivencia de su conciencia

3- Que
Utopía no es ni una obra menor ni un precedente prerrevolucionario

4- Que Moro fue un precursor, que en materia jurídica adelantó las bases de lo que recién 200 años más tarde la esclarecida y cafeinada
Accademia dei Pugni, (Biffi, Franci, Verri y sobre todo el Marques de Beccaria) podría sintetizar.

Durante mucho tiempo la figura del Lord Canciller no fue del todo comprendida y aún hoy persisten las dudas. ¿Por qué? Porque se lo sigue viendo como a un hombre que debe optar frente a un conflicto. Que debe resolver un dilema complejo. Que debe hallar una solución. Que en definitiva se halla frente a un desafío, que aún debe pensarlo, que aún duda. Y en rigor, Moro ha optado hace tiempo; la circunstancia es para él un accidente, un triste ocurrir que habrá de sobrellevar haciendo honor a su título; como todo un caballero.


Semblanza de un hombre común

"...hombre de idiomas y práctico en el Common Law,
de aguda inteligencia y lleno de imaginación, aunque
aficionado a chanzas que constituían desdoro de su seriedad"
Hall, al momento de la designación de Canciller


Oración del buen humor:

Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el pecado, sino que encuentre el modo de poner las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no permitas que sufra excesivamente por ese ser tan dominante que se llama: YO.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás.
Así sea.

Beatificado por SS León XIII el 29 de diciembre de 1886 y elevado a la santidad por el Papa Pío XII el 10 de febrero de 1935 ha de decirse que Sir Thomas no fue un perfecto jurista. Alguna vez mal aconsejó a Erasmo sobre un tema de cambio que le costó sus buenos pesos. No fue un perfecto político, alguna vez durante un discurso fustigó duramente a Wolsey, el canciller saliente; Sir Thomas fue un

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