EL RAMAL ESTACIÓN BASÍLICA

 

Por Adolfo J. García.

Integrante del Centro de Jubilados y Pensionados Ferroviarios de Luján.

 

El Gobierno de la provincia de Buenos Aires por decreto del 28 de diciembre de 1897, autoriza la construcción del ramal que desde la estación Luján llegaría a las cercanías de la Basílica de esta ciudad.

El contrato de la ejecución se efectuó el 28 de Febrero de 1899 y su apertura al público fue el 1 de diciembre de 1899 con un recorrido de 1.978 metros.

En ocasiones fue ocupado para el transporte de materiales para la construcción de la Basílica; siendo destinado a la circulación de trenes de peregrinos que llegaban a Luján y con una locomotora de maniobras se remolcaban hasta la estación Basílica. En oportunidades llegaron a circular mas de 25 trenes en el día, comenzando a llegar los mismos desde las 3 de la mañana; esto se producía principalmente el día 8 de diciembre, día de la Virgen de Luján.

Como este ramal fue exclusivo para la atención del tráfico de trenes peregrinos, se cumplía como un servicio condicional, por lo tanto nunca figuró en los horarios, murales ni itinerarios, dado que la circulación de los mismos dependía de los pedidos de las congregaciones o agrupaciones católicas, que contrataban día y hora de llegada del tren y cantidad de pasajes a ocupar.

Con la destrucción de los archivos de esa época se hace difícil llegar a tener una información correcta, máxime que no figura en los manuales de tarifas y distancias kilométricas del ex Ferrocarril Oeste.

De acuerdo a nuestros datos se salía de la estación Luján con vía libre barrote (palo Staff) que se entregaba al maquinista en una plataforma de madera destinada para ese fin, frente a la actual cabina de señales Oeste. Este barrote era entregado al guardabarrera que se encontraba en la calle Mariano Moreno y a su regreso, el Conductor, lo recibía de nuevo para entregarlo en la plataforma y el mismo era llevado por el señalero a la Cabina Oeste donde existía un aparato canjeador para el sistema block de seguridad del servicio.

La estación era de madera con techo de chapas a dos aguas y en un costado existían comodidades construidas de madera. Tenía una pieza y cocina para el encargado o cuidador de la estación; una pieza con escritorio y teléfono para la comunicación con la cabina Oeste. Una amplia comodidad que servia de espera y un depósito para los bancos que se utilizaban al llegar o salir los trenes peregrinos y una comodidad para las herramientas del revisor de vehículos.

Estas dependencias se comunicaban por puertas internas y tenían una ventana hacia el andén y otra hacia la calle Mariano Moreno. La entrada principal se encontraba en la habitación destinada a la sala de espera.

La estación tenía un anden con piso de carbonilla de casi 300 metros con dos vías que quedaban protegidas por el techo de la esta­ción de 60 metros además de una tercera vía que servía para que la maqui­na que remolcaba el tren pudiera cambiar de lugar y remolcar el equipo de coches vacíos hasta la estación Luján donde se depositaban en la playa de maniobras donde hoy se encuentra el depósito de materiales de Forastieri y Parra (extremo noreste del edificio principal de la estación).

Al no tener el andén una altura apropiada, personal ocupado en forma ocasional se encargaba de colocar bancos acercándolos a los estribos de los coches, para que los pasajeros desciendan. Este trabajo se realizaba al regreso de los peregrinos ocupándose en estas tareas entre 8 a 10 personas, de acuerdo a la cantidad de trenes a llegar.

Un molino a viento surtía de agua a la casa del cuidador y a los baños de damas y caballeros que existían en la estación.

El encargado vivía en la estación y su trabajo consistía en la atención de los trenes y público, los días domingos principalmente y los días que no circulaban trenes tenía que concurrir ,a la estación Luján para actuar de guardabarrera o peón de estación.

Todo el terreno ocupado por la estación se encontraba alambrado y para su iluminación en caso necesario tenía lámparas a kerosene. En algunas ocasiones una banda de musical recibía a los peregrinos y los acompañaba hasta la Basílica.

El Ferrocarril Sarmiento, el 13 de mayo de 1955 suspende el tráfico de trenes en dicho ramal, pero en ocasiones circulaban trenes.

En diciembre de 1955 la Comisión Asesora Municipal por conside­rarlo un retraso vecinal, solicita la apertura de pasos a nivel sobre las calles Rivadavia, Italia, Colón y General Paz o en caso contrario se proceda al levantamiento de las vías motivado por el escaso movimiento de trenes.

El día 24 de marzo de 1956 el ferrocarril comunica a la Munici­palidad que el levantamiento de vías costará 100.000 pesos, cuyo importe se solicita, caso contrario que la municipalidad colabore en la mano de obra para el levantamiento. El 26 de Marzo de 1956 se reúnen autorida­des del F. C. Sarmiento el Sr. Comisionado Municipal y miembros de la Comi­sión Asesora llegando a un entendimiento en el levantamiento de las vías disponiéndose a partir del 17 de Abril de 1956.

El desarme de la estación y el levantamiento de las vías se produjo entre los años 1956 y 1958.

En diciembre de 1956 los cambios existentes fueron retirados y enviados a la estación Olascoaga.

En 1958 se efectuó el levantamiento total entre las calles Alvear y Alsina, quedando un pequeño desvío en los terrenos del antiguo vivero del ferrocarril; posteriormente fue levantado al ser entregado dicho terreno a la Municipalidad para la construcción del Complejo Polideportivo Federico Fernández de Monjardin.

Uno de los últimos cuidadores de la estación fue el Sr. Carmelo Antonio Oliverio y su señora esposa Ignacia Simonetti. El capataz de la cuadrilla que actuó en el año 1958 para el levantamiento de las vías fue el Sr. Salvador Caminos.

Queda así en la ciudad de Luján una calle que con el nombre de Enrique Udaondo ocupa el antiguo trazado del ramal estación Basílica.

 

Datos:

“El Civismo” año 1955-56

Fundación Museo Ferroviario.

FF. CC. en explotación años ‘40/’41

Ignacia Simonetti.

Salvador Caminos.

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