LAS PRIMERAS DIESEL ARGENTINAS

 

Un intento frustrado de la industria argentina

 

por Fernando Fuertes

 

En el año 1945 la Administración de los FF.CC. del Estado resolvió implantar para sus líneas la tracción Diesel-Eléctrica. Para ello crearon la división Diésel Electrica, en febrero de ese año, que funcionaría en los astilleros de la Dirección General de Navegación y Puertos (isla Demarchi, Dársena Sur).

Se nombró como jefe de esta división al ingeniero subinspector de la armada, don Pedro Montoya, quien tendría a su cargo la fabricación de las locomotoras. El propio director del astillero, Ingeniero José María Courreges, también quedó adscripto a la citada división.

 

 

El autor del proyecto para la construcción de las máquinas, fue el Ingeniero Pedro Saccaggio, de larga trayectoria en el F.C. Sud (ya jubilado) quedando como consultor y asesor “ad-honorem” y fue quien dirigió la preparación de los planos para la fabricación de 30 unidades de trocha angosta que se realizarían parte en dichos astilleros y parte en los talleres de Alta Córdoba. Los coches de pasajeros que remolcarían estas unidades se fabricarían en Tafí Viejo.

En la resolución del administrador general de febrero de 1945, en el ítem 6, deja establecido que los planos de las 30 máquinas llevarán la firma del Ing. Saccaggio y la inscripción “Proyecto Saccaggio” sin cuyo requisito no podrá enviarse a talleres y sin que ello importe acordar ningún título de propiedad. Por decreto 6518 de marzo de 1945 se abrió un crédito por $m/n 22.400.000 a favor de los Ferrocarri-les del Estado destinado a la adquisición y construc-ción de equipos y elementos, y por el 6730 de ese mismo mes se autorizó la adquisición directa de 8 grupos diesel-eléctricos Sulzer. Es decir se empezaba construyendo dos locomotoras (aparentemente dobles ya que cada unidad llevaría dos equipos). Los bogies proyectados eran de tres ejes, dos en cada cuerpo. La cantidad de dinero asignada en ese año de 1945 fue de $ m/n 2.800.000 de los que se aplicaron un poco más de $1.900.000.

 

 

Este ambicioso plan de fabricar unidades en la Argentina no prosperó pues a dos años de iniciado el proyecto, el Consejo de Administración de los FFCC del Estado suspendió la fabricación ya que los principales elementos de su construcción eran importados. No obstante se llegó a terminar uno o dos chasis y parte del armazón de la carrocería.

En 1948 todos estos elementos, terminados o no, se enviaron a los talleres de Liniers por disposición de la Secretaría de Transporte. Ya el Ing. Saccaggio era coordinador para la compra, reparación y utilización de todo material rodante.

Fue un proyecto no realizado, no pudimos verlas avanzar por la Quebrada del Río Primero o cruzando las Salinas Grandes, con su carrocería extremadamente aerodinámica y con sus colores celeste y blanco a modo de bandera perdiéndose hacia abajo más allá del primer radiador. En aquellos años la industria argentina era incipiente, pero los comienzos son siempre así.

Los motores se usaron años más tarde para equipar a las locomotoras “Justicialista” y “Argentina” construidas en los Talleres de Liniers (Luego Fadel) bajo la dirección del Ing. Saccaggio, pero esa es otra historia.

 

Editado en el Boletín de Historia Ferroviaria de la Fundación Museo Ferroviario N° 11.

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