The Black Dragon Society
by Shougo Amakusa & Misanagi
Capítulo 12
"Un Duelo por Amor"
En el capítulo
anterior, Melders le había tendido una trampa a Misanagi, haciéndole
creer a Shougo que ella era su aliada en la Sociedad del Dragón
Negro y le perdonó la vida considerando que su venganza estaba
satisfecha al quitarle la confianza de la persona que ella amaba.
Por otro lado, el rencor volvió a invadir el corazón de Shougo
al sentirse traicionado.
En el Aoia se encontraban todos menos Shougo y Misanagi por
razones obvias, allá estaban discutiendo los últimos
acontecimientos.
Soujiro: Bueno; creo que no sabemos nada útil
de esos sujetos.
Saito: No, te equivocas; esto de Melders nos ha
ayudado mucho.
Cho: Sí, pudimos averiguar que luego de fingir
su muerte, regresó a Alemania bajo el nombre de Wolfrang; como
Snyder desmantelo la Sociedad del Dragón Negro, Melders trató
de formarla de nuevo, pero no lo logró; hasta que se alió con
otra persona que nadie conoce con exactitud y ambos crearon la
Sociedad del Dragón Negro; supongo que regresó y se alió con
Misanagi con nuevas promesas.
Sayo: ¡Un momento!. Yo no creo que ella sea una
traidora.
Aoshi: ¿Acaso dudas de tu hermano?.
Sayo: No, bueno, no lo sé; la verdad es que me
cuesta creerlo.
Misao: No entiendo cómo pudo creerle a Melders
después de lo que pasó.
Saito: Tal vez todo fue planeado; y es probable
que ella matara a Snyder bajo órdenes de Melders.
Sayo: No puedo imaginar a Misanagi así; no
puedo.
Kenshin no había hablado, sólo escuchaba a todos pero decidió
intervenir.
Kenshin: A mí también me cuesta creerlo, pero
como están las cosas es una posibilidad; al menos ya sabemos más
de ellos.
Cho: Y eso no es todo; tenemos conocimiento de
que en 2 semanas llegaran cerca de acá varios buques mucho más
poderosos que el Rengoku de Shishio; pues ya se acerca la hora
del ataque.
Sano: ¡Eso es muy grave!.
Misao: Debemos detenerlos.
Aoshi: Es probable que el Jefe esté allí.
Soujiro: No lo creo; si nadie lo ha visto debe
ser por algo; pero si Melders es su mano derecha es lógico que
esté presente para ser la voz de su Jefe.
Saito: Debemos avisarle a Shougo.
Cho: Por cierto, ¿Dónde está?.
Shougo se encaminó nuevamente hacia la montaña, estaba decidido
a buscar a los miembros de esa maldita Sociedad y matarlos él
personalmente a cada uno, el rencor no le dejaba pensar, solo
quería cobrárselas todas, sin que nadie se entrometiera. Un
solo pensamiento invadía su mente:
Shougo: ¿Cómo pudo engañarme de esa forma tan
cruel? - y a su vez una duda lo atormentaba - ¿Y por qué no me
mató cuando pudo hacerlo?. Tuvo por lo menos un ciento de
oportunidades.
Misanagi todavía se encontraba dando tumbos por los túneles de
la mina, tratando de hallar el camino que la llevará al templo,
necesitaba encontrar a Shougo y Sayo, comprobar que los hombres
de Melders no hubiesen cumplido su objetivo. Después de mucho
caminar a oscuras, tanteando las paredes de los túneles con sus
manos, logró divisar una luz al final, corrió y efectivamente
el túnel la condujo al foso donde estaba el templo. Su corazón
se detuvo al ver dos cuerpos inertes tirados en el suelo, pero al
acercarse pudo comprobar que había tres más y eran los cadáveres
de los hombres de Melders. Se sintió aliviada, pero a la vez
atormentada, Shougo estaba vivo, ¡Vivo!, pero creyendo que era
una traidora. Decidió salir de ese lugar que la ahogaba e ir en
busca de Shougo para explicarle, ¡Así perdiera la vida en ello!.
Shougo había llegado a la entrada de la mina, cuando de pronto
vio a Misanagi salir de ella. Una mezcla de sentimientos lo
invadieron, deseos de matarla y a la vez de darle la oportunidad
de explicarse. Pero su orgullo fue mas fuerte:
Shougo: ¡Traidora! ¡Eres una vil mentirosa!.
Misanagi se paralizó al verlo, era tal el rencor que irradiaba
los ojos de Shougo, que no le permitía mover un músculo. Sacó
fuerzas donde no las tenía y dijo:
Misanagi: Espera, déjame explicarlo todo.
Shougo: No más mentiras. ¡No te cansas!. ¿Hasta
dónde eres capaz de llegar con todo esto?.
Misanagi: Pero.... es que..., todo fue una
trampa. Nos engañaron.
Shougo: ¡No!. ¡Aquí la única que miente eres
tú!. Y esto me lo vas a pagar, ¡Con tu vida!.
Shougo levantó su mano y con los dedos extendidos canalizó tal
energía, que una ráfaga de aire se dirigió con fuerza hacía
donde estaba Misanagi, levantando una nube de polvo que la cegó,
lo cual fue aprovechado por Shougo para encaminarse a ella con
increíble velocidad, desenvainando al mismo tiempo su espada.
Estaba aún mas ciego que ella, pero su ceguera era causada por
un odio que lo carcomía por dentro. Misanagi, había perdido su
habilidad visual parcialmente, pero no auditiva, logró escuchar
como el cuerpo de Shougo cortaba el viento en su carrera hacía
ella y el silbido que producía la espada al ser desenvainada,
por lo que justo cuando él estuvo en posición para Matarla,
logró saltar y volver a caer detrás de él.
Misanagi: Por favor Shougo, déjame explicarte,
si al final todavía no me crees, yo misma te daré mi daga para
que dispongas de mí.
Shougo: No me enredarás nuevamente con tus
historias, tú me mataste primero, te dije que te amaba y creí
ser correspondido, y todo era ¡Mentira!.
Misanagi: ¡No son historias!. El deseo de
venganza de Melders tiene un solo objetivo, ¡Yo!.
Shougo (volviendo a empuñar su espada y atacando a
Misanagi): No te escucho, ni lo haré. Ya nos engañaste
una vez, ¿Recuerdas?. Y ahora, fuiste cómplice de ese maldito.
Intentaron matarnos, no solo te burlaste de mí, sino ayudaste a
otro que intentó matar a Sayo, ella que te consoló en un
momento que pensó, no, que pensamos, era el más doloroso de tu
vida.
Misanagi (evadiendo la espada, una y otra vez):
No nunca les mentí, solo mantuve en secreto mi encuentro con
Snyder, porque así me lo había pedido él. Por otro lado, si
alguna vez fui aliada de Melders, nadie más que yo se arrepiente
de haberlo hecho. Te lo expliqué antes. ¿Por qué me creíste
en ese momento y ahora es distinto?.
Shougo (pensado): ¡Maldita sea!. Me estoy
dejando llevar demasiado por mi ira y eso me resta velocidad en
mis ataques; no es posible que esa Ninja evada mis ataques.
Shougo: Pues porque intentaron matarnos, y quién
me dice que todo no estaba preparado desde el principio, tú
misma pudiste haber asesinado a Snyder. La coartada perfecta para
que confiáramos en ti. Además que causalidad que hubiesen
llevado a mi hermana a un terreno que solo era conocido por el
Clan Sanada, muy conveniente, ¿Cierto?. ¡Eres una maldita hipócrita!.
Misanagi (llevándose las manos a la cabeza y girándola
en forma negativa): ¡Basta!, ¡Eso no es cierto!, como
te atreves a decir que fui capaz de matar a Snyder. ¡Ya es
suficiente!, no te permitiré un insulto más.
Misanagi comenzaba a exasperarse, no había explicación posible
que logrará hacer entrar en razón al Samurai, por lo cual optó
por recurrir a sus conocimientos del manejo de la energía del
atacante en contra de él mismo. Se detuvo frente a Shougo y en
un momento casi imperceptible para él, logró detenerlo, la
misma fuerza que utilizaba él para atacarla, se volvía en su
contra paralizándolo.
Shougo (tratando de moverse, arrastraba los pies en el
piso, pero solo lograba moverse unos centímetros):
Ahora si muestras quien eres. ¿Verdad?. Pero no podrás
detenerme por mucho tiempo.
Shougo (pensando): Tonta, ¿Cómo puede pensar
que puede detenerme con estos trucos?. Bueno, le seguiré el
juego.
Misanagi (colocándose cerca de él con una daga en la
mano): Tú me obligas ha hacer esto.
Shougo (fingiendo cólera): Vamos hazlo de una
vez, termina con mi vida física, por que la espiritual ya no
existe, tu mataste mi alma al engañarme.
Shougo (pensando): Dame una razón más; sólo
necesito eso para matarte.
Misanagi (Acercándose peligrosamente y girando alrededor
de Shougo): Pero no entiendes que tu también me estás
matando lentamente al no confiar en mi. El mantenerte inmóvil no
tiene como objetivo que seas una presa fácil, es para que me
escuches. Melders me amenazó en la mina, si no lo seguía, los
mataría.
Shougo (cerrando los ojos y riendo): ¿Y crees
que voy a creer eso?. Trataron de hacerlo de todas formas, pero
el odio me permitió volver a matar. Hasta eso has logrado, que
rompiera mi promesa de no asesinar nunca más.
Misanagi (dándose vuelta y bajando la cabeza):
Lo lamento (volviéndose a verlo otra vez), pero Melders me engaño
de nuevo, no cumplió su promesa y cuando creyó que era el
momento, me contó sus planes y que su venganza estaba hecha al
arrebatarme lo que más quería. ¡A ti!. No sabes los momentos
de desesperación que viví creyéndote muerto, y a Sayo, pero
sobre todo me importabas tú.
Shougo (con la cabeza baja y los ojos apretados, como si
no quisiera oír una palabra más): ¡Mentira!.
Misanagi ya no podía mas, cayó de rodillas y agarrando un puñado
de tierra entre sus manos, comenzó a llorar de impotencia, ¿Qué
mas podría hacer para demostrarle que era inocente y que lo
amaba?. Maldecía el momento en que se le ocurrió aliarse a la
Sociedad de los Caballeros Negros, desde ese instante su vida no
había conocido la calma y el sosiego. En ese momento Shougo
extendió sus brazos y llevó ambos a cada lado de su cintura y
de esa forma rompió el hechizo de Misanagi y sin darle tiempo a
la Ninja de reaccionar, logró herirla con la espada en su brazo
derecho.
Shougo (riendo): ¿De verdad pensabas que me habías
detenido?. Soy un Samurai y manejo el estilo de combate más
poderoso; el Hitenmitsurugiryu; para poder detenernos con esa
clase de hechizos nuestro rival debe ser más poderoso; creo que
has sobre estimado tus fuerzas, (irónico): Hora
de morir, amor.
Misanagi (retrocediendo y apoyándose en un árbol):
¡Shougo!. No por favor, espera.
No la escuchaba, estaba encolerizado, volvió a colocarse en
posición de ataque, levantando su espada se disponía a utilizar
el Rairyuzen, que ya una vez había dejado ciegos a su tío y a
Kenshin. Misanagi se decía a sí misma que si no hacía algo
para detenerlo, no lo contaría. ¿Hasta cuando podría contener
su ataque?. De pronto, giró su cabeza hacía atrás, observó la
densidad del bosque y corrió directo a Shougo, que no salía de
su asombro. ¿Qué intentaba hacer?. No le dio tiempo a
reaccionar, escuchó una pequeña detonación y cuando ella
estaba a un centímetro de él, se desplomó en sus brazos.
Shougo: Pero....., Misanagi...., Misanagi.
Parecía como si la explosión lo hubiera despertado del hechizo
en el cual la ira lo tenía sumergido. La sostuvo y el corazón
de Shougo se heló de pronto al sentir que por sus manos corría
un cálido líquido; y confirmó lo que temía al levantar una de
ellas y ver que estaba llena de sangre. Era la sangre de Misanagi,
que él mismo tubo la osadía de derramar unos instantes atrás.
Ella se había interpuesto entre el cuerpo de él y un disparo,
que sólo ella pudo saber su procedencia. Misanagi, a la que él
creía una traidora, le había salvado la vida, ¡¿A costo de la
suya propia?!. Revisó la herida, y tuvo un respiro al ver que
había penetrado limpiamente en su hombro, sin dañar ningún órgano
vital. Levantó el cuerpo inmóvil de Misanagi y salió del lugar
a toda velocidad, tratando de ponerse en un sitio menos visible
desde la copa de los árboles o desde los riscos de la montaña.
Encontró unos arbustos cerca de un riachuelo que le parecieron
seguros y colocó el cuerpo inconsciente de Misanagi en el piso,
rompió un trozo de su túnica, el cual dividió en dos, una
parte la mojó con agua y la utilizó para limpiar la sangre,
tanto de la herida de bala como de la que él le había hecho; y
la otra, lo colocó como vendaje para tratar de detener la
hemorragia que el disparo había ocasionado.
Shougo (Pensando y confundido): Intente matarte,
y aún así salvaste mi vida. ¿Hasta dónde eres capaz de llegar
con esta parodia?.
Parte del agua, se la dio a beber a ella, que despertó
mencionando su nombre.
Misanagi:
Shougo.
Shougo (mirándola a los ojos): ¿Por qué lo
hiciste?. Era tu oportunidad para deshacerte de mí.
Misanagi: ¿Es que todavía no lo entiendes?.
Fui honesta, por primera vez, fui honesta. Te amo, hasta el punto
de perder mi vida por la tuya.
Una lágrima corrió por su mejilla, la cual él alcanzó con su
mano antes de que esta llegase a caer. Se levantó y le dio la
espalda.
Shougo: Lo siento, pero no te creo. Siempre me
he dejado llevar por mis instintos y ello me ha permitido
sobrevivir. Mi instinto me dice que desconfíe. Y..... lo siento,
pero lo único que has logrado es que te perdone la vida, pago mi
deuda. Pero no me pidas que vuelva a confiar en ti y el amor que
sentía por ti quedó sepultado en esa mina. Estamos a mano; pero
si te vuelves a cruzar en mi camino te mataré, espero no lo
dudes porque lo haré. Adiós.
Cuando término de decir esto, se alejó, dejando a Misanagi con
un dolor tan profundo, que ni siquiera pudo derramar una lágrima.
Mientras se alejaba.
Shougo: Te amo, Misanagi, nunca dejaré de
hacerlo, pero me has engañado y pusiste en riesgo la vida de
Sayo, eso nunca te lo perdonaré; si te vuelvo a ver no dudaré
en matarte.
¿Qué pasará entre estos dos?. ¿Y entre Sanosuke y Sayo?. ¿Qué sucederá con la llegada de los Buques?. No se pierda el próximo capítulo.
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