The Black Dragon Society
by Shougo Amakusa & Misanagi
Capítulo 13
"Retorno Amargo"
En el capítulo
anterior nuestros amigos obtuvieron una gran pista sobre la
Sociedad del Dragón Negro, mientras que Shougo ponía punto
final con la "traidora" de Misanagi. Shougo se había
alejado de Misanagi, diciéndole que le perdonaba la vida a
cambio de la suya, pero no podría perdonar su traición. Quería
alejarse de ella sin volver la vista atrás, pues el amor que
sentía por ella no era tan fácil de destruir y estaba seguro
que lo haría flaquear. Solo recordaba el momento en que alcanzó
aquella lágrima y los inmensos deseos que tuvo de creerle y de
abrazarla y decirle que todo estaba bien. Pero no hubiera sido
sincero, pues la desconfianza lo invadía y ello poco a poco lo
destruiría, por lo que prefirió cortar por lo sano. Antes de
que lograse perderla de vista, no se contuvo más y volteó a
mirarla, pero cual no fue su sorpresa cuando vio que se había
ido.
Shougo (pensando irónicamente): ¡Vaya!, menos
mal que estaba tan afligida por mi partida.
Lo que Shougo no sabía, es que tal era la frustración de
Misanagi, de no haber conseguido convencerlo de su honestidad,
que decidió abandonarlo todo y regresar a la Base Sanada. Cuando
Shougo llegó al lugar donde la había dejado, se dio cuenta que
Misanagi dejó un rastro claro, ya que sus pasos eran lentos
debido a las heridas, por lo que decidió seguirla. Tenía que
confirmar sus sospechas acerca de ella, o la duda no lo dejaría
en paz. En Kyoto, había anochecido, Soujiro, Saito y Cho
abandonaron el Aoia y Sanosuke había decidido realizar la
guardia de esa noche, a pesar de los reproches que los demás le
hicieron, considerando que aun no se recuperaba de sus heridas.
Cuando se encontraba en el porche; Sayo salió a su encuentro.
Sayo: Aún no te has recuperado del todo; no tenías
porqué pedir esta guardia.
Sano: Tal vez quiero que me maten; pues esta
culpa que tengo por lo que te hice no me deja en paz.
Esas palabras estremecieron a Sayo y le hicieron pensar muchas
cosas; ella lo amaba y él sufría por ella; pero no podía dejar
a un lado todos sus temores, la aterraba la idea de aceptar lo
que había pasado abiertamente; pensaba en que irremediablemente
se repetiría y eso la asustaba, pues su educación cristiana le
hacía verlo como algo malo y se sentía avergonzada y temerosa
de su hermano; al principio quiso decirle pero luego decidió
callar y entró. En su cuarto.
Sayo: ¿Qué hago?. No sé qué hacer.
Kaoru escuchó los sollozos de Sayo y quiso ayudarla, Sayo la dejó
entrar y Kaoru comenzó a hablarle.
Kaoru: ¿Qué tienes?.
Sayo: No es nada, no te preocupes; sólo son
cosas mías.
Kaoru: Vamos, sé que algo te sucede; confía en
mí; quiero ayudarte.
Sayo la observó y pensó que debía decirle; necesitaba hablar
con alguien, desahogarse y que ese alguien la ayudara, de verdad
se sentía muy mal, por ello decidió contarle todo a Kaoru quien
lo tomó todo de forma muy seria (increíble pero cierto).
Kaoru: Ahora entiendo; creo que debes hablarle.
La decisión fue de ambos y por tal motivo el problema no es tuyo
nada más.
Sayo: Lo sé, pero no puedo decirle la verdad a
Sanosuke; no puedo y te pido que no lo hagas.
Kaoru: ¿Por qué?.
Sayo: No tengo el valor de afrontar todas las
consecuencias que eso traería.
Kaoru: No seas tonta, con esa actitud sólo
conseguirás perderlo, nada más.
Sayo: La verdad no sé qué hacer, pero por
ahora callaré, es para lo único que tengo valor.
Kaoru no dijo nada más y decidió marcharse, dejando a Sayo a
solas; Sayo se acostó buscado que el sueño le ayudará a no
pensar en Sano, estaba muy indecisa y no quería enfrentar la
situación. Mientras tanto Sanosuke seguía afuera, acabándose
el mismo por la culpa que sentía al haberse aprovechado de Sayo;
no tendría valor de ver a Kenshin o a los demás a la cara y
mucho menos a Shougo; luego de mucho pensar, Sanosuke llegó a
una conclusión.
Sano: Es lo mejor para todos.
En ese momento, Sanosuke entró al Aoia y salió con una pluma y
un trozo de papel; su pulso le temblaba en cada línea que escribía,
un mar de sentimientos le invadía; sabía que su decisión le
cambiaría la vida para siempre, pero ya no había marcha atrás.
Entre tanto, Misanagi había salido del bosque y detrás de la
colina se encontraba la base de los Ninjas Sanada. Al acercarse,
se decía a si misma que nunca debió salir de ahí, ni cuando
intentó recuperar los privilegios que alguna vez tuvo su familia
en el Japón y menos esta vez en la cual nuevamente su corazón
volvía destrozado. Al llegar a la cima de la colina, no quería
creer lo que sus ojos veían, del lugar que ella conocía como su
hogar, solo quedaban los pilares hechos carbón. No con poca
dificultad llegó al lugar buscando a los suyos, ahora más
convencida de que nunca debió salir de ahí.
Misanagi (gritando): Haita..., Ren...., Bacu...,
¿Dónde están?
Misanagi (comenzando a desesperarse al encontrar algunos
cadáveres carbonizados): Haitaaa.....
De pronto, un grupo de sombras la fue rodeando a lo lejos, ella
distinguió a una de ellas.
Misanagi: Haita, estás vivo. Pense que ..., que.
Haita: Nos traicionaste, Jefa. ¿Por qué
siempre traicionas a tu gente?.
Misanagi: ¿Pero que dices? ¿Traicionarlos? No,
pero, pero.
Haita: Fuimos atacados mientras la mayoría de
nosotros dormía, los que quedamos, estamos vivos por pura
casualidad.
Misanagi: ¿Y que te hace pensar que tuve algo
que ver en esto?.
Haita: Pues que el motivo por el cual estoy vivo,
es que fui a buscarla a Kyoto, y en el Aoia, pues, pues me
dijeron que usted seguía siendo cómplice de Melders. Lo
sentimos jefa, pero esta vez no hay perdón, y el castigo para un
traidor es ¡La Muerte!.
Mientras tanto en el Aoia, Sanosuke seguía escribiendo y en ese
momento, Kenshin salió.
Kenshin: Es mi turno, vete a dormir.
Sano: ¿Eh?. Claro, claro; ya me voy.
Kenshin: ¿Y eso?. ¿Qué escribes?.
Sano: ¿Yo?. ¿Nada?.
Sanosuke se dirigió al interior del Aoia pero se detuvo súbitamente
en la puerta.
Sano: Kenshin; hay algo que debes saber; no veo
quién más me pueda ayudar.
Kenshin: ¿Qué ocurre?.
Sano: Me voy a Tokio.
Kenshin: ¿Eh?. Pero, ¿Por qué?.
Sano: Es una larga historia.
Kenshin: Creo que no iré a ningún lado.
Sano: Bueno, aquí voy.
Sanosuke le contó a Kenshin el lío en que se había metido con
Sayo; y que por eso se iba de Kyoto.
Kenshin: Pero esos es huir, Sanosuke. Tienes que
enfrentar la situación.
Sano: Y ganas no me faltan; pero no lo haré
solo; pensaba hacerlo junto a Sayo, pero ella fue muy dura
conmigo, y me dio a entender que me aproveché de ella; y
enfrentarla es algo que no puedo hacer.
Kenshin: Entiendo; creo que ese mismo temor
siento yo con Kaoru; la quiero mucho, pero no me atrevo a decírselo
por temor a las consecuencias; ya perdí a un ser amado y no
quiero pasar por ello de nuevo.
Sano: ¿Eh?. ¿Un ser amado?.
Kenshin: Algún día te contaré, Sanosuke, algún
día.
Sano: Sólo quiero que le entregues esta carta a
Sayo; pues partiré ahora mismo.
Kenshin: ¿Qué harás en Kyoto?.
Sano: No lo sé; tal vez busque a Megumi y
seguiré comiendo en el Akabeko sin pagar.
Los dos amigos comenzaron a reír.
Kenshin: Pobre Tae, la vas a arruinar.
Sano (poniéndose serio): Tal vez Sansa también
reaparezca.
Kenshin: No uses la violencia para evadir la
realidad; ese no es el camino. Sanosuke; yo maté a más gente de
la que conozco ahora, y lo hice para evadir la muerte de mis
padres, para olvidarme de mi vida y no lo logré, eso sólo te
aumenta la pena.
Sano: Lo sé, pero no sé si pueda seguir mi
vida con este peso encima.
Kenshin: Tienes que hacerlo, no te dejes vencer.
Sano: De verdad, no sé qué haré, no puedo
asegurar nada ahora; el tiempo lo dirá.
Kenshin: Amigo, no te olvides de nosotros.
Sano: No lo haré, lo prometo.
En ese momento, Sanosuke se levantó e inició su viaje.
Sano: Nos veremos, amigo, despídeme de todos y
no te olvides de la carta.
Kenshin: No te preocupes, lo haré, hasta luego.
Sanosuke comenzó a caminar y en poco tiempo se perdió de la
vista de Himura; el Samurai sabía que había un dolor muy grande
en Sanosuke, pero que sólo el y Sayo podían reparar; en el
fondo no quería que partiera, pero pensaba que era lo mejor para
él. Sano se iba dejando atrás a sus amigos y a la persona que
amaba, pero a la que tanto daño le había hecho; sólo esperaba
que algún lo perdonara por todo el mal que le hizo.
Sano: Sayo, ....., Sayo.
Lo que Sanosuke no sabía era dos Miembros de la Sociedad del
Dragón Negro lo estaban espiando y que también habían
escuchado parte de su conversación con Himura (lo de su viaje,
pero no los motivos).
???a: Dile al maestro lo que sabemos; yo me
encargaré de escoltar a nuestro amigo.
???b: Entendido.
Uno de los dos partió y fue con su maestro en lo profundo del
bosque.
???b: Maestro, tenemos una importante información.
???: Te escucho.
???b: Uno de los miembros del grupo de Kenshin;
Sanosuke, se marcha a Tokio.
???: ¿Por cuánto tiempo?.
???b: Para siempre, por lo que pudimos escuchar.
???: Muy interesante, esto es algo que podemos
usar a nuestro favor; ¿Y tu compañero?.
???b: Lo está siguiendo.
???: Mucho mejor; escucha con cuidado; cuando
ese sujeto esté lejos de Kyoto captúrenlo y tráiganlo ante mí,
pero antes háganle creer a los demás que ha muerto, tengo
planes para él. Denle este mensaje a los demás: "Los que
se meten con la Sociedad pagan el precio".
???b: Como Usted diga, maestro.
???: No te olvides de dejar parte de ropa como
la de ese sujeto; de preferencia la parte con el emblema de
"malo". Bien, regresa a las sombras.
???b: Por la Sociedad del Dragón Negro.
Los dos sujetos desaparecieron.
¿Qué pasará ahora con Sanosuke?. ¿Y Sayo?. ¿Matarán a Misanagi?. No se pierda el próximo capítulo
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