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Septiembre: aún sin señales de reactivación industrial Las cifras provisorias del Indice de Producción Industrial (IPI) de FIEL para septiembre muestran una caída del 3.3% respecto de agosto de 2000 y del 4.4% si la comparación se realiza respecto de septiembre de 1999. Ajustadas por estacionalidad, septiembre presenta una contracción del 0.1% con respecto a agosto de 2000, y del 8.1% en relación a diciembre de 1999. De este modo, el tercer trimestre de 2000 se ubica un 2.6% por debajo de igual período de 1999, siendo la primera observación negativa a partir del inicio de la recuperación de la industria (III trimestre 1999), siendo prueba contundente que tal expansión fue sucedida por un período recesivo en la industria. Según la clasificación por tipo de bien, los sectores productores de Bienes de Consumo Durable y Bienes de Capital crecieron un 2.4% y 2.0% respectivamente, en el tercer trimestre de 2000 comparado a igual período de 1999. En tanto los Bienes de Consumo No Durables y los Bienes de Uso Intermedio presentaron contracciones del 6.0% y del 2.4% respectivamente, en igual período.
La producción industrial desestacionalizada del tercer trimestre de 2000 resultó 0.9% inferior al segundo trimestre de este año, siendo la segunda observación negativa luego de la contracción del 3.9% verificada en el segundo trimestre de 2000 con respecto al primero. El crecimiento observado entre los primeros nueve meses de 2000 e igual período de 1999 alcanzó al 3.2% para el conjunto de la industria. En el mismo período fueron nueve los sectores que presentaron incrementos de producción. Lidera el ranking de producción Aluminio (38.7%), Automotores (23.3%), Agroquímicos (15.7%), Insumos Plásticos y Caucho (13.1%), Hierro y Acero (13.1%), Insumos Textiles (9.5%), Neumáticos (9.0%), Papel y Celulosa (estimado en 6.8%) y Químicos Minerales (3.8%).
Otros siete sectores mostraron tasas de crecimiento negativas pero superiores al –10%: Bebidas (estimado en –0.2%), Alimentos (estimado en –3.3%), Cigarrillos (-4.8%), Línea Blanca No Eléctrica (estimado en -5.6%), Insumos y Bienes de Capital (estimado en –6.4%), Combustible (-6.4%), y Petroquímicos (-7.3%). Los restantes 3 sectores fueron los que presentaron las mayores contracciones: Línea Blanca Eléctrica (estimada en –12.1%), Cemento (-15.9%) y Tractores (-35.5%). A lo largo de las últimas notas se ha ido presentando la construcción de las más simples mediciones estadísticas a partir de las cuales se monitorea el ciclo económico de la industria manufacturera argentina. En la presente nota se las presentarán en conjunto a fin de mostrar el estado actual del ciclo.
El primer indicador simple es el conjunto de curvas denominadas curvas de precisión. Este tipo de estudios, que si bien tiene una interpretación intuitiva en las cuatro fases que se lo divide, tiene la característica de evaluar la evolución de la serie en términos marginales (curva 3/3) con respecto al ratio de los promedios móviles de doce meses (curva 12/12), presentando la evolución de la cola de estos. De esta forma, no solo se puede observar que los ratios de doce meses, han desacelerado su crecimiento, sino que la curva 3/3 se encuentra a partir del mes de agosto con valores negativos, previendo una evolución más lenta en la curva 12/12. La intuición es que la industria se encuentra entre las fase 3 (la curva 12/12 excede la curva 3/12 y ambas están arriba de 0, donde las firmas estarían planeando contracciones en sus actividades, aunque no hay señales de debilidad en el momento) y la fase 4 (la curva 12/12 excede a la curva 3/12 y ambas están abajo de 0, sugiriendo que tiene lugar la contracción). Si bien este es un indicador muy simple de monitoreo, el promedio móvil de doce meses es sesgado, determinando que cuando las curvas de precisión se encuentren en la fase cuatro ya las firmas deberían haber efectuado la contracción y tendrían que estar posicionándose para la recuperación.
A partir del ajuste estacional del IPI Nivel General, podemos utilizar la tasa anual de cambio suavizada (TACS) para el monitoreo del ciclo clásico y analizar la posible ocurrencia del punto de giro (máximo o mínimo relativo). En este aspecto, es importante trabajar contemplando la serie con la componente irregular, ya que éste incorpora información importante del nivel de actividad que no se produce con una frecuencia estacional y está contemplando factores como paradas fuera del período de vacaciones, catástrofes, etc.. Desde el punto de vista de la señal que la TACS nos proporciona sobre el análisis clásico, se puede observar que la primera señal de recesión se manifiesta cuando ésta comienza a contraerse. La segunda señal se encuentra cuando la esta corta de arriba hacia abajo a la TACS de largo plazo. Y la tercer señal que podría ya confirmar la presencia de la recesión, es cuando la TACS se hace negativa por más de tres meses consecutivos. De esta manera, en marzo de 2000 se presenta la primera señal, en mayo la segunda señal, y en julio se confirma la recesión en la industria.
Ahora bien, una vez confirmada la recesión cabe la búsqueda de señales de la recuperación. En este sentido, podemos observar una primer señal cuando la TACS comienza a crecer por tercer mes consecutivo, pero aún ésta es negativa. La segunda es cuando se hace positiva, y la tercer señal que podría finalmente confirmar la presencia de la fase expansiva, es cuando la TACS corta a la de largo de abajo hacia arriba. Al mes de septiembre, aún no es posible encontrar indicios de una salida de la actual recesión, aunque se podría esperar que el bimestre irregular octubre-noviembre presente la primera señal de recuperación sobre el nivel general de la industria, dado la posible puesta en marcha de la ampliación de capacidad en el sector de químicos y su normalización en la producción.
Si entendemos que una serie de tiempo comprende, en una forma multiplicativa, la tendencia (T), el ciclo (C), la estacionalidad (S) y un componente irregular (I); podemos desarrollar indicadores simples para poder observar la actual coyuntura del ciclo de crecimiento de la industria (aquellas desviaciones con respecto a la tendencia de largo plazo). Así, se toma la variación mensual de la Tendencia-Ciclo. Sobre esta medida se pueden observar dos aspectos claros. El primero tiene que ver con la velocidad de caída o de crecimiento que la tendencia-ciclo presenta en sus fases de aceleración y desaceleración; y el segundo está relacionado con los valores máximo y mínimo que esta presenta en niveles absolutos. De esta forma se puede observar que, cuando la TC sigue su trayectoria ascendente, en niveles, pero a una menor tasa, el cambio de esta velocidad se ve leflejada en un máximo de la tasa de variación mensual, hasta que se iguala a cero cuando la TC alcanza el máximo en niveles. A partir del máximo, la serie presenta una desaceleración en la velocidad de caída cuando el la tasa de variación mensual alcanza el mínimo y es negativa, alcanzando el menor valor relativo de la TC en niveles cuando se hace igual a cero. De esta forma se puede observar que la TC en niveles alcanza el máximo en enero de 2000, donde su variación mensual alcanza un valor aproximadamente igual a cero. La contracción en la TC comienza a desacelerase en el mes de mayo de 2000, aún no habiéndose encontrado el valle del ciclo de crecimiento industrial. Las fluctuaciones de la actividad industrial no solo debe observarse sobre las medidas habituales sobre el agregado, sino que debe analizarse la difusión que sobre la industria se realiza durante las expansiones y contracciones del agregado. De aquí la utilización del Indice de Difusión (ID) que se construye como la suma de las participaciones en el IPI de los sectores que presentan variaciones interanuales positivas de sus promedios móviles de tres meses. La interpretación es clara en tanto lo que se quiere observar sea la participación de la industria manufacturera que se encuentra creciendo con respecto al año anterior. Sin lugar a duda la introducción de promedios móviles de tres meses genera un sesgo en la observación mensual, dado que incorpora la influencia de los dos meses previos, pero permite tener un índice más estable. La idea central detrás de este tipo de índice está referida a como interactúan los sectores en las distintas etapas del ciclo del IPI. De esta forma se pueden observar cuatro etapas del índice de difusión (ID): 1) cuando el ID es superior a 50% y su tasa de crecimiento es creciente, nos encontramos en la fase de expansión del ciclo del IPI (crece a una tasa creciente); 2) cuando el ID es superior a 50% y su tasa de crecimiento es negativa, nos encontramos en la fase de desaceleración del IPI (crece a una tasa decreciente); 3) cuando el ID es inferior a 50% y su tasa de caída es creciente, nos encontramos en la fase contractiva del IPI (declina a una tasa creciente) y 4) cuando el ID es inferior a 50% y su tasa de variación es positiva, nos encontramos en la etapa de recuperación del IPI (declina a una tasa decreciente). En la actual fase recesiva del IPI se puede observar que el ID se encuentra en la etapa tres, donde es inferior al 50%, con una tendencia decreciente y el con el IPI declinando. En efecto, el ID en septiembre se sitúa en un 43.3% de la industria creciendo con respecto al año anterior. A modo de conclusión, las distintas medidas sobre el nivel general de la industria no permiten avisorar una salida clara en el corto plazo. Si bien es cierto que el contexto internacional ha venido deteriorándose para la colocación de las principales commodities industriales, observándose a su vez una demanda interna prácticamente dormida, también problemas técnicos en el sector químico y paradas de plantas planeadas en el sector combustible han ayudado a que el IPI se encuentre en los niveles que actualmente se encuentra. Es de esperarse que a fin de año los niveles por lo menos se mantengan, de ponerse en funcionamiento las ampliaciones de plantas en el sector químico y la normalización de su producción, con lo cual la observación del ID será vital para desarrollar análisis sobre la coyuntura que nos espera. |