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 El comercio bilateral, regional y multilateral: Negociaciones estratégicas

 Marcela Cristini y Guillermo Bermúdez

La teoría económica avala la idea de que para un país pequeño es más beneficioso en términos de bienestar llevar adelante una política de liberalización unilateral y generalizada de su comercio, que asignar recursos a la obtención o cesión de preferencias arancelarias a un número limitado de socios. Las prioridades otorgadas a la negociación de Acuerdos Preferenciales, dado el resultado incierto que este tipo de acuerdos genera en términos de su utilidad social; deberían ser complementadas con una búsqueda de desmantelamiento de los obstáculos que limitan el crecimiento del comercio y reducen la eficiencia económica.

En el caso de los países participes del MERCOSUR se evidencian bajos niveles de apertura comercial en comparación con la importancia relativa del sector productor de bienes en el PBI. El coeficiente de apertura oscila entre el 11% y el 17%, en comparación con valores observados para algunos países de la Unión Europea de 140.7%, 137.6% y 100.8% para Bélgica-Luxemburgo, Irlanda y Países Bajos, respectivamente. Los coeficientes de apertura, continúan siendo bajos aun cuando se considere una corrección por comercio intrazona, de manera que puede ser minimizado el argumento de que la Unión Europea resulta ser un bloque cerrado al resto del mundo.

            La presencia de aranceles promedios entre el 13.5% y el 26.5% para Argentina y Paraguay, en comparación a  los observados en el NAFTA o la Unión Europea; y la presencia de desvíos del arancel promedio que oscilan entre el 7.3% y el 20.6%, evidencian un primer espacio para la acción de política, dirigida hacia la simplificación del espectro arancelario. Los aspectos asociados a la infraestructura, la logística y a la simplificación de los tramites aduaneros, constituyen otra área de acción posible para mejorar un ambiente que propicie el desarrollo del comercio.

            No obstante, la Argentina debe estar dispuesta a tener una actitud negociadora capaz de obtener los mejores resultados en cada ámbito, regional o multilateral, ponderando la negociación multilateral. Es decir: lograr una mayor apertura, en la escala disponible, donde la instancia regional solo debe ser considerada como un complemento de la inserción multilateral.

            Conjuntamente con el anuncio de una nueva ronda de negociaciones en el marco de la Organización Mundial de Comercio, los países del MERCOSUR se encuentran llevando a cabo rondas con los países miembros de la Unión Europea, tratando de delinear un Acuerdo de Integración. El Acuerdo trasciende los aspectos comerciales asociados a la presencia de barreras arancelarias y para-arancelarias, y avanza en temas vinculados a la liberalización de los servicios y las compras del sector público.            

Negociación MERCOSUR-UE, la oferta de reducción arancelaria y la respuesta del MERCOSUR

El Acuerdo de Cooperación Interregional EU-MERCOSUR de diciembre de 1995, es el marco de las actuales negociaciones entre los bloques; este Acuerdo entró en plena vigencia en julio de 1999 y posee tres áreas centrales: Dialogo político, Cooperación y Comercio. El objetivo fundamental del acuerdo es la preparación del camino hacia un Acuerdo de Asociación Interregional entre la UE y el MERCOSUR.

            Desde 1999 se han desarrollado una serie de rondas de negociación en el marco del mencionado acuerdo. En la primera ronda, realizada en Buenos Aires (Abril 2000), se establecieron ambiciosos objetivos en materia de comercio, haciendo evidente que el futuro Acuerdo de Asociación Interregional no sólo apuntaría a la liberalización del comercio de bienes y servicios, sino que incluiría aspectos asociados a las compras públicas, inversión, propiedad intelectual, mecanismos de competencia y el establecimiento de mecanismos de solución de controversias. Luego de otras tres rondas de negociación (Bruselas (Junio 2000), Brasilia (Noviembre 2000) y Bruselas (Marzo 2001)), en la quinta ronda de negociaciones llevada a cabo en Montevideo en el mes de julio, la UE realizó la presentación formal de su oferta de reducción arancelaria.

            Para comprender la magnitud de la oferta realizada es necesario describir la situación actual de las relaciones comerciales entre los bloques. La Unión Europea importó del MERCOSUR un promedio de 18,4 mil millones de Euros ( US$ 16,9 mil millones) durante los tres últimos años; 8,9 mil millones de Euros ( US$ 8,188 mil millones) corresponden a productos agrícolas y 8,8 mil millones de Euros ( US$ 8,09 mil millones) a productos industriales, mientras que 500 millones de Euros (unos US$ 460 millones) son importaciones de productos del mar. La situación arancelaria actual es la siguiente: el 60% del valor de los productos agrícolas entran al mercado europeo libres de aranceles, los productos industriales no alcanzados por barreras tarifarias representan el 53% del valor importado de esos productos y en el caso de los productos del mar, sólo el 1% no se encuentra grabado por aranceles.

            La oferta realizada por la Unión Europea, puede ser resumida en el cuadro que acompaña esta nota.

La propuesta realizada por la Unión Europea avanza también en el ámbito de los servicios y las compras gubernamentales. En materia de servicios, que representan en la actualidad sólo el 20% del intercambio UE-MERCOSUR, se propone una profunda liberalización desde la puesta en vigencia del Acuerdo de Asociación. Por último, en materia de compras del sector público, se prevé la apertura de las compras publicas de bienes, servicios y trabajos, incluyendo a las empresas públicas.

            Frente a la oferta europea, la posición del MERCOSUR quedó establecida en la sexta ronda de negociaciones, llevada adelante en Bruselas en octubre de este año. El bloque mostró una disposición a la discusión, manifestando que era necesario un mayor análisis técnico de la oferta realizada, postergando la discusión en particular para la séptima ronda de negociaciones propuesta para marzo del próximo año.

            La propuesta de reducción arancelaria ofrecida por el MERCOSUR cubrió la totalidad del espectro arancelario, y está diseñada para ser implementada en tres etapas, 8 años, 10 años y una negociación  conjunta, según el tipo de bien clasificado en 5 categorías.

Los bienes correspondientes a la categoría “A”, que representaron un 8,7 por ciento de los importados por el MERCOSUR en el período 1998-2000 y un valor  promedio anual de US$ 2.000 millones, quedarían libres de aranceles apenas el acuerdo entre en vigencia. Los bienes alcanzados son: maquinaria eléctrica, productos químicos y farmacéuticos, medios de transporte e instrumentos ópticos.

Para la categoría B, un 5% del total por un valor promedio anual de US$ 1.100 millones,  se ofrece una reducción arancelaria gradual en un período de 8 años.

Los bienes agrupados en la categoría C, fueron el 19,4 por ciento del total, con un valor promedio anual de US$ 4,4 millones. Para estas mercancías se ofrece una reducción progresiva a lo largo de 10 años.  Las categorías D y E abarcan productos agrícolas y servicios, respectivamente.

En cuanto a los productos agrícolas, el MERCOSUR ofrece una liberalización de aranceles al 40% de sus importaciones.

     El objetivo de la Unión Europea es alcanzar una mayor liberalización del comercio de productos y  servicios y someter a sus sectores con el tiempo, en particular al sector agrícola,  al efecto disciplinador impuesto por el mercado, al menos en materia de precios enfrentados por los productores. Han expresado una actitud crítica a los créditos a la exportación concedidos por los Estados Unidos a sus productores y al fuerte crecimiento en el presupuesto del Departamento de Agricultura de dicho país (USDA) que se está discutiendo en el Congreso. Así, en sus negociaciones apunta a generar consensos para las discusiones de la nueva ronda de la OMC. Sin embargo su posición es intransigente cuando sostiene que cualquier país democrático tiene derecho a elegir su Política Agrícola Común (PAC). La PAC europea se encuentra asociada actualmente a la existencia de los llamados “Pagos de Caja Verde” (pagos a sus productores independientes de los niveles de producción y del comportamiento de los precios) que apuntan a “internalizar” el costo de la mejora ambiental que las explotaciones agrícolas realizan. La posición europea, sostiene que no pueden desconocerse en las negociaciones los aspectos ambientales y de seguridad alimenticia, esto induce a pensar que no serán materia de discusión las medidas fitosanitarias impuestas por los miembros de la Unión, las cuales han escondido históricamente trabas para-arancelarias.

            La oferta de reducción arancelaria debe ser entendida como una respuesta de carácter estratégico, para lograr un mejor posicionamiento en la región, dada la inminente puesta en vigencia del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) hacia el 2005.

La ampliación de los flujos comerciales entre el MERCOSUR y la UE a partir de la implementación del acuerdo de integración, pueden resultar limitados debido a la convergencia de varios factores. La protección otorgada en la UE es baja en términos arancelarios, y la futura inserción en la UE de algunos países de Europa del Este podría introducir competidores cercanos al mercado de destino, alterando la ventaja competitiva en ciertos productos para el MERCOSUR. Los beneficios esperados de la negociación no deben medirse exclusivamente en términos de incremento de los flujos comerciales, sino tambien en sus efectos de mejora del ambiente macroeconómico, por el incremento en los flujos de inversión directa y recursos financieros destinados a proyectos de cooperación, mayor participación en redes internacionales de producción y comercialización, captura de nichos de mercado para productos no tradicionales y por la percepción de una mayor estabilidad en las reglas impuestas por los compromisos regionales.


            Los resultados de la reciente ronda de negociaciones en el marco de la Organización Mundial de Comercio, sobre todo en materia de agricultura, y la posición adoptada por la UE en dicha ronda de negociaciones, refuerzan la necesidad de un minucioso análisis técnico de la oferta presentada a los países del MERCOSUR. En esta línea nuestro país no debería -tomando acciones que distorsionen las señales en el corto plazo (medidas para-arancelarias, aumentos de aranceles, medidas antidumping no justificadas)- perder de vista su objetivo de largo plazo de plena inserción en el mercado mundial, para lo que el acuerdo podría resultar un instrumento útil. 

Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) Córdoba 637 4to piso - (C1054AAF) Capital Federal - Argentina -

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