PICOS DE EUROPA

 

 

 

El magnífico conjunto montañoso de los Picos de Europa comenzó a cimentarse en otras épocas geológicas, 300 millones de años atrás, en el fondo de una gran depresión marina, en la que fueron depositándose sucesivas capas de caliza que llegaron a alcanzar casi 3.000 metros de espesor. El plegamiento hercínico primero y el alpino después, hace unos 70 millones de años, provocaron el levantamiento de la masa caliza y los Picos de Europa emergieron de las aguas. Testigos de su pasado sumergido son los fósiles de organismo marinos que hoy día pueden encontrarse en las cumbres a más de 2.500 metros de altitud
En cuanto a la fauna, el rey de esta zona es el rebeco, mamífero de mediana talla y fabulosas galopadas, incluso sobre los farallones más abruptos. Algunos volátiles como el águila real, alimoche y treparriscos y muy diversos mustélidos y son integrantes de la vida faunística de este macizo montañoso
En oposición al verdor de los pastizales y de los bosques y valles que les rodean, el interior de los Picos de Europa está prácticamente desprovisto de vegetación. Existen algunas raquíticas "verdianas" y grietas a las que se aferran matas de florecillas tan bellas como diminutas
La belleza de las montañas, senderos y desfiladeros de los Picos atraen a escaladores y excursionistas que recorren sus parajes en todas las épocas del año. Un pionero histórico en estas lides fue Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa, que el 5 de agosto de 1904, acompañado de un cazador de la aldea de Caín apodado "El Cainejo", consiguió dominar por primera vez el Pico Urriello o Naranjo de Bulnes. Esta escalada histórica se considera punto de arranque de esta especialidad deportiva en España. Pedro Pidal, en colaboración con José Fernández Zabala, publicó en 1918 el libro "Picos de Europa", con amplia información geográfico-montañera.
Los ríos que pasan por las gargantas de los Picos, al discurrir sobre roca viva durante buena parte de su curso, son de aguas limpias y transparentes. En el Sella, Cares y Deva existen cotos salmoneros, afamados por la cantidad y calidad de sus productos, para cuya pesca hay que solicitar los oportunos permisos