Ocio y Cultura
Perfiles inolvidables
El Fary vende el Cuponazo
 
Por Tico Medina
 
 

"UN VIERNES por la mañana/ salí de casa,/ salí de casa./ Un viernes por la mañana,/ muy de mañana,/ muy de mañana./ Me busqué por los bolsillos,/ no encontré nada,/ no encontré nada./ Se me vino el mundo encima,/ estaba más tieso/ que la mojama,/ que la mojama…".
Así arranca la copla que El Fary… Por cierto, que tengo el gusto de presentarles a ustedes a don José Luis Cantero Rada, natural y vecino de Madrid, cantante conocido con el sobrenombre de El Fary, que vino al mundo en el seno de una familia muy humilde, y muy numerosa (del orden de 12 hermanos) y aprendió todo lo que sabe -así lo cuenta él- "en las cuatro esquinas de la universidad de la vida, como un ciego…". Es lo que llama "el Cambridge de la calle", casi ná.
El Fary (al que quiero tanto y él lo sabe), que se ha granjeado el título de Sinatra de las gasolineras, está vendiendo esa copla en toda España porque es uno de los tipos más populares de este pueblo nuestro, al que todo el mundo quiere y que llena hasta la bandera por donde va… con sus botitas de bailaor, que hasta le acaba de vestir Interviú de Elvis Presley. Servidor ha dicho públicamente (y a estas edades del hombre en las que me encuentro, servidor se equivoca poco) que "me gusta más cantando que Pavarotti"… Lo hice tan en público como que era la retransmisión en directo de una gala de Antena 3 hace unos años, y no me arrepiento.
Bueno, pues sigue con su tonadilla El Fary (que así se llama porque siempre le gustó imitar, desde el eco, a Rafael Farina, que en paz descanse; se nos fue del corazón hace bien poco):

"Y UN vendedor de la ONCE/ con cupones y un bastón/ quería cruzar la calle;/ me brindé y le crucé yo./ El hombre, agradecido,/ fue y me regaló un cupón./ ¡Vendito cupón, vendito cupón,/ que de la miseria a mí me sacó!/ ¡Vendito cupón, vendito cupón,/ tengo más dinero que el Rey Salomón!…".
Sí, él lo escribe así: "vendito", con uve, porque es la uve de la victoria y de la vida. Y yo lo respeto. Y me retrato con él en su casa de El Chaparral, un barrio para gente pudiente de Madrid, con su garaje para "dos naves de gran cilindrada", como llama a sus coches. Y con su mujer, que es una joya (de linda y de lista), que se encarga de comprar a José Luis su cupón de cada día; y con su hijo, un triunfador que canta como los ángeles porque de casta le viene al galgo...
El Fary, con esta copla que es un pelotazo auténtico (la canta todo el mundo por la calle), va asomando su último disco… por ahora, "¡Ese Fary!", que les recomiendo y que incluye otras canciones, como "Cantinero", "Laura", "Mi guitarra", "El que no tiene nombre"… o "Los sesenta", una reivindicación sobre lo que uno debe hacer cuando le llega esa edad: "que no hay que dar un salto atrás ni para tomar impulso". Y, para rematar, "Esto se acaba", que nos advierte de que el mundo está hecho una calamidad. Pero a mí, qué quieren que les diga, el que me priva es este "El Cuponazo", que les continúo narrando de primera mano del artista:

"AHORA QUE tengo dinero/ me quedo en la cama,/ me quedo en la cama./ Me suben el desayuno/ con mantequilla, miel y tostadas. ¡Cómo me cambió la vida!/ ¡Quién lo diría, quién lo diría!/ Antes no me hablaba nadie/ y ahora me salen primos,/ me salen primos, me salen tías./ Pero yo no soy tonto:/ buscaré a aquel vendedor,/ le daré una buena parte/ y de guía, un labrador./ Él se lo merece todo,/ él me regaló el cupón…/ ¡Vendito cupón, vendito cupón,/ que de la miseria a mí me sacó!/ ¡Vendito cupón, vendito cupón,/ tengo más dinero que el rey Salomón!".
Con la verdad: no es una letra que firmaría Neruda precisamente, pero está escrita con el corazón, que es lo que manda en El Fary, este monstruo de Ventas, que fue empleado de bar -de los de barra de cinc-; aprendiz de torero, hasta que se dio cuenta que los toros tenían cuernos; repartidor de fruta a domicilio por cuenta ajena; jardinero como su padre, que era un maestro en el complejo arte de la flor… y taxista, que los del Libre en verde están más que orgullosos de su parentela… - Bueno, la verdad es que yo aprendí a leer y a escribir cuando fui a la mili, que hasta entonces no sabía hacer ni la O con un canuto…
Aun hoy mismo, ya ves que tengo cantidad de faltas de ortografía, que puedo poner "vendito" con uve… pero lo que yo escribo lo siento, y canto con la verdad por delante.
Fary ha hecho televisión, como aquella serie inolvidable de "Mi padre y yo", en la que estaba inmenso, como un auténtico Aznavour del foro; ha grabado dios sabe cuántos discos; tuvo un romance (cerca, bien cerca: "toreé arrimándome, pero sin llegar a matar… y no por culpa mía", dice), con Ava Gadner, en el interior de un taxi… y se considera un hombre de suerte; y cuando lo dice se mira en los hermosos ojos de Conchi, su mujer, que le ha dado dos hijos, Javier y Raúl. El primero hoy, ya, pisando fuerte en las listas de oro del disco joven, como su padre en la listas de platino del sentimiento popular: de él se escribe en todos los periódicos, hablan todas las radios, está en todas las teles… Es un ídolo, "breve y bravo": formidable. Su canción "Apatrullando", de la película multimillonaria de Segura, es un himno, al tiempo, para los del rosco (el taxi) y para la propia pasma (la poli).

"SE ACABARON los problemas./ ¡Ay qué alegría, ay qué alegría!/ Antes ni para tabaco/ y ahora con un puro por la Gran Vía…/ Me siento en una terraza/ y al camarero, y al camarero/ le pido cerveza fría,/ gambas de Huelva y jamón del bueno./ Por eso a Dios le pido/ que cuide a aquel vendedor;/ el buen hombre de la ONCE/ con cupones y su bastón,/ que se lo merece todo:/ ¡él me regaló el cupón!". La letra, la historia no tienen desperdicio: son una joya. Si tuviera tiempo la presentaba al próximo Tiflos. Porque, como él me dice mientras tomamos un taquito de pata negra y llueve fuera, en el jardín, sobre la piscina de la casa que no heredó de nadie, que compró con el sudor de su frente… vamos, cantando: "es que el ciego de la esquina se lo merece todo, hermano, todo…".
El Fary, es cierto, además es mi amigo. Así que me recomienda un número para el próximo sorteo (luego me tocaría el reintegro, menos da una piedra). Así que nos abrazamos como dos viejos cómplices y yo pongo, de vuelta a la realidad, la radio del coche: El Fary canta "El Cuponazo". Ese Fary, enamorado de la vida.

 
EL RESPLANDOR

Pasos de braille

ME GUSTA mucho (ustedes disculpen) este título, un título de otoño. Entre nosotros, les confieso que continúo con mi aprendizaje del braille, a veces 10 minutos, a veces más, según, porque tengo sobre mi mesa el punzón de olivo que me regalo mi profesor De la Parte. Y yo, paso a paso, aprendiendo, a "paso de braille"; jugando a las palabras… Pero tengo cosas que contarles: como lo de Supermán, al que continúo cercando para que conteste a nuestra entrevista para PERFILES, pero recibe miles de mails diarios de todo el mundo... Yo, no obstante, sigo fiel a lo que me dijo un día aquel bandurrista ciego (que no los hay mejores) de la Granada de mi infancia: "Escolástico, hijo, el que la sigue, la consigue". Pues este Cristopher Reeve, mi ídolo últimamente, ha vuelto a emocionarme al afirmar que "no hay nada imposible"… Y si él lo dice.

NO OLVIDO la ovación (que provocó que se me cayeran las lágrimas) que el otro día mereció Cristina Fanjul, nuestra heroína del pasado mes. Se la tributaron a la "niña de Asturias" en la entrega de una madreña de oro… Y fue en Sevilla, en un hermoso patio, a instancias del Centro Asturiano en la capital andaluza. A servidor también le galardonaron, sin duda inmerecidamente.

Y NO me despido sin contarles un secreto del recuerdo: María Jiménez, hoy tan de moda, fue la primera en cantar para un auditorio de sordos y ante más de 500 invidentes… Y, de refilón, decirles que el genial Woody Allen, flamante Premio Príncipe de Asturias, encarna a un director de cine ciego en su última entrega cinematográfica: ¡inolvidable!

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