El Colegio de Psiquiatras del Reino Unido advierte de los riesgos del sentimiento de culpabilidad - El Parlamento británico votará que se reduzca de 24 a 20 semanas el plazo para interrumpir embarazos El riesgo para la salud mental justifica casi todos los abortos, pero esta práctica también tiene riesgos psíquicos. Celia Maza Londres- Las mujeres que se someten a un aborto pueden sufrir problemas mentales graves. La advertencia, del Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido, cuestiona, por primera vez, la máxima que durante décadas se ha aplicado en el campo de la medicina donde el riesgo para la salud mental de la madre de continuar con un embarazo no deseado primaba sobre el riesgo de vivir con la posible culpa de no haber tenido a un hijo. Más del 90 por ciento de los 200.000 abortos que se practican anualmente en el país son posibles porque los médicos creen que continuar con el embarazo podría causar a la mujer un mayor estrés mental. Sin embargo, esta institución matiza ahora que no se tendría que permitir exponer a las pacientes a una operación de este tipo sin avisarlas antes del riesgo que corre su salud psíquica. Cambio legal La advertencia, recogida ayer por el rotativo «The Sunday Times», sale a la luz justo cuando el Parlamento se dispone a votar la posibilidad de reducir de 24 a 20 semanas el periodo en el que se puede solicitar la interrupción de un embarazo. En 1990, ya se decidió reducir de 28 a las 24 semanas actuales el periodo límite. Para la responsable del ministerio de Sanidad, Dawn Primarolo, el 89 por ciento de los abortos se llevan a cabo en el Reino Unido antes de las 13 semanas y el 68 por ciento antes de las 10. «La viabilidad de los bebés nacidos a las 21 semanas es del 0 por ciento y a las 23 sólo del 10 por ciento. No hay motivos entonces para admitir a trámite ninguna enmienda a la ley», matizó. Según un sondeo publicado ayer por el rotativo británico, un 59 por ciento de las mujeres se muestra a favor de modificar el plazo, frente a un 28 por ciento que prefiere que todo siga como hasta ahora. La encuesta refleja que poco menos de la mitad de los hombres y mujeres (48 por ciento) quiere una reducción del tiempo límite a 20 semanas, mientras que el 35 por ciento quiere mantener las 24 semanas actuales. Algunos diputados han propuesto que se dé a las mujeres que desean abortar un plazo suficiente para que puedan reflexionar sobre las consecuencias de la finalización del embarazo y su impacto sobre su salud mental. La propia institución recomienda la actualización de los folletos que se les dan a las pacientes para incluir detalles de los riesgos de depresión. «No puede existir el consentimiento informado de la mujer sin el suministro de información adecuada y apropiada», dice el Real Colegio de Psiquiatras. Varios estudios, como los publicados en la Revista de Psiquiatría y Psicología Infantil en el año 2006, ya hablaban de que el aborto en mujeres jóvenes podía desencadenar riesgos de problemas de salud mental. La controversia sobre la interrupción del embarazo en el Reino Unido está a flor de piel desde principios de este año cuando salió a la luz el caso de una prometedora artista de Cornwall que se había suicidado después de abortar a sus gemelos. Emma Beck, de 30 años, antes de ahorcarse dejó una nota que decía: «Vivir es un infierno para mí. Yo nunca tendría que haber abortado. Habría sido una buena madre. Quiero estar con mis bebés. Ellos me necesitan». Otros estudios finlandeses abundan sobre la relación aborto, y suicidio, y revelan que «las mujeres que abortan tienen seis veces más probabilidades de suicidarse». El estudio está basado en historiales médicos recientes de víctimas de suicidio. Los resultados, publicados en el «British Medical Journal», revelan que «la tasa de suicidios después de un aborto es tres veces mayor que la media y seis veces mayor que la asociada al parto». Dar a luz reduce el riesgo de suicidio en comparación con la población «normal». ForumLibertas.com Los trastornos parecen demasiado evidentes El Royal College of Psychiatrists, la principal organización profesional de psiquiatras del Reino Unido, ha dado un importante giro a sus recomendaciones en torno a la relación entre aborto y salud mental. En 1994, esta institución marcó una línea interpretativa muy clara con su respuesta especializada a una pregunta hecha por Lord Rawlison, en aquel entonces parlamentario de la Cámara de los Comunes. A la cuestión sobre los efectos psíquicos y psico-sociales en las mujeres de la práctica de abortos, el colegio contestó de manera concluyente: "Los riesgos para la salud psíquica de la interrupción de un embarazo en el primer trimestre son mucho menores que los riesgos asociados al hecho de seguir adelante con un embarazo que está perjudicando claramente la salud mental de la madre". Pues bien, el pasado 14 de marzo el colegio dio marcha atrás: el aborto voluntario supone un riesgo importante para la salud mental de las madres y, por tanto, recomienda que se asesore convenientemente sobre estos riesgos a quienes deseen abortar. Las indicaciones que dan bajan a detalles prácticos y recomiendan actualizar la información lo antes posible con la edición de folletos que
incluyan detalles de los riesgos de depresión a raíz de un aborto, pues "no puede haber consentimiento informado -se dice en las conclusiones- si no se suministra una información adecuada y apropiada". Hay que tener en cuenta que la opinión pública inglesa está muy sensibilizada por la cuestión: a principios de este año, se publicaron los detalles de la muerte de Emma Beck, ocurrida en 2007. La joven artista británica de 30 años que había abortado a sus dos gemelos, apareció ahorcada, dejando a sus familiares una conmovedora nota: "La vida es un infierno para mí, yo nunca debería haber abortado, habría sido una buena madre. Quiero estar con mis bebés, necesitan de mí más que nadie". La familia de Beck culpó al estamento médico de no haber informado con acierto a la joven.
El debate está servido El dedo en la llaga La revisión de la doctrina del Real Colegio se enmarca en el contexto de la controversia que ocupa estas semanas los puestos principales de la discusión política británica: la reducción del plazo para abortar de 24 a 20 semanas. Según el Sunday Times, el 59 por ciento de las mujeres apoya esa reducción, y sólo un 28 por ciento está a favor de mantener el límite actual. Para la diputada conservadora Nadine Dorries, el nuevo planteamiento del Colegio de Psiquiatras podría acabar con muchas arbitrariedades: "Que un médico tramite la solicitud de aborto de una mujer, sin darle el apoyo y la información que necesita en ese momento de crisis, me parece casi como un caso de malos tratos". Del mismo parecer es el doctor Peter Saunders, secretario general del Christian Medical Fellowship: "¿Cómo puede un médico justificar ahora un aborto por razones de salud mental (motivo que se invoca para más del 90 por ciento de los 200 mil abortos anuales que se practican en Gran Bretaña), si los psiquiatras mismos dudan que haya pruebas claras de que proseguir el embarazo pueda causar problemas psíquicos?".
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