César querido:
¿Puedes creerlo? Hace ya tres años que te fuiste. Ahora que veo hacia atrás pienso que el tiempo pasó volando, aunque tú y yo sabemos lo largo que se hace cada minuto con dolor en el alma y con el corazón roto.
Como tú sabes bien, la vida no volvió a ser la misma para tu familia
desde que te fuiste. Papá y yo te extrañamos cada día que pasa y
siempre te recordamos con cariño. Tus abuelos, aunque no lo digan,
también te extrañan, y qué decir de tus tíos Rodrigo y Cali.
A todos
nos fue robada la inocencia de golpe el día que te fuiste.
Tus hermanas están contigo y le pido a tu tío Carlos que te cuide.
Me consuela saber que están los cuatro juntos velando por nosotros.
No puedo dejar de pedirte perdón por haberme enojado contigo, tú no hiciste nada malo, al contrario, llenaste nuestra vida de amor y alegría.
Como sabrás, cada día que pasa es más fácil. Ya no duele tu ausencia, aunque siempre se sentirá el vacio que dejaste.
Ahora, papá y yo empezamos una nueva etapa en nuestras vidas sin ustedes: hemos encontrado nuestra nueva normalidad sin ustedes.
Mi niño adorado, sólo quiero decirte este día que te quiero con toda el alma y que siempre te llevo conmigo.
Recibe un beso enorme y un abrazo gigante de tu mamá que ha aprendido tanto de tí.
Te amo.