DIEGO, MI NIÑO, MI TESORO...

Por: Ricardo Vilchis.

Diego llegó al mundo
con propósito definido
dar un mensaje de amor
que fuera bien acogido.

El mensaje era sencillo pues su lenguaje era el de un niño,
tan solo con miradas y llanto nos dijo
que nos amáramos el uno al otro
como El nos había dicho.

Yo creo que solo esperó para ver a su madre,
pues después de todo el viaje lo ameritaba,
ya que cumplida la tarea encomendada
no tenía más a que quedarse moribundo.

Fuiste un valiente mi Diego amado,
pués con solo medio Pulmón luchaste a nuestro lado.

Siempre serás mi Rey, mi ídolo y mi orgullo
pues peleaste como un león por vivir tan solo unos minutos.

Solo un angel como tú pudo haber despertado
una conciencia de amor profundo
y una solidaridad infinita que se manifestó
en mi pequeño mundo.

Creo que fuiste un elegido, un hermoso regalo,
que con solo dos horas de convivencia me hiciste el ser más afortunado.

Mi niño, abrías tus ojos llenos de ternura,
agitabas tus brazos fuertes, pues la enfermedad no te vencía
grande, fuerte y hermoso,
la enfermedad te acabò poco a poco.

Se que nos hablaste, sé que nos amaste
eres increible mi cielo, tu tenacidad es ahora mi ejemplo.

Al escuchar lo que querías, decidiste comenzar tu partida
pues el reino prometido, era por ti ya conocido.

Al morirte mi niño, sentimos
que debíamos ir contigo,
es tan dificil tenerte y luego perderte,
que hasta la razòn perdimos.

Bendito sea Dios y sus designios,
pues la respuesta a un porqué
es para nosotros enunciado
que no podemos entender.

Te vistió tu abuela de amarillo
con un conjunto y blusa blanca
como siempre tan hermoso
que mi orgullo de padre levantaba.

El velorio y el entierro,
hasta hoy son como sueños difusos,
mi corazón se quería ir contigo
mas mi razón lo mantenía en este mundo.

No sé si es el destino o una brujerìa,
lo que sí sé es que mi niño hoy está en brazos de Jesús y de María.

Diego a todos nos dio una lección,
que hay que luchar en la vida con valor,
aunque tus carencias sean tan grandes como si te fallara el corazón.

Mi nene hoy es un angel, lo digo con certeza
pues no cualquier padre puede presumir que su hijo
está al lado de tan celestial princesa.

Te agradezco Madre mìa, Santísima Virgen María
que cuides a mi niño pues solo tú puedes reponerle
el amor inmenso de madre que se quedó aquí en la tierra.

Si te hubieras quedado mi niño, mi mundo
sería diferente, feliz y afortunado por tu presencia
aunque ciego y carente de verdades que solo tú al partir nos revelaste

Me enseñaste más de lo que yo te pude haber enseñado
no cabe duda que soy en verdad afortunado.

Siempre vivirás en nosotros tus padres terrenales
pues contigo ahora en el cielo
me toca a mí responder a tus demandas.

Bien me dijeron que él no era de este mundo
bajò a besar a sus padres, les sonrió
los hizo sentir dichosos y regresó.

Te recordaremos hijo mío como
lo que fuiste en esencia,
fruto de amor puro y verdadero
que se concretò con tu sola presencia.

Nos diste tanto que nos sentimos satisfechos
tal vez no éramos dignos de tan bello regalo
aunque la Fé no perdemos en volver a gozar de tan grande milagro.

Nos volveremos a ver, de eso puedo estar seguro
si cierro mis ojos estàs
si me muero me recibirás
bendito seas hijo, por haberme hecho sentir el padre mas amado.

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