NICOLÁS CÓCARO

 

ADIOS AL ABUELO CAMPESINO

 

Se duerme bajo el sol de la llanura

el cuerpo del abuelo campesino,

y el mugir del ganado en el camino

se arrima a su morada con ternura.

 

Arriba, en el ciprés el mismo trino

de la calandria a veces le murmura

que lo eterno de Dios no tiene altura

si al corazón le toca el son divino.

 

Y la tierra, esa tierra que lo viera

con el canto del gallo mañanero,

ya en juglar, ya en raíz de ganadero,

 

lo vuelve a su quietud esperanzada,

mientras el cuerpo yace en la madera,

mientras el alma vuela enamorada.

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