DEL ADMIRABLE PESCADOR | |
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Perdido manantial, llanto sonoro dilapidado ayer en la ribera de la tribulación, ¡quién me dijera que pesarías en balanza de oro!
Rumbo de hiel que todavía lloro, crucero sin honor y sin bandera, ¡quién me diría que a la primavera del cielo caminaba tu decoro!
Y cuando recelosa y desvelada, puesta en su mismo llanto la mirada, mi soledad entre dos noches iba,
¡quién le dijera, para su consuelo, que abajo estaba el pez en el anzuelo y el admirable Pescador arriba!
Leopoldo Marechal Sonetos a Sophia y otros poemas, 1940 Primer Premio Nacional de Poesía |