Colchón de fique es tu suela, trenza negra tus cordones,
que se abrazan al tobillo para aguantar los jalones
del rudo pié campesino forjador de estas regiones.

Cubres las callosas plantas de los piés de los arrieros,
encabezando la lista de sus fieles compañeros:
primero las alpargatas, luego el tiple y la mulera,
el zurriago y el machete y pa’completar la hoguera,
donde siempre has alcanzado también sitio de primera.

Cansadas por el trabajo, cubiertas de tierra buena,
te cuelgan de un clavo viejo al terminar la faena.

Volverás a tus labores al despertar la alborada,
te sentirás orgullosa de cumplir otra jornada,
llevando a tu campesino por senderos y cañadas.

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