Evoqué el poema de tus alegrías
tus besos que fueron divino manjar,
y allá en los jardines que tanto quería
las rosas lloraron al verme llorar.

Me acerqué a la alcoba donde tú dormías
y en una de aquellas paredes sombrías
encontré clavada, como una ilusión,
una medallita que apenas se toca,
era tuya, la besó mi boca,
y en alas del beso se fue el corazón.

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