A CRISTO CRUCIFICADO

Impotente es, Jesús, la lengua humana 
para expresar en tono merecido 
el triunfo que en la tumba has obtenido 
recobrando tu vida soberana.

La muerte contempló su presa, ufana; 
mas luego vio su reino subvertido, 
porque no fue en sus lazos retenido 
Aquel de quien la vida toda mana.

Morir en cruz y sojuzgar la muerte, 
que fue reina de todos tan temida, 
sólo tú lo pudiste, oh Cristo fuerte.

Su poder ya al creyente no intimida, 
porque seguro está de poseerte, 
y sabe que en ti tiene eterna vida.

Carlos Araujo