A DIOS
No hay más que tú: la tierra, el firmamento,
el sol que en anchos mares reverbera,
son, como el hombre y la creación entera,
ráfagas fugitivas de tu aliento.
De la nada, se alzaron a tu acento
mil mundos, y publicando en su carrera
que otros mil y otros mil formar pudiera
una palabra tuya, un pensamiento.
Doquier, contemplo tu insondable ciencia,
velada en majestad y en amor puro,
dando esperanzas al mortal proscrito,
y me pasma que abrace tu existencia
lo que fue, lo presente, lo futuro,
y aún más allá.., lo eterno, lo infinito.
Francisco Rodríguez Zapata