A JESÚS CRUCIFICADO

A Vos corriendo voy, brazos sagrados,
en la cruz sacrosanta descubiertos,
que para recibirme estáis abiertos,
y por no castigarme estáis clavados.

A Vos, ojos divinos, eclipsados,
de tanta sangre y lágrimas cubiertos,
que para perdonarme estáis despiertos,
y por no confundirme estáis cerrados.

A Vos, clavados pies para no huirme;
a Vos, cabeza baja por llamarme;
a Vos, sangre vertida para ungirme,

a Vos, costado abierto, quiero unirme;
a Vos, clavos preciosos, quiero atarme
con ligadura dulce, estable y firme.

Manuel de Noriega