¡ADELANTE! ¡SIEMPRE ADELANTE!

No importa que esté lleno de asperezas 
el camino que tienes escogido, 
ni que muchos en el hayan caído 
bajo el peso fatal de sus flaquezas.

No importa que te acechen las fierezas 
del irredento querubín caído, 
ni que el odio del pueblo corrompido, 
muerto arrastre tu cuerpo en sus malezas.

Cristo te ha ungido caballero andante 
para que en este mundo agonizante 
sucio de mal y enfermo de pecado,

te yergas predicando hora tras hora 
la divina Palabra redentora 
por la cual tú también fuiste salvado.

Eugenio P. Bergara: