AL MIRAR AQUEL ÁRBOL

Al mirar aquel árbol que carcome el gusano,
he pensado en el árbol de mi vida, Señor...
¿Por qué si ha florecido ha sido siempre en vano?
¿Por qué si ha dado fruto le ha faltado el sabor?

Sobre sus brazos tensos en actitud de ruego,
de muchas otoñadas se ha vaciado el crisol.
¿Es por eso que muere. . . o es que le falta riego,
o bien no ha recibido las caricias del sol?

Al mirar aquel árbol que carcome el gusano,
he sentido una puñalada, Señor..
¡Oh el dolor de saber que se ha vivido en vano,
de no haber dado frutos de exquisito sabor!

Señor, arranca mi árbol de este sitio de muerte
y plántalo en aquel de abundancia y frescor,
que bañándose en tus aguas su raíz, se hará fuerte
y ya no habrá otro árbol que dé un fruto mejor...

Tomás Santander Pereyra