ANSIEDAD DEL CAMINANTE

Dime, Señor, ¿muy lejos se encuentra todavía 
la ciudad que yo busco? Dime, dime, Señor, 
¿en qué parte se encuentra? ¿Sigo la misma vía 
o me voy apartando de aquel sitio de amor?

El cansancio me abate... Señor, heme aquí en medio
de un árido desierto sin poderme orientar; 
guíame tú y quita de mi alma este gran tedio 
o me muero abrumado de un intenso pesar.

Es larga ya, es larga la jornada... El guijarro 
cada día me causa un más hondo dolor. 
¿Cuándo, Señor, ya libre de esta cárcel de barro 
podrá tender el vuelo la paloma interior?

Acude en mi socorro: de esta mi noche interna 
ahuyenta las tinieblas... Tengo sed, a beber 
dame del agua viva de la pureza eterna 
y haz que un nuevo triunfo logre, por ti, obtener.

Tomás Santander