CARTA A PAPÁ

Estimado Papá:

Te escribo esta Carta Especial para este día. Encontrarás algunos pensamientos; espero que 
sean de gran bendición para ti y tu familia.

Hace unas semanas se festejó el "Día de las Madres "; hoy, "Día del Padre ", quiero darte 
méritos, papá, porque tú también desempeñas un papel muy importante en el hogar. El hogar es 
una institución proveniente de Dios, por lo tanto debe existir en él amor, respeto y 
comprensión.

Papá, eres el responsable de los tesoros del hogar, y por tu gran afecto fervoroso y 
consagrado, unes a los miembros de la familia con los lazos más resistentes. Como esposo y 
padre, eres cabeza de familia, legislador y sacerdote.

Tu esposa busca en ti amor, simpatía y ayuda para la educación de los hijos; los hijos 
buscan sostén y dirección; por esto es, papá, que debes ser dirigido por el amor y el temor 
de Dios. Como legislador, tu conducta ilustra varias virtudes: energía, integridad, 
honradez, paciencia, valor y diligencia, para infundir en tus hijos principios justos, 
desarrollando en ellos un carácter puro y virtuoso.

Como sacerdote, debes conducir y alentar a tus hijos a rendir obediencia a Dios. Recuerda 
papá: "Instruye al niño en su carrera, y aun cuando fuere viejo, no se apartará de ella". 
¡Qué halagador es que los hijos -cuando mayores- vengan a los padres para buscar consejo y 
dirección.

Ya que el supremo Creador te ha conferido el sagrado privilegio de darte un hijo, haz que 
ese hijo hasta los diez años te admire, hasta los veinte años te ame, y hasta la muerte te 
respete. Sé para ese hijo hasta los diez años su padre; hasta los veinte años su maestro; y 
hasta la muerte su amigo.

Si piensas que tu hijo es la esperanza de la paz, no lo induzcas a la guerra. Si dices que 
es la promesa del bien, no le confíes el mal. Si crees que es la luz de tus ojos, no lo 
abandones a las tinieblas.

No le des solamente la fiesta de tu cariño; necesita que también lo eduques con amor. No le 
des solamente pan y juguetes; dale sanos consejos y palabras buenas. Tu hijo no es un adorno 
en tu camino; es alguien que Dios te confió.

Enséñale el trabajo y la humildad, el sacrificio y el perdón. Oriéntalo para que sea bueno y 
justo. Corrígelo mientras es tiempo. Ayúdalo hoy, para que mañana no te haga llorar.

Como el sol que alumbra y calienta la tierra, así, querido papá, debes prodigar tibieza y 
ternura en tu hogar, y que la luz que irradies pueda alumbrar a los que te rodean y te aman.

Que Dios te bendiga en tu día y siempre.