COMO ESA FUENTE

Señor, yo quiero ser como esa fuente 
que pusiste en la hondura, recatada 
de los vanos ruidos de la senda... 
¡Quítame todo lo engañoso, y dame 
el inefable don de la divina simplicidad!

Vivir desconocido, 
en oculta quietud. Ser la limpieza 
casta y prístina, ser ha mansedumbre 
y ser la claridad...
¡Hundirse en una 
suspensión amorosa, en un arrobo 
tan diáfano y tan hondo, que abajemos 
el cielo al contemplarlo, y lo sintamos 
nuestro, en ha pura intimidad del alma!

Ser una dádiva 
perenne, y derramada, y jubilosa, 
y una consolación inacabable 
para la sed de todos los sedientos.

Y cantar, cantar siempre -bajo el alba
o entre la noche, por amables sendas
o por ríspidos cauces agresivos-,
una canción divinamente dulce...

¡Señor, yo quiero ser como esa fuente!...

-Alfonso Junco