CONSAGRACIÓN

Tuvo soy. mi Señor; tuya es mi vida.
Mi carne es débil, pero tú eres fuerte.
Ayúdame a vencer, llevando asida
mi mano de la tuya hasta la muerte.

Que no cieguen mi alma los placeres 
del mundo engañador; que mi deseo 
sea sólo el querer lo que tú quieras. 
Sólo en ti confiare; sólo en ti creo.

Atrás quedan los pastos tentadores 
con que engañó a la oveja descarriada 
el mundo, en sus halagos seductores; 
fuera de ti. Señor, no quiero nada.

Limpia mi corazón de sus maldades. 
borra el dolor de mis iniquidades. 
Ayúdame, Señor, quiero ser bueno.

Huya de mí la sombra del pecado, 
y como a Juan, tu siervo bien amado, 
déjame reclinar sobre tu seno.

Autor Anónimo