DIOS HA DE SER TAN NUESTRO

Dios ha de ser tan nuestro, 
que el alma estremecida 
con su presencia ardiente 
se incendie y resplandezca; 
Dios ha de ser tan nuestro, 
de modo que la vida 
de milagro divino 
se sature y florezca.

Dios ha de ser tan nuestro 
que nada pueda nunca 
robarnos la alegría; 
Dios ha de ser tan nuestro, 
que el alma alborozada 
con salmos y aleluyas 
despierte cada día...

Francisco E. Estrello