EL CANTO DEL SEMBRADOR

¡Dios quiera que así sea!, que todos mis hermanos 
aúnen sus esfuerzos y empiecen a sembrar. 
Si hay que olvidar rencores, tendámonos las manos, 
para todos se anuncia ya un nuevo despertar.

¿Qué importan las fatigas? Somos fuertes y sanos. 
Hora es de que marchemos, preciso es comenzar. 
Mañana será tarde. Serán esfuerzos vanos 
nuestras benditas siembras que hoy pueden germinar.

Marchemos, sembradores, a roturar la tierra 
y todo cuanto el alma sublime encierra 
sembremos sin reparos, con alma y corazón.

¡Hay mucho suelo virgen donde sembrar amores! 
Como buenos labriegos, ¡seguemos los rencores, 
y demos a los hombres simientes de razón!

Julio Ismael Rocha