EL GRAN MENSAJE

Cubrióse con su manto de tinieblas,
sus alas azuladas extendió,
y el ángel de la noche, silencioso, 
hacia Bethlehem voló.

Ovejas y pastores, recibiendo 
del huir de sus alas el rumor, 
corrieron presurosos al aprisco 
y el campo se durmió...

Sólo quedó velando en su cabaña, 
junto al hogar, uno que otro pastor; 
en el cielo, sus lámparas de plata; 
en la tierra, el dolor.

De pronto, en el silencio de la noche 
resonaron los ecos de un cantar, 
brilló una luz, y el campo fue inundado 
por dulce claridad.

Dejaron los pastores sus cabañas, 
temblando, y deseando descifrar 
el enigma de la canción que oían; 
de la luz que venía, la verdad.

Un rápido batir de blancas alas, 
ante ellos un ser deslumbrador, 
y una voz que decía a sus oídos; 
"Os ha nacido hoy un Salvador.

"En Belén lo hallaréis; id prestamente, 
no temáis: soy el ángel del Señor... 
Mi mensaje es: ¡Paz en la tierra 
y salud para el pobre pecador!..."

Corrieron a Belén. El eco entonces 
el mensaje del ángel recogió, 
y de un monte a otro monte, valle, siglo, 
veloz lo transmitió.

Los que lloráis, los que gemís, los pobres, 
los esclavos del mal, ¿no oís su voz? 
La voz del eco de los siglos dice:
"Os ha nacido hoy un Salvador".

Autor Anónimo