EL PORTAL
Dejó su casa del cielo
para venir a buscar
la que aquí le negaría
nuestra dura ceguedad;
pero ya tiene refugio
en este oscuro portal
donde su amor nos ofrece
su dulce hospitalidad.
Aquí, junto a Dios sin casa
nuestra casa eterna está.
Ni tu maldad ni la mía
lo quisieron escuchar
cuando sus pasos cansados
iban de umbral en umbral;
pero ya tiene reposo
en este humilde portal
donde su amor infinito
siempre nos hará lugar.
Tú le cerraste las puertas
y yo mi pecho tenaz
aquella noche bendita
en que nos vino a llamar;
pero ya tiene descanso
en este pobre portal
donde su amor nos espera
con su perdón y su paz.
Mi ser sin entendimiento
y el tuyo sin voluntad
le negaron en el tiempo
morada donde morar;
pero ya tiene su asilo
en este santo portal
donde hallaremos albergue
por toda la eternidad.
Aquí, junto a Dios sin casa
nuestra casa eterna está.
Francisco Luis Bernárdez