EL SANTO DOLOR
(Fragmento)
Aunque el dolor tu pecho
con ruda mano sin piedad destroce;
sufre sin que a tus ojos
las indiscretas lágrimas asomen.
El alma se engrandece
en medio de la lucha y los dolores,
igual que la pupila
se dilata en las sombras de la noche.
Es preciso que el cielo
se cubra de plomizos nubarrones,
y que del mar las olas
el huracán encrespe y alborote.
Es preciso que al alma
hiera el dolor, que, al recibir el golpe
prueba que es barro, al deshacerse, el barro,
y prueba que es bronce, al resonar, el bronce.
Manuel de Sandoval