EL HOGAR CRISTIANO

¡Hogar, sublime hogar! Cuan dulce suena el 
nombre del cálido refugio de paternal cariño, 
donde comienza el paso efímero del hombre, 
donde vuelve los ojos nostálgicos el niño.

Cantera de la vida que forja los cimientos 
humanos y sociales del mundo del futuro, 
crisol donde se fraguan los nobles sentimientos 
y nido incubador de pensamientos puros.

Brindemos al hogar la estima que merece, 
que Cristo sea en su seno el centro de la vida 
para que los pequeños que en su regazo crecen 
recuerden con agrado su infancia bendecida.

¡Hagamos del hogar la lámpara que alumbre 
con luz de Dios viviente el mundo en que existimos, 
que sea fuego el hogar y queme con su lumbre 
el odio y la maldad del siglo en que vivimos!

Luis Bernal Lumpuy