GRACIA DE UN AMANTE DIOS

Hay quien murmura y gime al ver subir 
desde un claro horizonte despejado 
una insignificante nube oscura, 
que su plácido cielo ha de cruzar; 
mientras otros aprecian con amor 
el menor rayo de luz compasiva 
con que la gracia de un amante Dios 
se digne estriar su noche permanente.

Autor Anónimo